30 de mayo de 2012

24 de mayo de 2012

AgroLance. Galicia Enxebre

1970s. Mondoñedo, O Rei das Tartas (El Rey de las Tartas)

1970s. Redondela, Restaurante El Canario

19 de mayo de 2012

AgroLance. Coñac Do-Meu e Tira Pra Diante

1917    [Traducción: Coñac Del Mío]

1909    [Traducción: Tira Hacia Delante]

11 de mayo de 2012

AgroLance. Cesta y 'cesteiro' de O Ribeiro

 




Fotos de O Ribeiro: o viño da cultura, a cultura do viño (2001)

"Los CESTEIROS suelen recorrer nuestras aldeas por temporadas, anunciándose con el siguiente pregón: ¡Cooompoñer ceeestas!, y los chiquillos les replican en burla, imitando el mismo sonsonete: ¡Buuurros e beeestas!."

Eladio Rodríguez González (1958-1961): Diccionario enciclopédico gallego-castellano, Galaxia, Vigo

8 de mayo de 2012

La duquesa, el cura y el Sindicato Agrario de Meirás (Valdoviño) (2)


En la primera parte de esta historia hemos asistido al nacimiento del Sindicato Católico Agrario de una pequeña feligresía al norte de O Ferrol llamada Meirás, concejo de Valdoviño. Y hemos conocido a su principal promotor, el cura párroco, y a una duquesa que simpatizaba con la iniciativa y echó una mano, María Quindós y Villarroel. Corresponde ahora conocer la trayectoria de nuestros tres protagonistas –la duquesa, el cura y el Sindicato- desde la implantación de la II República en 1931.

Vayamos pues a 1931. El primer golpe para la duquesa de la Conquista fue, lógicamente, la supresión de la monarquía y el exilio de la Familia Real, a la que tan ligada estaba. Segundo golpe: la nueva Constitución retiró a la nobleza el reconocimiento y los honores asociados a sus títulos al establecer en su artículo 25 que el Estado “no reconoce distinciones ni títulos nobiliarios”. La prensa pasó a llamarle ex-duquesa.

El tercero tuvo lugar en 1932. Alegando que la aristocracia había apoyado el golpe militar del general Sanjurjo, el gobierno decretó la expropiación sin indemnización de las tierras pertenecientes a los Grandes de España. Tanto la Duquesa de la Conquista como la Condesa de Pardo Bazán estaban en la lista, publicada en el BOE en octubre de 1932. En el Registro creado al efecto los bienes expropiables de María Quindós sumaban casi 300 hectáreas repartidas entre los municipios de Moeche, Narón, San Sadurniño y Valdoviño. No parece mucho, pero para la Galicia de entonces era bastante.

Seguramente por eso María Quindós tomó una decisión en abril de 1933, a los 70 años de edad: prometió a sus colonos que recibirían en propiedad las tierras que cultivaban cuando ella falleciese.

1933

La iniciativa fue bien recibida por el sindicalismo católico, pero no así por los partidos y sindicatos de izquierda, que interpretaban el gesto como una maniobra de las fuerzas de la derecha para ganarse el voto rural. Veían en el ofrecimiento una nueva prueba de la alianza entre la duquesa y los curas, del complot entre la aristocracia y el clero.

Tardó muy poco en llegar la contraofensiva. Al mes siguiente de la oferta de la duquesa, en mayo de 1933, alguien quemó ‘por venganza’ la casa del cura Misael Prieto.

1933

En ese mismo mes un líder socialista ferrolano, que firmaba con el seudónimo de ‘El hombre que ríe’, se mostraba encantado de la pérdida de influencia del clero y del rechazo popular al cura de Meirás y a otros párrocos de la comarca.

La Iglesia está de capa caída. En esta comarca de Ferrol, un día muere de berrenchín el cura de Caranza, porque sus feligreses no quieren hacer donativos para las fiestas religiosas. Otro día se incendia la iglesia de Cervás, y el párroco tiene que marcharse por falta de casa del culto y de fieles. Todos los cruceros de piedra que ocupan plazas y caminos van desapareciendo poco a poco, a medida que disminuye la opresión que representaban, no como cristos redentores, sino como nuevos crucificados por las pasiones insanas de la clerecía. Al cura de Meirás se le denuncia al gobernador por todos los vecinos de la parroquia, como enemigo del régimen; el párroco de Narahio es procesado por denuncia también de la totalidad de los vecinos, y, por último, amigo mío, el alcalde del vecino Ayuntamiento de Serantes, ordena detener al cura párroco, por desobedecer las disposiciones municipales. Parece que aquellos privilegios exorbitantes que tan odiosos los han hecho, desaparecieron para siempre. (...)”[1933]

Para caldear todavía más el ambiente, en junio los socialistas celebraron un mitin en San Sadurniño y ante las trabas del alcalde quien –afirmaban- había recibido órdenes de impedirlo “porque ibamos a hablar mal de la religión y de la exduquesa de la Conquista” anunciaban que “en cuanto llegue la duquesa iremos a dar un mitin frente al palacio”.

