Aquí tenemos nuestro escenario,
la aldea de Cans, en Nebra (Porto do Son), ría de Muros, a las faldas de la
Serra do Barbanza.
29 de septiembre de 1916. Sixto
Francisco Montenegro es nombrado por el concejo de Porto do Son ‘agente
ejecutivo para el cobro de Consumos y arbitrios extraordinarios’.
12 de octubre de 1916, día de la
Virgen del Pilar, patrona de la Guardia Civil. Tragedia en el puente de Cans. Las
fuerzas de la Benemérita al mando del capitán Maillo se enfrentan a mujeres y
hombres de la parroquia de Nebra con el resultado final de 5 muertos y varias
decenas de heridos. Los vecinos querían evitar los embargos de fincas, ganados
y muebles por impago de impuestos.
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13 de octubre de 1916 |
Hospital de Santiago de Compostela.
El doctor Alsina no descansa, pero las amputadas no lograron finalmente sobrevivir.
El trágico suceso mereció bastantes
páginas en la prensa de la época y es conmemorado en Nebra desde el año 1999. En
1987 el libro titulado Nebra. Historia dunha
infamia escrito por Xerardo Díaz Fernández y publicado por Ediciós do
Castro abordó el asunto en forma de crónica novelada y con abundancia de
detalles. Su autor era natural de Porto do Son y contaba siete años cuando
sucedió todo.
La historia reúne todos los
ingredientes de una película del Far Northwest, del Lejano Noroeste.
Un escenario muy cinematográfico tanto
por su emplazamiento, un puente en una aldea del Barbanza con vistas a la ría y
a la sierra, como por su nombre, Cans –perros en gallego-, que suena al Cannes
francés o al otro Cans de O Porriño, sede también de un festival de cine... algo
diferente.
Un tema clásico: la
resistencia ante los abusos del poder. Fuenteovejuna.
Unos personajes protagonistas bien
definidos, prototípicos. El agente Montenegro, una especie de Torrente de hace
cien años, recaudador de impuestos. El capitán Emilio Maillo, de trayectoria
ejemplar en la Guardia Civil hasta que pasó lo que pasó. Alcaldes, concejales,
poderosos locales y caciques; algunos corruptos y sin escrúpulos, otros
simplemente arrastrados por los acontecimientos. El pueblo harto y oprimido, que
se amotina; marineros y labradores.
Y personajes secundarios que
aportaron intensidad a la trama. Un diputado y a la vez ministro. Un secretario
municipal que se suicidó ingiriendo arsénico; el suicidio fue la versión
oficial. Un articulista que predijo la tragedia, meses antes de que ésta ocurriese,
en una crónica titulada: “El conflicto del Puerto del Son. Hay que evitar un
día de luto”.
Mi intención al abordar este tema
es reconstruir la trama, los antecedentes del conflicto, y ofrecer detalles
sobre los personajes. Mostrar las fuerzas que condujeron al choque. Las razones
de que un déficit en las cuentas municipales acabase en embargos con apoyo de
fuerzas armadas. Los motivos que llevaron a los vecinos a resistirse, sin imaginar
que ponían en peligro sus vidas. O imaginándoselo, pero sin que les importase.
No hace falta ser un lince para comprender que los conflictos sociales explosivos suelen
venir de que previamente se ha acumulado mucha dinamita y que... cuando salta la
chispa puede pasar cualquier cosa. En este caso de Porto do Son, como en otros,
el cóctel explosivo estaba compuesto por los excesos en el cobro de tributos y por
el caciquismo, un fuerte mar de fondo. Y como antes he señalado, la chispa tuvo
su origen en un ‘subsidio extraordinario’ derramado entre los vecinos para que
el Ayuntamiento saldase su deuda con la Diputación provincial, rematado con
embargos de bienes.
Empecemos por el mar de fondo,
por la experiencia previa de los vecinos respecto a la Contribución de Consumos
y a los impuestos en general. Llamémosle la primera parte.
En 1897 nos encontramos una
escena de motín con intervención de la Guardia Civil, aunque sin víctimas.
En 1906 una comisión de vecinos
visita al Gobernador de la provincia para elevar sus quejas sobre los consumos.
En marzo de 1910 parece que todo
va bien, sin novedad en el frente, decía el alcalde. Pero pocos días después los sonenses volvieron a manifestarse contra los
consumos.
