Reproduzco más abajo un breve
reportaje-entrevista de 1954 titulado ‘El pineirero’. El título es un híbrido
entre castellano y gallego de Ourense de la palabra gallega ‘peneireiro’, que no es
otra cosa que cedacero, un fabricante de cedazos o tamices –peneiras- usados para
separar la harina del salvado.
El protagonista del reportaje,
Antonio Álvarez Carballo, fabricaba otros dos tipos de instrumentos: cribas
destinadas a cerner no la harina sino el grano; y panderos y panderetas, no
hace falta decir para qué. Cedazos, cribas y panderos se confeccionan con
procedimientos semejantes: a un aro de madera se le acopla una malla de tela, o
de alambre, o de cuero agujereado con el fin de tamizar harinas y granos, o bien
se le ajusta un pedazo de cuero entero para crear sonido.
Aquí tenemos una foto con los
distintos útiles fabricados por uno de los ya escasos peneireiros en activo. Procede de un libro bien
escrito y muy ilustrado que he utilizado en otras ocasiones, Ourense
Etnográfico (1998, Deputación de Ourense).
Acá el artesano en acción,
Xerardo Belmonte, del lugar de Chaodarcas (Pereiro de Aguiar), a 10 kilómetros
de la ciudad de Ourense. Año 1997.
Un breve texto del libro nos
explica en qué consiste el oficio. Como puede apreciarse, los cedazos también eran
usados por los pirotécnicos para manipular sus explosivos. Son las peneiras de fogueteiro.
Y a continuación, el reportaje anunciado,
firmado por F. Álvarez Alonso en 1954.
1954 |
Tras aclarar cómo se fabricaban
cedazos, cribas y panderos, que vendía de feria en feria, nuestro peneireiro de
1954 afirmaba que su negocio iba a menos. Que se vendían menos cedazos porque
“cada día son, también, más abundantes los molinos que ciernen mecánicamente.
De ahí que las ferias donde más pineiras se vendan sean las de Ribadavia y
Carballino, porque tanto en una comarca como en la otra apenas hay grandes
molineras.”
Y que otro tanto sucedía con la
venta de panderos. “También está en crisis. Parece mentira que en Galicia
ocurra eso. (...) La causa es, únicamente, la abundancia de salones de baile a
base de música moderna. A la gente ya no le interesa el pandero.”
Cambios en las técnicas y cambios
en los gustos menguaban la demanda de cedazos y panderos. Un tema clásico.
Bien, pues sucede que este artesano
entrevistado en 1954 era natural del lugar de Ordelles justo al lado de
Chaodarcas, en la misma parroquia que el de la foto de arriba, Xerardo
Belmonte. ¿Una casualidad?. No, y veremos por qué.
Estamos ante un oficio antiguo,
el de los artesanos rurales que eran al mismo tiempo pequeños labradores y que
se encargaban, además, de la venta ambulante de sus productos. Los cedaceros
trabajaban durante el invierno en sus tareas manufactureras y al llegar la
primavera se iban por los pueblos y las ferias a venderlos. Cultivar la tierra,
elaborar manufacturas y llevarlas al mercado, todo en uno, era muy habitual en
tiempos pasados. Justo lo contrario de la ‘división del trabajo’ que tanto había
elogiado Adam Smith.
Y era también habitual la
existencia de comarcas especializadas en ciertos oficios, cuyas habilidades se
transmitían de generación en generación. La comarca de nuestros protagonistas estaba
muy próxima a Ourense capital, a 10-20 kms por la ruta hacia Castilla, en los
municipios de Pereiro de Aguiar y Esgos. Aquí ofrezco un mapa en el que he resaltado las localidades que aparecen en esta historia.
Gracias al Catastro de Ensenada,
una mina de información de mediados del siglo XVIII, podemos conocer si hace
260 años existían o no peneireiros en la zona. Y he comprobado que sólo son citados en un caso, el
de la cercana feligresía de San Miguel de Ramil (Xunqueira de Espadañedo),
donde ocho de sus vecinos eran definidos como ‘labradores cedaceros’. Muy cerca del núcleo cerámico de Niñodaguia [Nido del Águila],
consumidor de cedazos.
1752, Lista de 'labradores cedaceros' de Ramil (Xunqueira de Espadañedo) |
Mucho más abundantes en la comarca eran los
sogueros o cordeleros –fabricantes de sogas y cuerdas-, otro oficio
manufacturero y ambulante. Los lugares de origen de los dos artesanos de
nuestra historia pertenecían a la parroquia de San Ciprián de Covas, y al
examinar la lista de oficios nos llevamos una pequeña sorpresa porque el primero de la lista se llamaba
... Andrés Belmonte, con domicilio en Chaodarcas.
1752, Lista de 'sogueros' de Covas (Pereiro de Aguiar) |
“Sogueros ô Cordeleros. Andres
Belmonte, Gregorio Pérez hijo de Antonio, Santiago Conde hijo de Lorenzo, y
Pedro Gómez, vecinos de la aldea de Chao de Arcos (...)”. A estos sogueros de
Chaodarcas se sumaban otros cuatro más en la “aldea de Ordelles”.