1933

En agosto de 1933, otro artículo publicado en El Obrero [Órgano de la Agrupación Socialista Ferrolana y defensor de la clase trabajadora] por ‘El hombre que ríe’ sostenía que la promesa de donación de tierras de la duquesa era un engaño.

Aquello de que la exduquesa de La Conquista hacía donación de las tierras a sus colonos, resultó lo que yo decía: que era un ‘camelo’. Que la señora no podía disponer de sus tierras, y que ella se curaba en salud. Si hubiese tenido intención de donarles a los colonos sus tierras, debió hacerles la escritura de entrega ante notario. (...) ¿Quiere hacer la exduquesa, de verdad, un acto de justicia, devolviendo las tierras a los colonos que las trabajan?. Conteste concretamente, que aún es tiempo. El Gobierno acepta. ¿No lo hace así?. Entonces es una pura filfa todo eso del altruismo de esa señora. (...)” [1933]

Poco después, en febrero de 1934, el mismo periódico publicaba una crítica incendiaria sobre el cura de Meirás, Misael Prieto, firmada por Xan de Taraza, acerca de sus maniobras en las elecciones del año anterior. Acá algunos pasajes.

Se aproximan las elecciones del 19 [de noviembre de 1933] para diputados a Cortes y cada púlpito se convierte en tribuna pública y cada cura en un orador político y cada fanático convertido en heraldo que esparcía las calumnias que el cura decía a la República. Aquí, en Meirás, una de las parroquias más afectadas por la propaganda clerical, teneis al párroco presto a querer disponer de nuestras conciencias como si le pertenecieran, y no solamente a esto sino que el día de las elecciones se convierte en un matón provocador (...) Y este déspota cura de Meirás, como todos conoceis, en su afán y empeño de tirano insultaba y provocaba continuamente a los que ponían impedimento a sus condicionales (...) y cuando uno de estos ciudadanos tuvo necesidad de recurrir a la iglesia para bautizar un hijo suyo, después de celebrada la ceremonia este energúmeno tenía preparada a la barragana y dos hermanas para apalear al honrado ciudadano, porque este tuvo la valentía de el día de las elecciones ponerse de frente a los fariseos (...)

El tono despectivo del texto obligó a la Redacción de El Obrero a matizar el comentario y, de paso, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, a lanzar algunos dardos venenosos adicionales.

1934

En mayo de 1935 fallece Misael Prieto, el cura fundador e impulsor del Sindicato de Meirás. Para unos ‘hombre social’ y ‘defensor de los pobres’; para otros, ‘sotanilla antirrepublicano’. Este era el ambiente de tensión, de críticas recíprocas y de lucha por el poder que se vivía en torno a las sindicatos agrarios y a las contiendas electorales en aquellos años.

Su sustituto en la parroquia no quedó al margen de la polémica. Dos meses antes de la Guerra Civil, en mayo de 1936, el nuevo cura de Meirás era reprobado desde las páginas de El Pueblo Gallego, un diario más bien centrista, por boicotear a la prensa liberal.

1936

Las cosas cambiaron radicalmente con la insurrección militar de julio de 1936 que abrió el camino a la Guerra Civil española. Como es bien sabido, Galicia no tardó mucho en ser controlada por el llamado ‘bando nacional’.

¿Cómo afectó este hecho a las organizaciones agrarias?. La respuesta es muy fácil: todas aquellas que habían estado vinculadas a la izquierda o a la República, todas las ‘no católicas’, quedaron borradas del mapa. No es de extrañar que la Federación Católica de Sindicatos Agrarios de Galicia colaborase activamente para abastecer de alimentos a las tropas y a las ciudades de la 'zona nacional'.

En 1942, tres años después del fin de la guerra, es aprobada la Ley de Cooperación, que sometía a las asociaciones agrarias a un estricto control oficial. La tradicional denominación de Sindicato quedó suprimida por su resonancia izquierdista y fue sustituida por la de Cooperativa del Campo.

A trancas y barrancas en los difíciles años 1940, años de autarquía y todo tipo de carencias, siguió su curso la veterana Cooperativa de Meirás dirigida por otro párroco, Pedro Rodríguez Cazás, hasta su muerte en 1956. Un reportaje de 1952 hacía un encendido elogio de la trayectoria y del panorama de las cooperativas coruñesas, un panorama dominado -como no- por las herederas del sindicalismo católico agrario y por las promovidas en el primer franquismo.