Meses más tarde, en Noia, muy
cerca de O Son, se producen graves disturbios en una protesta contra el aumento
de los derechos de consumos acordado por el nuevo arrendatario de los mismos con el beneplácito del Ayuntamiento. 3.000 amotinados. Los
incidentes se saldan con cinco muertos y múltiples heridos por disparos de
bala. Un anticipo de lo que seis años después sucedió en Nebra.
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1910 |
Acá ofrezco una breve revista de
prensa:
“(...) El jueves entre doce y una
de la tarde, ocurrieron serios disturbios en la villa de Noya, originados por
el descontento general que allí reina desde que fueron arrendados los consumos.
El arrendatario D. Francisco Pérez Hermo llegó el mismo día a Santiago,
previendo, sin duda, lo que iba a ocurrir. Las tarifas de los tres grupos las
había elevado notablemente el Ayuntamiento. Este aumento en las tarifas,
especialmente en la que rige para la carne de cerdo, que venía pagando 7 reales
por arroba y en la actualidad pagaba 12, fue acaso la principal determinante de
lo que sucedió. Es de advertir que, además de los tres grupos de artículos de
consumo por los cuales percibía derechos el arrendatario, el Municipio, por su
parte, cobraba los correspondientes a los cereales atrasados. El número de los
amotinados calcúlase en unos 3.000, número verdaderamente respetable si se
tiene en cuenta el total de los habitantes de la villa de Felipe de Castro.”
“(...) A eso de la una de la tarde se hallaban
congregados unos 3.000 aldeanos, que decidieron ir por última vez a pedir al
Ayuntamiento y al arrendatario de consumos la rebaja de las tarifas. Se les
contestó que no era posible acceder a esta demanda y entonces, sin que valieran
razonamientos ni consejos, se esparcieron los 3.000 aldeanos por las vías de la
población y tomando las boca-calles comenzaron a apedrear la casa donde se
hallan instaladas las oficinas del arriendo y vive el arrendatario. Acudió la
guardia civil al mando del teniente e intimó a los revoltosos para que
depusieran su actitud, recibiendo por toda contestación una lluvia de piedras.”
“(...) Los citados diarios
afirman que desde las ventanas de algunas casas los caciques o sus secuaces
tiroteaban al pueblo lesionando a muchas personas. Uno de los que cayó
gravemente herido por estos disparos fue el marinero que falleció en la
madrugada de ayer. Era conocido por Tui
y deja seis hijos en el mayor desamparo. (...) Otra de las víctimas ha sido una
joven aldeana y, según las noticias que a Santiago llegaron ayer, también
falleció una mujer conocida por la Brandilleira.
Son, pues, tres los muertos hasta ahora. (...) Un incidente. Anteayer por la
mañana estaba el cadáver del pobre marinero Tui
amortajado en el hospicio y, al ir a verlo su hija, un dependiente de consumos
la detuvo y le preguntó si llevaba algún artículo sujeto al adeudo [de
consumos]. –Lo que llevo –contestóle la chica- es un cadáver; el cadáver de mi
padre asesinado por ustedes. El público que presenció esta dolorosa escena
quiso linchar al consumero, el cual tuvo que huir para ponerse a salvo.”
En la sesión del Congreso de 9 de
diciembre de 1910, el diputado Llanos pregunta por los sucesos de Noia al ministro responsable de tal tipo de asuntos. El ministro no usa la palabra muertos, y parece dar a entender que los aldeanos amotinados se armaron un lío.
Mientras tanto, en Porto do Son ‘reinaba
malestar’ por el déficit en las cuentas del ayuntamiento.
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29-11-1910 |
Rafael Gasset y Chinchilla,
candidato a diputado por la provincia de A Coruña y ministro de Fomento, había ofrecido acabar con el
déficit y construir un puerto en Porto do Son. A cambio de votos, aseguraban los partidarios del candidato rival, Alejandro Cadarso
Ronquete.
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1910 |
En 1912, en Porto do Son tiene
lugar una ‘manifestación tumultuosa’ contra el agente recaudador de la compañía
arrendataria de consumos, y una nueva petición de rebaja de impuestos.
Año 1915: la Diputación
provincial insta procedimiento de apremio contra el ayuntamiento para que pague
lo que le debe.
