1925. Lugo, cacharros esperando compradores. |
Historias sobre la agricultura gallega del siglo XX. Comentarios, análisis, documentos acerca de la economía agraria y la vida campesina.
17 de junio de 2013
AgroLance. Cacharros pardos en Lugo
AgroEnlace. Colección de fotos de Riotorto (Lugo)
Andaba yo a la búsqueda de información sobre un Francisco Otero de O Grove, padre de los Otero Goday, y me encuentro con Francisco Otero González, nacido en Lindín (Mondoñedo) en 1860. Más abajo cuento quién era. Lo importante es que, dando vueltas, acabé en una web que ofrece muy buenas fotografías de la Galicia Agraria: http://riotortonotempo.org
Las más interesantes sobre el mundo agrario están en el apartado http://riotortonotempo.org/categoria/o-traballo/
Aquí va una foto de muestra, años 1950. Posan contentos, casi inventando el Riotorto Style.
En cuanto a Francisco Otero González, simplemente decir que se hizo famoso por su intento de asesinar a tiros al rey Alfonso XII y a su esposa en diciembre de 1879 y que fue condenado a muerte y finalmente ejecutado con 'garrote vil'.
¿Algo más? Sí. Compruebo otra vez que hay que tener cuidado con las informaciones colgadas en la red. Unos dicen que Francisco Otero era de Guntín, que rima con Lindín. Guntín y Lindín están a 80 kms de distancia. Y otros dicen que era anarquista, cuando en realidad se trataba de un pobre chaval de 20 años que emigró a Madrid y al que se le fue la olla.
Las más interesantes sobre el mundo agrario están en el apartado http://riotortonotempo.org/categoria/o-traballo/
Aquí va una foto de muestra, años 1950. Posan contentos, casi inventando el Riotorto Style.
1950s. Riotorto (Lugo), trabajando la tierra. |
En cuanto a Francisco Otero González, simplemente decir que se hizo famoso por su intento de asesinar a tiros al rey Alfonso XII y a su esposa en diciembre de 1879 y que fue condenado a muerte y finalmente ejecutado con 'garrote vil'.
¿Algo más? Sí. Compruebo otra vez que hay que tener cuidado con las informaciones colgadas en la red. Unos dicen que Francisco Otero era de Guntín, que rima con Lindín. Guntín y Lindín están a 80 kms de distancia. Y otros dicen que era anarquista, cuando en realidad se trataba de un pobre chaval de 20 años que emigró a Madrid y al que se le fue la olla.
14 de junio de 2013
'O Merlo', Limpia-Botas Mayor de Galicia
José Antonio Fernández Moure,
alias ‘O Merlo’ [El Mirlo], debió de haber sido el más famoso limpiabotas gallego. Cuando
empecé a reunir noticias sobre sus aventuras yo sólo sabía de un limpiabotas con
nombre propio, llamado Pat Bologna, un chaval que ejercía su oficio en Wall
Street y que perdió todos sus ahorros en el crack
de la Bolsa de Nueva York de 1929. Podría haber sido el de la foto.
Nacido en Manhattan en 1907, Gennaro Pasquale -Pat- Bologna se animó a adquirir acciones poniendo oído a los comentarios de sus clientes, de la gente importante de Wall Street. Los agentes de Bolsa concedían créditos de hasta un 90 % del capital invertido y, mientras el valor de las acciones subió, todo fue bien. Cuando estalló la burbuja, todos al carajo. Me suena.
Era lo que relataba el hijo de Pat Bologna
en un documental de 2009 titulado ‘1929 El Gran Crack’. Abajo ofrezco el texto de su intervención en el documental:
La anécdota del patriarca de los
Kennedy saliéndose a tiempo, antes del crash,
es el origen de que Pat Bologna sea todavía recordado.
Curiosamente, otro Bologna italiano
se había convertido por entonces en el Rey
de los Limpiabotas. Acá tenemos su biografía, obtenida de una reseña
publicada por la revista Destino en
1959. También perdió todo en el crack de 1929.
“Joe Bologna, que ha fallecido a
los 79 años, era el Rey de los Limpiabotas de Wall Street. En 1896, Giuseppe
Bologna salió de Castelgrande, en los Apeninos meridionales, y se marchó a
América. Empezó a limpiar calzado en Manhattan, donde los ‘limpias’ trabajaban
entonces quince horas diarias y, el que más, ganaba cuatro dólares a la semana.