Hoy se reune en nuestra ciudad [Coruña] la Asamblea general de Cooperativas de la provincia (...) entidades de recia solera, ya que ellas son en realidad las sucesoras de las Antiguas Federaciones Católico Agrarias. La de nuestra ciudad cuenta con 34 años de vida [desde 1918]. (...) Entidades democráticas, nacidas de abajo arriba, han realizado en muchas ocasiones importantes cometidos en defensa de los intereses del labrador. Ellas organizaron la venta en común del ganado y de ciertos productos agrícolas, y además sostuvieron modestamente el crédito agrícola de carácter privado, regulando las ansias del usurero, y realizando compras de tierras que parceladas entre los socios elevaron el nivel social y económico de algunas comarcas.

Hoy constituyen la Unión Territorial de Cooperativas del Campo 142 entidades, en una gran parte de esfera parroquial, y cuentan con más de 31.000 asociados. Poseen, además, diez Cajas rurales que reunen muy cerca de tres millones de pesetas en ahorros, que se facilitan en préstamo para fines agrícolas y reproductivos a los asociados. Muchas de estas entidades tienen locales sociales propios, maquinaria y demás. El movimiento general de fondos es enorme. (...)” (1952)

En febrero de 1953 fallece la duquesa. Los dirigentes agrarios coruñeses confiaban en que se cumpliese la llamativa promesa realizada por María Quindós en 1933; en que se repitiese la venta de tierras a bajo precio a caseros y colonos llevada a cabo en 1926. Y se esforzaron en destacar los méritos acumulados por la Cooperativa de Meirás.

1953

Pero al año siguiente surgió la inquietud. Un artículo de 1954 revelaba el asunto:

En San Saturnino, en Meirás, en el Val, etc. no existía problema social alguno. Los arrendamientos eran tan humanos que nadie se sentía perjudicado, y lo único que sentían los colonos y caseros –aquí distinguen entre unos y otros, según que lleven en arriendo sólo tierras, o tierras con casa- era no disponer de fondos para adquirir una propiedad que tanto anhelan. Pero murió la duquesa, aparecieron nuevos propietarios o herederos, albaceas y los siempre tristemente famosos intermediarios. Y entonces surgió el problema social, porque esas tierras que valen unos seis millones se van a transformar en manos de los anhelantes compradores, nada más o nada menos, que en unos sesenta millones. (...) La Organización Sindical puede alcanzar un resonante triunfo si evita este despojo, enraizando en la tierra a cerca de doscientas familias, que de otro modo pasarían a la indigencia, (...)” (1954)

Aquí el texto completo del artículo.

1954


¿Qué sucedió con la herencia de la duquesa?. Pues, por desgracia, no lo sé. Ignoro si los cultivadores acabaron haciéndose propietarios, si los herederos mantuvieron esos benignos arriendos citados en el artículo, o si los intermediarios ‘hicieron su agosto’.

Desaparecidos tanto la duquesa como el cura, sólo nos queda seguir la trayectoria del Sindicato de Meirás, ahora con el nombre de Cooperativa. Según nos informa en su web, desde finales de los años 1950 invirtió en la mejora de las explotaciones, en la adquisición de maquinaria, en la ampliación de sus almacenes. También participó en la fundación de Leyma, central lechera que inauguró su fábrica coruñesa en 1962. Mantuvo, al mismo tiempo, su condición de Caja Rural de Ahorros.

La nómina de cooperativas fue aumentando en la comarca. La que más páginas acaparó en la prensa fue la de Castro –en el concejo de Narón-, fundada en torno a 1960. Su ascenso meteórico y sus ambiciosas iniciativas causaron admiración. Acá tenemos varias noticias sobre la misma.

En 1961 la Cooperativa de Castro lanzó una campaña para erradicar el toxo de los montes, considerado una antigualla improductiva.

1961

Participó, asimismo, al igual que otras cooperativas, en la fundación de la Central Lechera Leyma, y de ahí que 50 cooperativistas se desplazasen a Cantabria a comprar vacas lecheras de raza holandesa.

1962

Su ‘extraordinaria labor’ y su empeño en ‘mecanizar el agro gallego’ sorprendían y admiraban a vecinos y observadores, tal como podemos comprobar en la crónica de abajo, fechada en 1962. La Cooperativa de Castro poseía ya 40 tractores y era “con su flota tractorista (...) la más importante cooperativa de España en el aspecto de la mecanización." Según parece, los paisanos alucinaban ante el maravilloso espectáculo: “¡Son los tractores de Castro!”.

1962

Pero la Cooperativa de Castro resultó ser un castillo de arena. Tras un ascenso fulgurante llegó una estrepitosa caída. Y todo, según parece, por una gestión megalómana sin sostén financiero, tirando del crédito oficial, y sin control de cuentas. Muy típico de la época.