Y llegamos al año clave, 1916.
Desde abril la oposición a los tributos entró en una especie de frenesí. En ese
mes se registra una manifestación contra los arbitrios municipales
extraordinarios.
El teniente Gonzalo Bueno sale desde Santiago con las fuerzas a sus órdenes al día siguiente. "
La presencia de la benemérita en dicha villa [de Porto do Son] la motiva una manifestación pública organizada como protesta contra el repartimiento de Consumos."
Al mes siguiente, en mayo, otra
comisión vecinal se desplaza a Coruña para exponer sus quejas al gobernador
civil, José Boente Sequeiros, quien llevaba dos meses en el cargo.
En junio, otro motín, con cinco detenidos que acabaron en la cárcel, luego liberados. Y otra manifestación. Lo de los 3.000 manifestantes empieza a ser una constante. Según la noticia, 'el gobernador civil llamó al alcalde para que le informe sobre los motivos del conflicto'; debe ser una broma del periodista.
Pocos días después, alguien de
Noia firmó una crónica en el
Diario de Galicia con el seudónimo
Atiza en la que
se temía lo peor: “
Hay que evitar un día de luto”. El luto llegó cuatro meses
más tarde. Pongo el texto completo del artículo más abajo, al final de la
historia. Vistos los acontecimientos posteriores, da la impresión de que en el Gobierno Civil nadie leía la prensa.
Conclusión de la primera parte:
veinte años de descontento por los impuestos, con la Contribución de Consumos en el top one.
Segunda parte. Sigamos conociendo
el mar de fondo, pero ahora en sus vertientes económica y política. Empecemos
por las cuestiones económicas. Porto do Son vivía del mar y de la agricultura. Los
sonenses pescaban de todo, claro, desde sardinas usando ‘xeitos’ hasta pulpos y congrios
con dornas; pero eran especialmente reconocidos por sus habilidades en la pesca
de merluzas con ‘volantas’. Merluceiros y volanteiros.
Así se describía su actividad
pesquera en 1898: “La principal industria de sus
habitantes consiste en la pesca, abundantísima en sardina, merluza, abadejo y
congrio, cuyos pescados exporta en grandes cantidades, existiendo actualmente
unas doscientas lanchas pescadoras.- Tiene importantes fábricas de salazón.”
Pues bien, desde principios de
siglo, tanto en la pesca de la sardina como en la pesca de la merluza se introdujeron
nuevas artes que amenazaban con dejar fuera de juego a los que seguían
empleando las artes tradicionales. Y, al igual que en otros puertos, surgieron
movimientos de protesta y sonados conflictos.
En la pesca de la sardina se
introdujo la ‘traiña’, un aparejo de cerco a cuyo uso se opusieron los que pescaban
con el tradicional ‘xeito’, una red de deriva. Y por otro lado, llegaban a los
caladeros próximos a O Son un número creciente de ‘bous’ a vapor que pescaban
la merluza al arrastre y destrozaban las también tradicionales ‘volantas’ –otro
arte de deriva- empleadas por la flota sonense. La pesca con artes de deriva
iba a la deriva.
Abril de 1904, un concurrido
mitin de protesta contra los bous en
O Son, seguido de manifestación.
En mayo del mismo año de 1904, 2.000
personas se manifestaban contra el uso de la traiña. Todavía faltaban algunos años para llegar a la cifra de 3.000.
En junio, volaron las volantas de
los sonenses. El cronista preveía una ‘formidable explosión de terribles y
dolorosas consecuencias’.
En abril del año siguiente, 1905,
se repitió la historia.
No sólo manifestaciones y
mítines. La protesta también recurría a la dinamita. En 1903 alguien había colocado
bombas en dos casas de un importante armador de pesca y fabricante de salazón de O Son,
Juan Parada Vidal. En las puertas habían pintado ‘en negro, una mano y debajo un
puñal’.
Y en 1906, se produce un serio
incidente cuando atracaba una trainera en el muelle de Porto do Son. El posterior juicio sobre
el asunto, celebrado en Noia en 1911, con 30 procesados y 110 testigos, merecía
el siguiente titular :
El fiscal, Luis Piernavieja, resumía
así los hechos: “El 1º de Agosto de 1906, al atracar al muelle la trainera Arca de Noé fue acogida de modo hostil
por el público que ocupaba el muelle; los procesados dirigidos por Manuel
Fernández Lourido apedrearon a los tripulantes y habiendo estos desembarcado,
los procesados penetraron en la trainera y arrojaron el aparejo al mar después
de destruirla”
Dos breves pinceladas sobre el asunto.
