9 de febrero de 2012

Cedazos, cribas y panderos. 'Peneireiros' de Ourense


Reproduzco más abajo un breve reportaje-entrevista de 1954 titulado ‘El pineirero’. El título es un híbrido entre castellano y gallego de Ourense de la palabra gallega ‘peneireiro’, que no es otra cosa que cedacero, un fabricante de cedazos o tamices –peneiras- usados para separar la harina del salvado.

El protagonista del reportaje, Antonio Álvarez Carballo, fabricaba otros dos tipos de instrumentos: cribas destinadas a cerner no la harina sino el grano; y panderos y panderetas, no hace falta decir para qué. Cedazos, cribas y panderos se confeccionan con procedimientos semejantes: a un aro de madera se le acopla una malla de tela, o de alambre, o de cuero agujereado con el fin de tamizar harinas y granos, o bien se le ajusta un pedazo de cuero entero para crear sonido.

Aquí tenemos una foto con los distintos útiles fabricados por uno de los ya escasos peneireiros en activo. Procede de un libro bien escrito y muy ilustrado que he utilizado en otras ocasiones, Ourense Etnográfico (1998, Deputación de Ourense).


Acá el artesano en acción, Xerardo Belmonte, del lugar de Chaodarcas (Pereiro de Aguiar), a 10 kilómetros de la ciudad de Ourense. Año 1997.


Un breve texto del libro nos explica en qué consiste el oficio. Como puede apreciarse, los cedazos también eran usados por los pirotécnicos para manipular sus explosivos. Son las peneiras de fogueteiro.



Y a continuación, el reportaje anunciado, firmado por F. Álvarez Alonso en 1954.

1954
Tras aclarar cómo se fabricaban cedazos, cribas y panderos, que vendía de feria en feria, nuestro peneireiro de 1954 afirmaba que su negocio iba a menos. Que se vendían menos cedazos porque “cada día son, también, más abundantes los molinos que ciernen mecánicamente. De ahí que las ferias donde más pineiras se vendan sean las de Ribadavia y Carballino, porque tanto en una comarca como en la otra apenas hay grandes molineras.

Y que otro tanto sucedía con la venta de panderos. “También está en crisis. Parece mentira que en Galicia ocurra eso. (...) La causa es, únicamente, la abundancia de salones de baile a base de música moderna. A la gente ya no le interesa el pandero.

Cambios en las técnicas y cambios en los gustos menguaban la demanda de cedazos y panderos. Un tema clásico.

Bien, pues sucede que este artesano entrevistado en 1954 era natural del lugar de Ordelles justo al lado de Chaodarcas, en la misma parroquia que el de la foto de arriba, Xerardo Belmonte. ¿Una casualidad?. No, y veremos por qué.

Estamos ante un oficio antiguo, el de los artesanos rurales que eran al mismo tiempo pequeños labradores y que se encargaban, además, de la venta ambulante de sus productos. Los cedaceros trabajaban durante el invierno en sus tareas manufactureras y al llegar la primavera se iban por los pueblos y las ferias a venderlos. Cultivar la tierra, elaborar manufacturas y llevarlas al mercado, todo en uno, era muy habitual en tiempos pasados. Justo lo contrario de la ‘división del trabajo’ que tanto había elogiado Adam Smith.

Y era también habitual la existencia de comarcas especializadas en ciertos oficios, cuyas habilidades se transmitían de generación en generación. La comarca de nuestros protagonistas estaba muy próxima a Ourense capital, a 10-20 kms por la ruta hacia Castilla, en los municipios de Pereiro de Aguiar y Esgos. Aquí ofrezco un mapa en el que he resaltado las localidades que aparecen en esta historia.

Mapa de la comarca de Aguiar y Esgos (Ourense)

Gracias al Catastro de Ensenada, una mina de información de mediados del siglo XVIII, podemos conocer si hace 260 años existían o no peneireiros en la zona. Y he comprobado que sólo son citados en un caso, el de la cercana feligresía de San Miguel de Ramil (Xunqueira de Espadañedo), donde ocho de sus vecinos eran definidos como ‘labradores cedaceros’. Muy cerca del núcleo cerámico de Niñodaguia [Nido del Águila], consumidor de cedazos.

1752, Lista de 'labradores cedaceros' de Ramil (Xunqueira de Espadañedo)

Mucho más abundantes en la comarca eran los sogueros o cordeleros –fabricantes de sogas y cuerdas-, otro oficio manufacturero y ambulante. Los lugares de origen de los dos artesanos de nuestra historia pertenecían a la parroquia de San Ciprián de Covas, y al examinar la lista de oficios nos llevamos una pequeña sorpresa porque el primero de la lista se llamaba ... Andrés Belmonte, con domicilio en Chaodarcas.

1752, Lista de 'sogueros' de Covas (Pereiro de Aguiar)

Sogueros ô Cordeleros. Andres Belmonte, Gregorio Pérez hijo de Antonio, Santiago Conde hijo de Lorenzo, y Pedro Gómez, vecinos de la aldea de Chao de Arcos (...)”. A estos sogueros de Chaodarcas se sumaban otros cuatro más en la “aldea de Ordelles”.