1965

Una cooperativa regional, la de Castro Narón, próxima a Ferrol del Caudillo, que tenía amplias ramificaciones en La Capela, provincia de Coruña, y en Muras, Pastoriza y Ribadeo, en la de Lugo, ha concluido con un estrepitoso fracaso (...) disponía de 47 tractores, 28 depósitos esparcidos por gran parte de la región encargados de regular los precios, camiones para recogida de leche, fábrica de piensos, varios edificios sociales y no pocos bienes muebles e inmuebles. Una gran parte –tractores y ómnibus, depósitos, etc- ha sido embargada, y una deuda (...) que se asegura que es superior a los 20 millones de pesetas –quizás, incluso, más de 25- pesa sobre esta organización que llegó a alcanzar un extraordinario prestigio y que enseñó a los labradores de amplias zonas a trabajar el campo mecánicamente y a utilizar debidamente los piensos, amén de construir alguna carretera e iluminar aldeas.
Razones del «Crac»
Una cosa parece clara: si hubiera existido perfección en la organización, el «crac» económico no hubiera llegado a producirse. Según el presidente –contra el cual se decretó el cese desde Madrid- eran más de 5.000 socios los existentes. A estos había solicitado aportaciones que oscilaban entre cinco y diez mil pesetas. Calculaba el presidente que las aportarían, con lo que se podrían obtener hasta 50 millones de pesetas, con lo que se haría frente al pago de un crédito de 10 millones que había sido concedido por el Banco de Crédito Agrícola a finales de 1961, y de otro de 3.870.000 que no llegó a manos de los solicitantes porque se destinó al pago de las deudas más urgentes.
Pero las aportaciones no se hicieron; en todo caso, parece que sólo 50 contribuyeron. Las cuotas de los socios tampoco se cobraron con puntualidad. Por otra parte, los afectados dicen que el número de socios no alcanzó nunca los 5.000; que incluso era difícil que, realmente, pasaran de los 1.000. (...)
[Los socios] temen ahora que para responder de sus deudas hayan de hacerlo con sus bienes privados. Hay lógica confusión. [Pero] siguen creyendo en los beneficios del cooperativismo, y si se duelen ahora, especialmente se debe, entre otras cosas, a que acostumbrados a una vida más llevadera gracias a la mecanización y a unos precios regulados por los depósitos, se ven, de repente, empujados a seguir la existencia que tenían con anterioridad a que el sistema cooperativista les descubriera que la vida en el campo puede ser más cómoda asociándose y consiguiendo créditos, piensos, maquinaria, locales de reunión, etc. Por todo esto, los afectados desean una nueva Cooperativa, que no se parezca en su organización a la que ahora está en crisis.

Otras cooperativas no pasaron tantos apuros, bien porque tuvieron una mejor gestión, o bien porque su condición de Cajas Rurales les aseguraba una financiación menos arriesgada. Fue el caso de la de Meirás o de la Cooperativa de Vilaboa –también emplazada en Valdoviño-, fundada en 1945. Acá tenemos dos imágenes de sus cartillas de ahorro. El lema refleja muy bien su carácter católico: “Unos por otros, y Dios por todos”.



1960s. Imágenes procedentes de http://www.coopevilaboa.com

Un acontecimiento relevante en su trayectoria tuvo lugar en 1973, cuando la Cooperativa de Meirás lideró la creación de una unión de cooperativas bautizada como Copagro –Cooperativa Agropecuaria del Norte de La Coruña- en la que participaron otras de la misma comarca –Vilaboa, Val, etc- con el objetivo de efectuar compras conjuntas de insumos y de fabricar piensos también conjuntamente. La producción de leche era el gran objetivo. Lejos quedaban ya los actores iniciales de nuestra historia: el cura Misael; María Quindós, marquesa de San Saturnino; y, por supuesto, los viejos campesinos de Meirás.

Y los tiempos fueron cambiando. España se incorporó en 1986 a la Comunidad Económica Europea –hoy Unión Europea- y el sector lácteo entró más adelante en un evidente declive. En la comarca ferrolana fue perdiendo peso la agricultura y las explotaciones ganaderas menguaron. La juventud prefirió buscar trabajo en las ciudades próximas. Las viejas generaciones se fueron jubilando.

La Cooperativa de Meirás tuvo que adaptarse a las nuevas circunstancias. Su gerente, Vicente Dopico, declaraba en 2004 que en su zona “As cooperativas dedicadas á agricultura teñen que desaparecer porque desaparece o agricultor”. Una declaración que se recogía en un reportaje cuyo título “Del pienso al préstamo hipotecario” resume la historia última de nuestro viejo Sindicato, de una Cooperativa centrada en su actividad como entidad crediticia –malos tiempos éstos- y en la prestación de servicios de supermercado a sus asociados.

Una larga y excepcional historia del Sindicato de Meirás que pronto llegará a ser centenaria. 

5 de mayo de 2012

La duquesa, el cura y el Sindicato Agrario de Meirás (Valdoviño) (1)

Salvo para los más jóvenes, oír la palabra Meirás y pensar en el General Franco es casi instintivo en España porque en Meirás está el pazo [palacio] donado al dictador recién acabada la Guerra Civil al que acudía año tras año para sus vacaciones veraniegas.