Declara el principal acusado: “Manuel Fernández Lourido, presidente del gremio
de mareantes en la época en la cual se realizaron los sucesos, a preguntas del
fiscal dice que no celebró reunión alguna, ni dio caramelos a los niños, ni
excitó a nadie a que atacasen a los traineros, ni dirigió el ataque contra la
trainera Arca de Noé. (...)”
Y ahora un testigo: “José Mª Sieira
Santos, tripulante de la trainera el día de la agresión, dice, a instancia del fiscal,
que ya desde tras la Atalaya se oían bocinas y gritos y que al llegar al muelle,
a la voz de ‘fuego’ una lluvia de piedras cayó sobre ellos. Entonces él hizo dos
disparos primero y luego otro. A él le dieron una pedrada en una pierna. Oyó decir
que uno de los que invadieron la trainera era el Abeijón y cuatro o cinco mujeres
penetraron también a bordo y destruyeron todo lo que pudieron; él los vio desde
la solana. Cita gruesísimas frases con las cuales les saludaron al pasar. (...)
–¿Vió usted a las mujeres destruir el aparejo?. –Sí, señor, más de 100 o 200; pero
solo conocía a 4; las conocí como conozco a mi mujer.”
En fin, un ambiente caliente que se debió
de caldear todavía más porque los precios de venta de la merluza, especialidad
pesquera local, no paraban de caer. En el siguiente gráfico se puede apreciar
la caída: de 2,2 pesetas kilo en 1904 a 1,25 en 1913. El descenso del precio se
debía al aumento de las capturas originado por el uso de artes de arrastre.
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Giráldez Rivero, X. (1996), Crecimiento y transformación del sector pesquero gallego (1880-1936), pág. 163 |
Vayamos ahora al mar de fondo
político. Recordemos que la chispa del conflicto de 1916 había sido el
desgobierno de las finanzas municipales, algo frecuente en muchos concejos. En
1911, cinco años antes, un artículo firmado por Agapito Vinagre Ben, cura
auxiliar de una parroquia del concejo y cuya familia poseía un comercio en O Son,
lanzaba sus dardos contra la larga trayectoria de control caciquil del
ayuntamiento por parte del clan de José González, apodado Paxariñas.
Don Agapito no era neutral en el
asunto puesto que su padre había sido secretario municipal y el alcalde
Paxariñas le había escamoteado la pensión de jubilación. Por eso, imagino,
apoyaba al bando opuesto en la lucha por el control del municipio, liderado en
la sombra por el armador y salazonero José Parada Vidal. En cualquier caso, su análisis de la política
municipal sacaba a la luz múltiples irregularidades.
“(...) Hace la friolera de diez y ocho años
que venía administrando este distrito, por obra y gracia de D. Rafael Gasset,
un hombre vulgarmente conocido en el país por Paxariñas. De este hombre que dice: «la misa y las campanas son
invención de los curas», porque lo oyó en el Brasil, pero que no sabe ni lo que
es misa, ni para qué son los curas ni las campanas; de este hombre se valió D.
Rafael para llevar su acta de diputado limpia
y sin gastos; razón poderosa para apoyarle en todas sus tropelías.
Durante el tiempo de su omnímodo
poder, disfrutaron todos los miembros de su familia del presupuesto municipal,
pues siendo él alcalde, un hijo era secretario, otro depositario, otro médico,
y además constaban otras cositas que se quedan por ahora en el tintero.
El mencionado y hoy caído cacique
se valía y esgrimía alevosamente, como hombre sin entrañas, la odiosa arma del
impuesto de consumos, para sacrificar a los que consideraba sus enemigos (...)
Toda su ciencia, toda la habilidad de Paxariñas
la empleaba en la venta de solares, en el estudio de las especies comprendidas
en la tarifa de consumos y sujetas al pago de derechos, en pasar recados
domiciliarios a los que consideraba no estaban bien clasificados en la
matrícula del subsidio, por si mediaba algún negocio...