¿Será este Andrés Belmonte un antepasado del Xerardo Belmonte cuya foto vimos más arriba?. Juraría que sí. Belmonte –bonito apellido, bello monte- es un topónimo con presencia en Asturias y Cuenca del que procede el apellido; pero los Belmonte de Ourense, que son muy pocos, tuvieron su origen en una pequeña aldea del mismo nombre que se halla a escasos 20 kms de distancia de Chaodarcas.

Así que los antepasados de nuestros peneireiros del siglo XX eran ya artesanos rurales ambulantes dos o tres siglos antes. Y por los motivos que fuese, sus descendientes pasaron de las sogas y los cordeles a los cedazos y los panderos. Un ejemplo de perseverancia en el oficio que no deja de ser sorprendente.

Seguir la pista a los peneireiros me deparó otras sorpresas. La primera cuando busqué los distintos significados de la palabra peneireiro en los diccionarios de gallego. Salió lo que ya esperaba, claro: ‘cedacero’, ‘el que fabrica peneiras’, ‘el que hace cedazos o los vende’. Pero también cosas curiosas.

Porque ‘peneireiro’ es el nombre que se da en gallego a un pájaro: “También se llama así a un milano que a veces se queda fijo en el aire sacudiendo las alas, como se mueve el que está peneirando”. ¿Y cómo se llama en español?. Pues cernícalo, mira por dónde, también en alusión al movimiento de vaivén que se realiza al cerner. Y, efectivamente, buscando en las imágenes de Google la palabra peneireiro, nos aparece esto:

'Peneireiros' o cernícalos, Google Imágenes

Pero me resultó todavía más gracioso, porque no tenía idea de ello, que se llamase peneireiro a

(1) “El aragán que tiene la vida ganada, el que no tiene ansia ni necesidad de travajar, que anda a la sopa boba, etc.”
(2) “La persona, tan a cuerpo libre, que puede moverse a un lado y otro con toda facilidad, lo mismo que un tamiz”
(3) “Persona que se peneira contoneándose y moviendo afectadamente las caderas y el cuerpo al andar o bailar”
(4) “El peneireiro tiénese entre el vulgo por hombre afeminado, sin duda porque la tarea de peneirar es propia de mujeres más bien; y así el dicho popular: sete xastres fan un home; sete peneireiros, non [siete sastres hacen un hombre; siete cedaceros, no].

La otra sorpresa fue más de novela o de película porque sucede que el más famoso asesino en serie –como se diría hoy- de Galicia era precisamente natural de la aldea de Regueiro en Esgos y se supuso en un principio que su oficio era el de ... ‘peneireiro’. ¡Vaya por Dios!. El criminal se llamaba Manuel Blanco Romasanta, que ya tiene gracia este segundo apellido, muy habitual en su localidad natal, y fue acusado de nueve asesinatos cometidos entre 1846 y 1851.

El escritor ourensano Vicente Risco dedicó al caso su discurso de incorporación a la Real Academia Gallega (1929), y decía de Romasanta que “Con seguranza que foi xa de pequeno cando deprendeu a facer cordas e peneiras, que é un traballo que s’adoita n-aquela terra [de Esgos], ond’os homes son cordeiros e peneireiros, como en Nogueira de Ramuin paragüeiros, ...” [Seguro que fue ya de pequeño cuando aprendió a hacer cuerdas y cedazos, que es un trabajo típico en aquella tierra, donde los hombres son cordeleros y cedaceros, al igual que en Nogueira de Ramuín son paragüeros].

Las andanzas de Romasanta alcanzaron gran eco porque se creía que mataba a sus víctimas para extraerles la grasa, grasa que luego vendía en Portugal para fabricar jabón. De ahí que recibiese los sobrenombres de ‘sacamanteigas’ y ‘home do unto’ [sacamantecas y hombre del sebo]. Y como Romasanta alegó ante los tribunales que su comportamiento se debía a un maleficio que lo convertía en lobo, pues también le quedó el apodo de hombre lobo o como se dice en Galicia ‘lobishome’.

En 2004 se estrenó una película inspirada en las peripecias del personaje titulada –como no- Romasanta, la caza de la bestia. No la he visto pero sí he encontrado detalles de su vida en una exhaustiva investigación realizada por Xosé Domínguez, quien demuestra que no había sido cedacero ni soguero, sino sastre y después vendedor ambulante. Y, atención, nuestro asesino en serie medía 1,37 centímetros y en su partida de bautismo figura inscrito ... ¡como mujer, con el nombre de Manuela!. Una bestia muy peculiar.

En fin, las vueltas que dan las cosas. ¡Cómo iba yo a imaginar que un sencillo artesano me acabaría conduciendo al bonito cernícalo y al terrible sacamantecas, pequeño pero matón!.

No hay comentarios:

Publicar un comentario