En 1902, Giuseppe, a quien llamaban ya ‘Joe’, volvió a Italia, se casó y
regresó a Nueva York, con su mujer y ya con una hija.
La clientela de Joe Bologna fue
aumentando en cantidad y en calidad. Sus clientes eran los más importantes
financieros de Wall Street. Conocía a toda la gente que intervenía en la marcha
económica del país. Uno de sus clientes era el joven abogado Franklin Delano
Roosevelt. Otro era un importante agente de Bolsa que colocó muy bien los
ahorros de Joe.
No tardó el limpiabotas en estar
tan interesado en los altibajos de la Bolsa neoyorquina como los propios
magnates ante quienes se arrodillaba. Es decir, estaba más interesado que ellos
porque, relativamente, tenía mucho más que perder. Mientras se limpiaban el
calzado, todos hablaban con él de cuestiones financieras.
Si ‘Joe’ hubiera vendido antes
del ‘crack’ de 1929, se hubiera encontrado en mano con 250.000 dólares, pero no
lo hizo, lo perdió todo y tuvo, estoicamente, que seguir limpiando zapatos
hasta hace unos días.”
Lejos, muy lejos, al otro lado
del Atlántico, O Merlo vivió sus propias aventuras, menos mediáticas que las de
los Bologna de Wall Street, en aquel Nueva York elevado a centro financiero
mundial tras la Gran Guerra europea. Pero las suyas fueron aventuras, cómo
decirlo..., de alta intensidad. No fue ‘El Rey’, pero bien podríamos colgarle
el título de ‘Limpiabotas Mayor de Galicia’.
José Antonio Fernández había
nacido en 1865 en el barrio de San Caetano, a las afueras de Santiago, de padre
desconocido. La pobreza de su madre Benita lo obligó a trabajar desde niño y se
convirtió en uno de tantos que recorrían las calles lustrando botas y vendiendo
lotería y periódicos. Un mix bastante
habitual por entonces: botas, lotería, diarios. Debido a su marcada cojera y a su
escasa fortaleza física no tenía mucho margen para elegir oficio.
La foto siguiente corresponde a
un jovencísimo limpiabotas de Llanes (Asturias). Imagino que O Merlo tendría una
pinta parecida, con su cojera, con su instrumental al hombro o a la espalda, aunque no sé si
con el pitillo en la boca.
Supongo que le pusieron de apodo
‘El Mirlo’ por lo mucho que tuvo que espabilar para salir adelante. Ya desde
joven le gustaba hacer el payaso y se convirtió en una especie de bufón,
apreciado y maltratado a partes iguales.
Aquí lo tenemos montando el
‘show’ en Hospicios y Asilos, en las fiestas de Navidad.
No tardó en llegar a ser el
limpiabotas preferido de los estudiantes universitarios y, gracias a ello, viajó
por toda Galicia prestando sus servicios a las Tunas compostelanas, y se
convirtió en asiduo visitante de las principales ciudades gallegas –A Coruña, O
Ferrol, Lugo, Pontevedra, Vilagarcía-, sobre todo en épocas de fiestas y
ferias, cuando más zapatos y botas de cuero salían a la calle y cuando más
lotería se vendía.
Un apodo llamativo; un aspecto
inconfundible; una labia de alto voltaje; una cartera de clientes de élite repartidos
por las capitales gallegas, de universitarios que habían estudiado en Santiago: abogados, médicos,
farmacéuticos, funcionarios, periodistas, propietarios, etc. Tales eran las
fortalezas del ‘negocio unipersonal de ámbito regional’ de nuestro pájaro.
Porque, la verdad, no creo que sus habilidades lustrando botas o su suerte con
la lotería fuesen superiores a las de otros colegas de oficio.
Incluso ciertas debilidades de O
Merlo acabaron transformándose en puntos fuertes de su matriz DAFO. Aficionado
al Ribeiro y sin pelos en la lengua, solía meterse en líos que recibían
atención de los periodistas. Aficionado a las mujeres, sus peculiares
matrimonios tampoco pasaron desapercibidos. Al Mirlo le funcionó muy bien la
fórmula de ‘que hablen de mí, aunque sea mal’.
Acá ofrezco una selección de
escenas de acción protagonizadas por José Antonio Fernández recogidas en la
prensa. En la primera escena reparte leña y acaba en la ‘falcona’, el peculiar
nombre que daban en Santiago al cuarto de detenidos de la Policía municipal.
Lo más frecuente era, sin
embargo, que fuese O Merlo el apaleado. El ‘infeliz Fernández’ era cliente
habitual de Hospitales y Casas de Socorro.