¿Será este Andrés Belmonte un antepasado del Xerardo Belmonte cuya foto vimos más arriba?. Juraría que sí. Belmonte –bonito apellido,
bello monte- es un topónimo con presencia en Asturias y Cuenca del que procede
el apellido; pero los Belmonte de Ourense, que son muy pocos, tuvieron su origen en una pequeña aldea del mismo nombre que se halla a escasos
20 kms de distancia de Chaodarcas.
Así que los antepasados de nuestros peneireiros del siglo XX eran ya artesanos rurales ambulantes dos o tres siglos antes. Y por los motivos que fuese, sus descendientes pasaron de las sogas y los cordeles a los cedazos y los panderos. Un ejemplo de perseverancia en el oficio que no deja de ser sorprendente.
Así que los antepasados de nuestros peneireiros del siglo XX eran ya artesanos rurales ambulantes dos o tres siglos antes. Y por los motivos que fuese, sus descendientes pasaron de las sogas y los cordeles a los cedazos y los panderos. Un ejemplo de perseverancia en el oficio que no deja de ser sorprendente.
Seguir la pista a los peneireiros
me deparó otras sorpresas. La primera cuando busqué los distintos significados
de la palabra peneireiro en los diccionarios de gallego. Salió lo que
ya esperaba, claro: ‘cedacero’, ‘el que fabrica peneiras’, ‘el que hace cedazos
o los vende’. Pero también cosas curiosas.
Porque ‘peneireiro’ es el nombre que
se da en gallego a un pájaro: “También se llama así a un milano que a veces se
queda fijo en el aire sacudiendo las alas, como se mueve el que está peneirando”. ¿Y cómo se llama en
español?. Pues cernícalo, mira por dónde, también en alusión al movimiento de
vaivén que se realiza al cerner. Y,
efectivamente, buscando en las imágenes de Google la palabra peneireiro, nos aparece
esto:
'Peneireiros' o cernícalos, Google Imágenes |
Pero me resultó todavía más
gracioso, porque no tenía idea de ello, que se llamase peneireiro a
(1) “El aragán que tiene la vida
ganada, el que no tiene ansia ni necesidad de travajar, que anda a la sopa
boba, etc.”
(2) “La persona, tan a cuerpo
libre, que puede moverse a un lado y otro con toda facilidad, lo mismo que un
tamiz”
(3) “Persona que se peneira
contoneándose y moviendo afectadamente las caderas y el cuerpo al andar o
bailar”
(4) “El peneireiro tiénese entre el vulgo por hombre afeminado, sin duda
porque la tarea de peneirar es propia
de mujeres más bien; y así el dicho popular: sete xastres fan un home; sete
peneireiros, non [siete sastres
hacen un hombre; siete cedaceros, no].
La otra sorpresa fue más de
novela o de película porque sucede que el más famoso asesino en serie –como se
diría hoy- de Galicia era precisamente natural de la aldea de Regueiro en Esgos y se supuso en un
principio que su oficio era el de ... ‘peneireiro’. ¡Vaya por Dios!. El criminal
se llamaba Manuel Blanco Romasanta, que ya tiene gracia este segundo apellido,
muy habitual en su localidad natal, y fue acusado de nueve asesinatos cometidos
entre 1846 y 1851.
El escritor ourensano Vicente
Risco dedicó al caso su discurso de incorporación a la Real Academia Gallega (1929),
y decía de Romasanta que “Con seguranza que foi xa de pequeno cando deprendeu a
facer cordas e peneiras, que é un traballo que s’adoita n-aquela terra [de
Esgos], ond’os homes son cordeiros e peneireiros, como en Nogueira de Ramuin
paragüeiros, ...” [Seguro que fue ya de pequeño cuando aprendió a hacer cuerdas
y cedazos, que es un trabajo típico en aquella tierra, donde los hombres son
cordeleros y cedaceros, al igual que en Nogueira de Ramuín son paragüeros].
Las andanzas de Romasanta alcanzaron
gran eco porque se creía que mataba a sus víctimas para extraerles la grasa,
grasa que luego vendía en Portugal para fabricar jabón. De ahí que recibiese
los sobrenombres de ‘sacamanteigas’ y ‘home do unto’ [sacamantecas y hombre del
sebo]. Y como Romasanta alegó ante los tribunales que su comportamiento se
debía a un maleficio que lo convertía en lobo, pues también le quedó el apodo
de hombre lobo o como se dice en Galicia ‘lobishome’.
En 2004 se estrenó una película inspirada
en las peripecias del personaje titulada –como no- Romasanta, la caza de la bestia.
No la he visto pero sí he encontrado detalles de su vida en una exhaustiva investigación
realizada por Xosé Domínguez,
quien demuestra que no había sido cedacero ni soguero, sino sastre y después
vendedor ambulante. Y, atención, nuestro asesino en serie medía 1,37
centímetros y en su partida de bautismo figura inscrito ... ¡como mujer, con el
nombre de Manuela!. Una bestia muy peculiar.
En fin, las vueltas que dan las
cosas. ¡Cómo iba yo a imaginar que un sencillo artesano me acabaría conduciendo
al bonito cernícalo y al terrible sacamantecas, pequeño pero matón!.
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