Se halla cerca de Sada, muy próximo a la ciudad de A Coruña, en la feligresía de San Martiño de Meirás. Acá ofrezco una foto del famoso pazo, que había sido propiedad de la condesa de Pardo Bazán, una de nuestras renombradas escritoras.

Pazo de Meirás, foto procedente de Galicia Finis Terrae (1999)

Pero existe otro Meirás –San Vicente de Meirás- al norte de Ferrol, en plena costa atlántica, el escenario de nuestra historia. Pertenece al concejo de Valdoviño. En el siguiente mapa he resaltado su ubicación, y puede verse abajo a la derecha San Sadurniño, el nombre gallego de San Saturnino, que también surgirá en esta crónica.

Mapa de la comarca de Valdoviño y San Sadurniño

¿Y cual es nuestra historia sobre este Meirás de Valdoviño?. Pues es la historia de un Sindicato Católico Agrario fundado en 1917 que acabó siendo una Cooperativa de Crédito, de las pocas que todavía existen en Galicia, y que es en la actualidad una Cooperativa de Consumidores y Usuarios.

Tiene, por consiguiente, una historia bien larga -pronto cumplirá 100 años- y bien curiosa, en la que se entrecruzan una duquesa de alto rango muy ligada a la familia Real española y un cura párroco de origen rural. Una peculiar pareja.

Nuestra duquesa se llamaba María Natividad Quindós y Villarroel; había nacido en Madrid en 1863 y fue la única hija de José Mariano Quindós y Tejada, VI Marqués de San Saturnino, natural de Ferrol. Pertenecía a una vieja estirpe nobiliaria surgida de un mayorazgo instituido en el siglo XVI. Su padre había sido un importante político monárquico –Senador vitalicio entre 1862 y 1900- y era propietario de muchas tierras en la comarca de nuestra historia. El lector interesado podrá ver al final una breve relación de las tierras que poseía y de las rentas que percibía.

Por vía materna, María Quindós era hija de Fernanda Villarroel y Goicolea, cuyo hermano Luis era titular del Ducado de la Conquista. Con el fallecimiento de Luis Villarroel el título pasó a nuestra protagonista en 1893. En 1896 María contrajo matrimonio con Francisco de Asis Arias-Dávila-Matheu y Bernaldo de Quirós, cuyo progenitor era a su vez un alto miembro de la aristocracia, el Conde de Puñonrostro: ¡Puñonrostro!, casi nada, suena muy fuerte.

En 1900 murió su padre y María Quindós se convirtió en la VII Marquesa de San Saturnino, aunque prefirió ostentar el título de Duquesa de la Conquista por su mayor rango nobiliario. Estamos, pues, ante una terrateniente rentista relativamente importante, con buen nivel de vida y con una confortable residencia. Abajo podemos ver el pazo de San Saturnino y una imagen del salón de música y billar.

Procede de un reportaje titulado ‘Mansiones señoriales gallegas’ publicado en 1911. Los duques de la Conquista, María Quindós y Francisco Arias-Dávila-Matheu, están acompañados por la duquesa de Bailén y por la hermana del duque, marquesa de Almaguer.

Pazo de San Saturnino (1911)

Como tantos otros, los duques no se encargaban de dirigir la explotación de sus propiedades, sino que disponían de una persona encargada de administrarlas, un puesto que estaba muy solicitado, hasta extremos que no podía ni imaginarme.

Fijémonos, sino, en la siguiente noticia de 1894: enfadado por su destitución, el administrador del marqués de San Saturnino pone una bomba en la casa de su sustituto. Uno de los detenidos por el ataque, Manuel López Sixto, reaparecerá en nuestra historia más adelante, en los años 1920 ... ¡como administrador de la duquesa!. Un pequeño misterio.

1894

Las relaciones de nuestros aristócratas con la familia Real eran muy intensas. María Quindós estaba al servicio particular de la Reina Madre desde 1889 y en 1906 fue designada su Camarera Mayor. Pasaba largas temporadas en la Corte. En verano, el palacio de San Saturnino se convertía en el alojamiento preferido de los miembros de la Real Familia cuando venían de visita a la comarca ferrolana.

1906

El monarca, Alfonso XIII, correspondía a la buena relación con peculiares regalos: en 1904 enviaba a la marquesa de San Saturnino doce ciervos para adorno de sus montes.

1904

Aquí la versión de la noticia en otro diario: “Regalo del Rey. Los duques de la Conquista han recibido seis parejas de preciosos ciervos, que les ha regalado D. Alfonso XIII. Dichos ejemplares proceden de las reales posesiones. (...) Estos ciervos serán destinados a repoblar los frondosos bosques de la finca de San Saturnino.