La mágica atracción que palos y
garrotes sentían por O Merlo no constituía la única fuente de noticias sobre sus
andanzas. Su repertorio noticiero era bastante variado.
Aquí lo tenemos en Ferrol,
presuntamente envenenado en una farmacia.
También llamó la atención su
deseo de ser alcalde de barrio de Os Basquiños, en Santiago.
Dos años antes, en 1897, había
lanzado el semanario El Merlo Blanco.
En 1909, cual flautista de
Hamelín, despierta a la gente y se pone al frente de una manifestación en
Santiago tras la dimisión del Alcalde.
“(...) Nuestra característica
frialdad regional observábase en todos los grupos estacionados en la Plaza de
Alfonso XII. Sólo del grupo de las mujeres del mercado salían algunos vivas
dirigidos al Alcalde.
De repente se presentó el
conocido limpiabotas y vendedor de décimos de la Lotería apodado el Merlo. Su presencia produjo el resultado
de una corriente eléctrica. Al llegar a los soportales, el Merlo se detuvo, el
público le rodeó, sonaron estrepitosos aplausos y el tipo popular rompió marcha
al grito de «¡adelante!». Así dio comienzo la manifestación.
Todos los circunstantes siguieron
al Merlo regocijadamente, pero con el
mayor orden y compostura. Al llegar a la mitad próximamente de la calle de
Fonseca, un guardia municipal, por indicaciones de un concejal, hizo comprender
al entusiasta limpiabotas lo conveniente que era que presentase la dimisión de
su cargo de cabo de gastadores y se confundiese con el grueso de los
manifestantes. Así lo hizo éste obediente a las indicaciones de la autoridad.
Entonces la manifestación tomó un
carácter serio. Rompían la marcha los muchachos y seguían los grupos que antes
mencionamos, compuestos de amigos, adversarios y curiosos. Entre todos pueden
calcularse unas mil personas.” [1909]
En el mismo año participa como
estrella invitada en la función del día de los Santos Inocentes en el Teatro
Principal de Pontevedra. Sus gansadas recibieron el aplauso del público.
Dos años antes, El Mirlo había
sentido la necesidad de cambiar de aires y puso rumbo a Buenos Aires. También
allí era muy conocido y la colonia gallega no sólo lo recibió con un banquete,
sino que organizó una suscripción popular para financiarle la compra de un
salón de limpiabotas en la capital argentina. El cronista predecía un salto
cualitativo para nuestro hombre: de ‘caracol industrial’ a ‘futuro
capitalista’.
“EL FUTURO CAPITALISTA. «EL MERLO». Este
famoso tipo popular gallego, tan conocido en Pontevedra; el limpiabotas
callejero que ha recorrido Galicia entera con su establecimiento al hombro como
caracol industrial, se ha ido a Buenos Aires.
Los gallegos de allí le hicieron
un gran recibimiento, que no sólo se merecen los grandes hombres sino también,
por lo visto, los modestos trabajadores, aunque su trabajo sea el de limpiar
botas, como el del «Merlo».
Quizás aquellos mismos a quienes
el «Merlo» dio lustre fueron los que le han dado el lustre a él ofreciéndole un
banquete y abriendo una suscripción para instalarle al popular limpiabotas un
salón en Buenos Aires.
Los gallegos de Buenos Aires, que
han sabido recibir con hospitalidad y cariño a quien se ha pasado la vida
dándonos de betún, sin que ni una vez siquiera se haya reflejado en aquel
rostro alegre ni el más ligero gesto de tristeza a pesar de la «arrastrada» vida
que llevaba y de las desgracias que ha sufrido.
Gratos recuerdos ha de guardar el
«Merlo» para los estudiantes de la Universidad de Santiago con quienes pasaba
el curso; pero mayor gratitud sabrá conservar en su corazón para sus hermanos
de Buenos Aires que espléndidamente le tienden la mano y lo iniciaron en su
nueva etapa de limpiabotas americano.” [1907]
Pero el pájaro limpiabotas no
soportaba vivir encerrado en un salón-jaula y retornó a los ‘buenos aires’ de
Santiago. En 1909 nuevo viaje a Latinoamérica, con estancia en Buenos Aires y Santos,
y nuevo regreso porque ‘no pudo soportar la ausencia del Terruño’. Quizás fuese golondrina por parte de padre.
Si O Merlo era un adicto a la adrenalina, no tenía necesidad de salir de su pequeña esquina gallega. Una gran urbe como Buenos Aires prometía una vida más cómoda, quizás, o experiencias nuevas y excitantes. Pero nuestro protagonista ejercía un oficio ambulante que le deparaba sorpresas por doquier. En 1911 estuvo a punto de ser ‘perniquebrado’ cuando un expatriado portugués lo confundió con un agente secreto del recién establecido gobierno republicano en el país vecino, ¡casi nada!.
Nunca quiso abandonar las calles
y volverse sedentario estableciendo un salón de limpiabotas, como otros
hicieron. En 1903 abría sus puertas en Santiago el Salón Moderno.
Al año siguiente, O Merlo
contraatacaba con anuncios de prensa en los que se definía como ‘Primer
Limpia-Botas de Galicia’. No quería decir, pienso yo, que fuese el primer limpiabotas de la historia gallega, porque no lo era, sino el que había llegado a ofrecer sus servicios en buena parte de las principales ciudades de Galicia. Y en esto sí que tenía razón. El limpiabotas más conocido, el más popular.
Ser el más popular se debía
también, como he señalado al principio, a la curiosidad que despertaba su
tempestuosa vida matrimonial. El cotilleo del corazón, tan en boga. Los asuntos de cotilleo que dan y daban presencia
en la prensa.
Su primer matrimonio, en 1889, fue obsequiado con una 'fenomenal cencerrada'. O Merlo tenía 24 años y la novia 60. Los instrumentos 'a la moda de París y Barcelona' se refieren a distintos procedimientos para lustrar zapatos.
O Merlo se casó por segunda
vez en 1893, con una ‘panadera talludita’, según las noticias. Y fue tal la
aglomeración de gente a la puerta de la iglesia de San Miguel dos Agros que se
suspendió la ceremonia, prevista a las seis y media de la mañana, para evitar
tremendo follón.
Por la tarde hubo mejor suerte y
se celebró el matrimonio, pero el guirigay fue inolvidable. El novio, que ya
sabemos era cojo, ‘tuvo que emprender gran carrera por la Troya a fin de verse
libre de aquella turba de chiquillos que le seguían’. Una multitud de ‘vecinas
y comadres del barrio de San Cayetano (...) no dejaron hueso sano a la novia, a
fuerza de pellizcos y empellones’. ¡Pobre panadera!. Fueron precisos cuatro guardias municipales
para proteger a los novios en su vuelta a casa. Y luego, otra vez, gran cencerrada.
Cinco años después, O Merlo
acudió a la prensa para informar de su reciente viudez. La panadera lo había
abandonado y se había largado a Brasil, donde falleciera, según la versión del
limpiabotas. Una versión puesta en cuestión por los periodistas, que aprovecharon para
lanzarle algunas pullas.
“Leemos en la «Gaceta»:
«José A. Fernández (a) Merlo, está nuevamente viudo. Su cara mitad
le había abandonado dirigiéndose a Pará (Brasil), y según noticias que recibió
el conocido vendedor de billetes de lotería, aquella ha dejado de existir.
Ignoramos si el Merlo pensará en volver a casarse, pero
debe interesarle mucho que se conozca su estado civil por cuanto nos rogó
diésemos la noticia de su nueva viudedad.
Queda complacido.»
Hace tiempo que el Merlo nos
pidió que publicásemos el fallecimiento de su esposa, pero como no lo hemos
creído desechamos su pretensión de aparecer como soltero. Además ningún
documento presenta que acredite la defunción de su cara mitad.
Teniendo muy en cuenta esto y las
grandes conveniencias que se le
presentarían para por tercera vez celebrar matrimonio, hemos preferido callar,
porque sería poner en grave aprieto al bello sexo. De los Estados Unidos
vendrían a hacer reclamaciones.
Viendo viudo al Merlo, las
mujeres coquetearían disputando un
tipo tan gentil y sobre todo tan largo
porque nosotros creemos que sabe vivir admirablemente tomándole el pelo al
pueblo y haciéndose el infeliz. Éste es uno de los cucos que cantan en la mano.” [1898]
No sé cuando se volvió a casar, pero
en 1909 la noticia es que la tercera esposa de O Merlo estaba acusada de
robarle dinero y de amenazarlo de muerte. Una buena pájara para otro buen
pájaro.
En 1920, con 55 años, José Antonio repitió matrimonio, el cuarto, supongo, aunque la noticia dice 'en terceras nupcias'.
Justo entonces, la revista Vida Gallega publicaba una caricatura del pájaro limpiabotas, obra de Eduardo Padín. Con su bastón, con su mochila, con sus años y sus palos a bordo. Un veterano ‘caracol industrial’.