Al año siguiente, en agosto de 1905, un incendio intencionado acaba con 18 hectáreas del bosque que rodeaba el pazo.

1905

¿Simple casualidad?; ¿tendría el incidente algo que ver con los ciervos?; ¿impedirían los ciervos el aprovechamiento del monte y se cabrearon los campesinos?. Pequeño enigma.

Otra muestra del aprecio mutuo entre el monarca y los duques: un nuevo regalo, en este caso 96 perdices.

1912

A su devoción por la monarquía los duques unían un señalado fervor católico, y tanto eran recibidos en audiencia privada por el propio Papa como alojaban en su finca al Nuncio del Vaticano.

1908
1915

De ahí que ofreciesen parte de sus propiedades para acoger a órdenes religiosas. En 1910 cedieron su palacio de Baltar (Val-Narón) a los monjes claretianos, que luego establecerían allí un convento. Y a la muerte de la duquesa, en 1953, su palacio de San Saturnino con los terrenos circundantes fueron a manos de la orden de Cristo Rey.

Esta íntima relación con la Iglesia católica venía de muy atrás; todavía a principios del siglo XX el marquesado de San Saturnino conservaba el viejo privilegio de ‘seleccionar’ a los curas de las parroquias de Meirás y de San Sadurniño, entre otras. Es decir, por su condición de ‘patronos’ de dichas iglesias, los marqueses de San Saturnino tenían la potestad de escoger para cura a aquel que prefiriesen de entre los candidatos aprobados en el concurso organizado por las autoridades de la Diócesis, en nuestro caso la de Mondoñedo.

De ahí que la relación entre dichos curas y los duques fuese muy estrecha, y que algunos de ellos llegasen a administrar sus propiedades o ejerciesen como sus apoderados durante largos años.

1921

Estamos, en definitiva, ante una familia aristocrática con residencia habitual en la Corte, volcada en sus tareas relativas al trono y el altar, cuyos ingresos procedían de las rentas de la tierra y que encargaba a administradores la gestión de su patrimonio territorial.

No es de extrañar que nuestro segundo protagonista, el cura, tras convertirse en párroco de Meirás en 1911, contase con el apoyo de los duques en su esfuerzo por mejorar las condiciones de vida de los colonos de su feligresía y en su iniciativa de crear un Sindicato Católico Agrario.

El cura de nuestra historia se apartaba del prototipo de aquellos párrocos tradicionales que ‘vivían como curas’ y se llamaba Misael Prieto. Su nombre era muy infrecuente y de ahí ciertas confusiones que uno encuentra en las noticias (Ismael, Miguel, Manuel).

Misael Prieto había nacido en Alba (Vilalba). Su biografía y su obra han sido estudiadas en un trabajo publicado por Ramón Loureiro y Félix Villares en 2003 titulado “Don Misael Prieto García (1879-1935), o defensor dos pobres”, en el libro Testigos de la Fe en la Diócesis de Mondoñedo-Ferrol (Instituto Teológico Compostelano).

Acá tenemos una foto suya con familiares, creo que de los años 1920.

1920s, foto familiar de Misael Prieto

Ordenado sacerdote en 1903, en 1911 fue encargado provisionalmente de la parroquia de Meirás tras la muerte del anterior cura, que no era otro que su tío Baltasar Prieto. En 1913 tomó posesión del curato.

1913

Sus inquietudes sociales le llevaron a promover en 1917 una Sociedad de Seguros de Ganado y en 1918 un Sindicato Católico Agrario, siguiendo la senda de las organizaciones agrarias que habían florecido como hongos tras la Ley de Asociaciones Agrícolas de 1906.

La creación de sociedades agrarias fomentadas por la Iglesia formaba parte de un movimiento más amplio derivado de la creciente preocupación del estamento eclesiástico por el avance del laicismo y del anticlericalismo, en especial en los núcleos urbanos, y por el surgimiento de organizaciones campesinas de carácter anarquista y socialista.

Meirás está muy cerca de O Ferrol, la cuna del socialismo en Galicia: recordemos que la fundación del PSOE [Partido Socialista Obrero Español] en 1879 había corrido a cargo de Pablo Iglesias, ferrolano como Franco. Y está también cerca de A Coruña, donde en 1907 había surgido una organización agraria de inspiración anarquista –Unión Campesina- que no tardó en conseguir muchos afiliados y en impulsar la agitación campesina en As Mariñas.

En 1909 habían sido muy sonados los incidentes ocurridos en la zona, y la prensa conservadora denunciaba que detrás de ellos estaba la ‘mano negra’ del anarquismo: "los malhechores trabajan amparados por alguien que está detrás de la cortina, especie de mano negra o terrorismo gallego".