En su novela sobre la vida
estudiantil compostelana, ‘La Casa de la Troya’ (1915), Pérez Lugín lo incluyó
como extra, en dura competencia con otro limpiabotas, el Cañotas. El Merlo
inmortalizado.
Y como humilde limpiabotas popular, no dejó de ser motivo de mofa por parte de antiguos troyanos que ejercían de periodistas. Acá tenemos dos crónicas burlescas.
"VIAJERO DISTINGUIDO. «EL MERLO».
Tras una ausencia de varios años,
y cuando apenas conservábamos el recuerdo de tan distinguida persona, ayer
hemos recibido la grata visita de D. Antonio Fernández, más conocido en el
siglo con el ornitológico remoquete de ‘El Merlo’, que tantos pares de botas ha
lustrado en este mundo de desdichas.
Viene ‘El Merlo’ de Lugo, en
cuyos baños buscó remedio para un ligero defecto que padece en un remo, y se
dirige a Compostela, solar de su familia y punto habitual de su residencia.
Será nuestro huésped el querido amigo hasta el día 5 del próximo mes de las
Ánimas, haciendo en esos días el obligado viaje a Ferrol para ver la factoría
naval, invitado por la casa Vickers; y aunque ignoramos el hotel donde se
aloja, para el objeto que le trae a la Coruña, que es implorar la caridad
pública, tiene su domicilio en la calle. Allí podrán encontrarle sus
favorecedores y amigos, que son legión.
Sea bienvenido el ilustre huésped
y que sea copiosa la recaudación." [1917]
Además de sportman, es calificado de 'primer limpiabotas del Antiguo Reino de Galicia'.
"Después de pasar una temporada en esta ciudad, el conocido sportman y acaudalado hombre de negocios don José Antonio Fernández (alias el 'Merlo'), sale hoy para El Ferrol continuando su tournée por esta región. Deseamos un feliz viaje al primer limpiabotas del Antiguo Reino de Galicia, tan popular entre varias generaciones de escolares de Compostela." [1923]
José Antonio Fernández, siempre de la ceca para la meca, popular pero sin fortuna, apreciado y apaleado, se despidió del mundo en el Hospital de Caridad de O Ferrol, en 1925.
O Merlo había encargado un
entierro de tercera, aunque con siete sacerdotes, y dejó ‘algunas pesetas’.
“Por noticias recibidas en esta
ciudad, súpose ayer que en el Hospital de Caridad del Ferrol había dejado de
existir José Fernández (a) ‘Merlo’, que tan conocido era en toda la región. Su
muerte fue muy sentida en esta ciudad, donde era muy popular. Dejó dispuesto
que su entierro fuese de tercera y con siete sacerdotes. Parece que ‘El Merlo’
dejó algunas pesetas. En Santiago todavía viven algunos parientes.” [1925]
No recibió, claro está, la
medalla al mérito en el trabajo. Pero en una breve crónica titulada ‘La muerte
del Merlo’, se recordaban las andanzas del ‘Pata Tola’, de un personaje que
permanecía en la memoria de todos los troyanos, de un tipo estrambótico y gran
cliente de Cupido. Del decano de los limpiabotas.
“El telégrafo, con su sequedad,
nos comunicó que en Ferrol había fenecido ‘El Merlo’. A buen seguro que la
mayoría de los lectores habrán conocido al popular ‘Pata tola’, que ya en
Santiago o en La Coruña, en Vigo o en Ferrol, pasaba temporadas dedicado a dar
lustre y brillo a los zapatos de los numerosos clientes que por doquier tenía.
‘El Merlo’ –ya él lo aseguraba-
era el limpiabotas más antiguo de Galicia. Ya en ‘La casa de la Troya’ nos lo
da a conocer el señor Pérez como limpia de todos los troyanos. Todas las
generaciones de estudiantes que han pasado por las aulas santiaguesas lo han
conocido. ¿Quién no lo recuerda, cuando a lágrima viva venía alborotando todo
el Preguntoiro, con el camelo de que había perdido un décimo de lotería?...