1909

Alarmados ante tanto rojo y tanto negro, los dirigentes católicos trataron de frenar la influencia socialista y anarquista en el mundo agrario y no tardaron en darse cuenta de que los sermones y las ceremonias eran insuficientes. Era también preciso mejorar la vida material de los feligreses. Las cosas habían ido a peor tras la Revolución en Rusia de 1917 y el posterior establecimiento de un nuevo régimen comunista en aquel país, un régimen que se oponía radicalmente a las religiones y que daba alas a los movimientos de izquierdas.

En un acto de 1925 celebrado en Meirás la prensa afecta al sindicalismo católico se volcó en elogios a la labor del cura Misael y del Sindicato. Acá la convocatoria de la fiesta.

1925

En dicha fiesta un importante dirigente católico, Varela de Limia, señalaba en su discurso la urgencia e importancia de frenar al agrarismo izquierdista.

1925

El orador afirmaba que “La guerra europea trajo la revolución oriental que quiere ahogar con sus satánicos brazos la civilización de Occidente. Pero no está remota la revolución, no está lejano el día; no es sólo Rusia, la revolucionaria, también los hay en España, en Galicia, enmascarada con disfraces diversos. Fruto de ciertas propagandas es el odio, que arman la mano del campesino con la pistola o la bomba, aquella trabajadora mano que no debiera conocer más que los honrosos instrumentos de labranza.

El cura Misael desempeñaba, desde su modesta posición en Meirás, el papel de punta de lanza y ejemplo a seguir en la comarca para la implantación y difusión del sindicalismo católico agrario. Decía el cronista en 1925: "Ese hombre social es un sacerdote, un párroco, es don Ismael Prieto García, cura de Meirás. A él debe atribuirse en primer término la prosperidad del Sindicato. El celoso pastor se propuso laborar incesantemente por sus feligreses; comprendió que el mejor instrumento para sus planes era el Sindicato, y al Sindicato fue con todo el entusiasmo de su espíritu generoso."

1925

El de Meirás no fue el único Sindicato Católico Agrario creado en la comarca, ni mucho menos. Abajo reproduzco una noticia de 1921 acerca de la próxima constitución del Sindicato de San Sadurniño, noticia que nos depara una pequeña sorpresa porque... ¿quién era el administrador de los duques por aquel entonces?. Pues ni más ni menos que Manuel López Sixto, uno de los detenidos en 1894 por poner una bomba a su antecesor en el cargo (¿?).

1921

El reportaje detalla un amplio programa de mejoras que se querían alcanzar a través de "un Sindicato agrícola y ganadero, con secciones de seguros de ganados parroquiales y Caja de ahorros y préstamos", a saber: "la instalación de una báscula en la feria, la venta directa de reses, la vacunación anticarbuncosa, la organización de las paradas de sementales, el empleo de abonos químicos, la plantación de frutales, el cultivo de flores y hortalizas, el abastecimiento de leche a Ferrol, etc."

Otro tanto encontramos en Pontedeume, algo más al sur, donde su Sindicato Católico Agrario disponía de una sección de ahorros -una Caja Rural- semejante a la establecida en Meirás.

 

1923

Lo peculiar de nuestra historia es que el cura Misael consiguió que en 1926 la duquesa echase una mano al Sindicato que dirigía: ¿cómo?. Pues accediendo a venderle a precio rebajado una parte de sus tierras y convenciendo, además, para hacer lo mismo a... la Condesa de Pardo Bazán, la dueña del pazo de Meirás, y también terrateniente en la comarca. María Quindós había quedado viuda en 1922 y no tenía descendencia.

1922

Como gran propietaria y ‘Grande de España’ gozaba de una posición social y económica muy elevada. No debió de constituir para ella un gran sacrificio ceder parte de sus tierras a bajo precio a sus colonos en aras del éxito del Sindicato. Justo, además, cuando en ese mismo año de 1926 el gobierno de Primo de Rivera había aprobado un decreto de redención de las rentas forales para facilitar que los campesinos gallegos se hiciesen propietarios plenos de las tierras que trabajaban.

Un amplio reportaje publicado en 1928 recalcaba los logros del Sindicato dirigido por el cura Misael, y describía en detalle el buen gesto de la Duquesa de la Conquista. Procede del libro antes citado Testigos de la Fe (2003).




1928

Pero nuestra historia de la peculiar colaboración entre un cura y una duquesa daría un doble vuelco cuando en 1931 fue proclamada la II República y más todavía cuando estalló en 1936 la Guerra Civil y Galicia quedó bajo control del bando nacional. La duquesa se quedó sin su adorada familia real y sin los honores derivados de sus título nobiliarios, y estuvo a punto de que le fuesen expropiadas sus tierras. Misael Prieto falleció en 1935.

El agrarismo católico sufrió durante algunos años la presión de sus adversarios y competidores de izquierdas, pero los franquistas no tardaron en 'poner las cosas en su sitio’. Toda una serie de acontecimientos con los que iniciaremos la segunda parte de esta crónica.