Pero si interesante era ‘El
Merlo’ bajo esos aspectos, más, mucho más lo era en su faceta de hombre
enamorado. A pesar de su tipo estrambótico y de su pata romanonesca, Cupido
tenía en él uno de sus más afortunados discípulos. Cuentan que contrajo
matrimonio seis o siete veces. Ahora bien, nosotros no sabemos si esto es o no
cierto, porque de serlo, y tal como ahora están los tiempos, es muy posible que
pensásemos si el popular ‘Merlo’ fuese un precursor de Landrú. ABRAXAS” [1925]
En diciembre de 1925, alguien que
firmaba como Pepe Conde, seguro que un universitario troyano, pedía una
suscripción popular con el fin de comprar una lápida para la sepultura de O
Merlo, y proponía incluirlo en el escudo de Compostela, junto al Botafumeiro y
el Apóstol.
“ESCUDO DE SANTIAGO.
Evidentemente que los símbolos de las localidades debieran variar a medida que
las circunstancias modificativas imprimen en ellas cambios sensibles. (...) D.
José Antonio Fernández, hombre de apellido vulgar, ha sido un astro de la
popularidad y sus restos yacen olvidados en el Cementerio de Ferrol, sin que
nadie se ocupe de sufragar una modesta lápida para la sepultura del que más
brillo dio en Compostela; país del botafumeiro tradicional, del incienso del
homenaje perpetuo.
Hay que reparar esta falta,
organizando antes de terminar este 1925 una suscripción modestísima que permita
testimoniar la admiración merecida a quien popularizó el pseudónimo «Merlo» que
con su indiscutible arte dio admirablemente lustre en esta tierra de ilustres.
El Botafumeiro, El Merlo, Santiago y cierra homenajes.”
O Merlo, Limpia-Botas Mayor de Galicia y rara avis de principio a fin.
Y resulta que, por fin, meses después de escribir esta historia, he conseguido una foto del protagonista. Procede de un libro que... ¡tenía en casa!, titulado Compostela. Memoria fotográfica, obra de José Luis Cabo Villaverde y Pablo Costa Buján.
Y resulta que, por fin, meses después de escribir esta historia, he conseguido una foto del protagonista. Procede de un libro que... ¡tenía en casa!, titulado Compostela. Memoria fotográfica, obra de José Luis Cabo Villaverde y Pablo Costa Buján.
11 de junio de 2013
AgroEnlace. Fotos aéreas del vuelo americano (1956)
Quería saber cómo eran a vista de
pájaro los lugares donde se criaron mis padres, y me acordé de las fotos aéreas
que el ejército norteamericano realizó en 1956. He recurrido a ellas en algunas
investigaciones y me ayudaron a ‘ver mejor las cosas’.
Son imágenes en blanco y negro
pero con suficiente detalle como para distinguir las aldeas, las carreteras, las playas, los muelles, las fábricas, incluso las casas y las leiras. No es
Google Earth, en color y con buena resolución, pero... los abuelos reconocerán
sin mucho esfuerzo cómo era su mundo desde las alturas.
Éste es el enlace http://mapas.xunta.gal/visores/descargas,
y ésta la pantalla inicial.
El procedimiento que resulta más
rápido es pinchar en primer lugar en la lupa, arriba a la derecha, y aparece la opción "Seleccione búsqueda". Escogemos la provincia. Luego el concejo, y la parroquia. Y, si queremos, el lugar concreto.
Probemos a buscar la foto
correspondiente a O Milladoiro, cerca de Santiago, provincia de A Coruña.
Primero, claro, hay que saber que pertenece al municipio de Ames. El problema,
en este caso, reside en que O Milladoiro no era parroquia hasta hace poco.
Tecleamos en google
parroquia+milladoiro y vemos que pertenecía a la parroquia de Biduído.
Ahora ya podemos pinchar en la lupa a la derecha de 'O Milladoiro'. Aparece una foto aérea actual de la población y nos vamos a la izquierda, a un menú en el que disponemos de la opción Series Cartográficas 5.000 PDF. Pinchamos en ella y surge un nuevo menú, en el que marcamos la opción Ortofoto 1956-57.
Penúltimo paso: pinchamos en la foto y vemos que se nos ofrece un archivo PDF descargable. Volvemos a pinchar en él y llegamos al menú para descargarlo, una tarea que puede llevar su tiempo porque cada archivo, cada foto en PDF, pesa en torno a 15-16 megas.
He aquí un recorte de la foto
obtenida, con el modesto Milladoiro de 1956. Una pena que no sea en color.
Y por cierto, si queremos ver una foto reciente, en vez de escoger la del vuelo americano escogemos 'Ortofoto PNOA 2009 2010'. PNOA significa Plan Nacional de Ortofotografía Aérea. He recortado la foto para que coincida, más o menos, con la anterior y éste es el resultado.
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