Las posesiones de los marqueses de San Saturnino

Como mencioné más arriba, al morir su padre en 1900, María Natividad Quindós heredó el Marquesado de San Saturnino. Los sucesivos marqueses de San Saturnino habían sido quizá los más importantes terratenientes de la comarca. Sus propiedades quedaron registradas en el expediente de ingreso en el Senado de José Mariano Quindós, fechado en 1862.

En aquellos tiempos, para ser Senador había que justificar que se disponía de unos ingresos mínimos anuales de 100.000 reales (25.000 pesetas). Acá tenemos la primera página de la declaración de ingresos del candidato a Senador.

1862

Una declaración que nos permite conocer las propiedades y rentas que poseía el marqués de San Saturnino, padre de nuestra protagonista. Es una lista bastante larga, y acá ofrezo la relación completa de las mismas en la comarca que nos interesa. Más abajo haré algunas aclaraciones.

Relacion que presenta y jura el infraescripto Marques de S. Saturnino de bienes y rentas que posee en los dominios Españoles de su propia y peculiar pertenencia como suficientes para componer la renta de Reales Vellón #100.000# que exije la Constitucion de la Monarquía a fin de optar a la Dignidad de Senador. (...)

Provincia de la Coruña.

(1) 51 Caserios que radican en los Partidos judiciales del Ferrol y Ortigueira, Parroquias de S. Saturnino, Cerdido, Piñeiro, Esteiro, Montojo, Cerbo, Yermo, Santa Mª del Monte, Lamas, Ferreira, Abad y Somozas; y otras varias fincas rústicas en las mismas Parroquias cuyas Propiedades proceden de la herencia Paterna (...) Estos bienes se hallan arrendados a Vicente Pita, José Bello, Juan González, José Figueira y otros varios vecinos de las mismas Parroquias por la renta anual de 36.905 reales libres de Contribuciones (...)

(2) Un Foro impuesto sobre una Casa en la Calle de S. Francisco del Ferrol (...) 800 reales. Cochera de la misma Casa en la Calle Nueba de dicha ciudad (...) con la pensión anual de 60 reales. (...)

(3) Los Casales llamados de Meirás con sus correspondientes aguas, tierras, labradios, regadios y Montesíos, sitos en la Parroquia de S. Vicente de Meirás, Partido del Ferrol, habidos igualmente por herencia Paterna (...) que lleba en arriendo Manuel Franco en 2.340 reales anuales, libres de Contribuciones, (...)

(4) 13 Caseríos con Huerta, Hera y Tierras de labradío, monte y demás pertenencias; y otras diferentes porciones de tierras de lavor y Montes que todas radican en el Partido del Ferrol, Parroquias de Sta María la Mayor del Bal, S. Martín de Baldetires y S. Vicente de Meirás, habidas por herencia Paterna (...); Lleban en arriendo los 13 Caseríos Pedro y Nicolas Rodríguez, Juana Pita, Andres Serantes, Pedro Grandal, José Aneiros, José Castro, D. Luis Díaz, Manuel Laviña, Antonio Vigo, Pedro Aneiros, Andres Rodríguez y Benito do Pico; y las demas tierras y Montes separadas, Bartolomé Bouza y 30 compañeros o colonos, y José Rodríguez Villarele con otros 29 compañeros, todas ellas en precio de 15.436 reales (...)

Además producen los Foros, que anualmente se recaudan en dinero en las expresadas Parroquias 899 reales 57 céntimos que pagan Pedro Fernández, Joaquín Piñeiro, Antonio Lago, Antonio Vigo y otros 20 llebadores.

Por otros 503 ferrados labradíos y 529 montesíos situados en las mismas Parroquias se perciven en foro anualmente el tercio, cuarto o quinto en espiga y manojo de la total cosecha de los llebadores Juan Antonio Vigo, Manuel Freire, Domingo Montero, herederos de D. Tomás Antonio Porto; y otros diferentes colonos; y además de estas Rentas eventuales pagan los mismos por pensión fija anual 11 ferrados y 2 carneros, que reducido todo a metálico ha importado según quinquenio 3.311 reales.

Provincia de Orense. (...)” [1862]

Como podemos ver, la mayor parte de las propiedades del marqués eran rústicas –casas, tierras y montes- y estaban arrendadas a ‘caseros’ que le pagaban rentas en dinero. Era un sistema habitual en la Galicia cantábrica, pero poco frecuente en muchas otras comarcas gallegas donde los cultivadores pagaban rentas forales en especie, sobre todo en cereales y vino.

La principal diferencia entre ambas modalidades era que las condiciones del arriendo se renegociaban cada cierto número de años, cuando vencía el plazo del contrato, de modo que la renta podía ser modificada, el casero podía ser expulsado, etc. Al contrario de lo que sucedía con los foros, que eran casi perpetuos.