El Sr. Gasset fue consentidor
como diputado y a sabiendas de que se recaudasen los impuestos municipales en
este Ayuntamiento durante el período de cuatro años, sin formalizar
presupuestos; motivos sobrados para proceder contra todos los señores del
Concejo. Pero también lo que causa risa es que los impuestos se cobraban, pero
las obligaciones pendientes de pago no se satisfacían; el distrito pagaba, él
ingresaba, pero no se daba salida al dinero; y el caso es que estamos empeñados
con la provincia, de tal suerte que no nos llega la camisa al cuerpo; por eso
el Paxariñas en vísperas de su
testamento municipal consiguió por mediación del señor Gasset una moratoria de
seis años, para cumplir dicha obligación, y parte de otras sagradas, en el
municipio, por satisfacer. (...)
Para terminar, diré que el
cacique quiso satisfacer demasiado sus apetitos y se atragantó, terminando por
indigestarse. En su estado febril, y descuidando la gravedad de su dolencia,
quiso comer nuevamente recaudando para ello un déficit extraordinario cuya formación no tuvo razón de ser (...)
Esta sucinta historia da idea de quién y cómo se administraba en esta villa y
Puerto del Son: el milagro del cambio se debe al Sr. Parada. (...)”
Agapito Vinagre se refería a la
familia González Mariño y no andaba descaminado. Porque efectivamente, hasta 1912 diversos miembros de esta
familia habían manejado los resortes del municipio bajo el paraguas de Rafael
Gasset y Chinchilla, diputado por A Coruña y ministro de Fomento. El patriarca
José González 'Paxariñas' fue sucedido en la alcaldía por su hijo Honorato González Mariño
en 1904, siendo ya médico municipal otro de sus hijos, Salustiano.
Otro González Mariño, Humberto, también de los 'Paxariñas', licenciado
en derecho, accedió al puesto de secretario municipal tras... un sospechoso
suceso. Porque resulta que en enero de 1907 tuvo lugar un incendio en la casa
Consistorial y... justo entonces el que ejercía de secretario -Manuel Caamaño- muere envenenado con arsénico, un
suicidio según las noticias de prensa. Desaparecieron los libros de Actas, el Repartimiento de la Contribución Territorial, el Presupuesto y la Matrícula
Industrial. El alcalde informaba al gobernador de que el suicida 'no ha confesado la causa del suicidio'. ¡Vaya por Dios!
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1907 |
Honorato, el alcalde, designó a
su hermano Humberto para la vacante del suicida no confeso. Una decisión recurrida ante las
autoridades pues la ley no permitía que los secretarios municipales fuesen
parientes directos de los alcaldes.
En 1912 se produjo un relevo en
la corporación municipal, y pasaron a gobernar los partidarios del 'rico
hacendado' e industrial salazonero José Parada Vidal, quien ya había ejercido
como alcalde antes de la etapa Paxariñas. Tres años después del relevo, la deuda del ayuntamiento con la Diputación
provincial superaba las 37.000 pesetas. Gira la rueda.
Pongamos punto final a esta caótica y no poco habitual
gestión municipal de O Son con un breve texto procedente de un libro escrito por
un natural de la Villa, José Barreiro Barral. La Casa Consistorial fue hipotecada y acabó convertida en panadería. Sin comentarios.
|
Barreiro Barral, José (1989), Historia de Porto do Son y su distrito, pág. 148 |
Conclusión de la segunda parte: después
de largos años de mar de fondo, de problemas económicos y de creciente descontento
respecto a la política local, en 1916 llegó la gota que hizo rebosar el vaso y
se desató la ‘treboada de Cans’, una tormenta de perros. Abajo, al final, incluyo una amplia crónica publicada en la Gaceta de Galicia el día siguiente de la tragedia, basada en fuentes oficiales.
Toca ahora abandonar la
perspectiva general y despejar varias incógnitas sobre personajes concretos. Entramos en la tercera y última parte.
La
primera incógnita es la del papel jugado por el agente que designó el
Ayuntamiento para ejecutar el cobro de los débitos por consumos y por subsidio
extraordinario.
Nuestro agente no era un empleado
municipal, ni un funcionario de Hacienda, ni un agente judicial. Era un cobrador
‘profesional’ contratado aquí y allá, al que la ley otorgaba la consideración de ‘empleado
público’ mientras ejercía su misión y que cobraba dietas diarias además de un
porcentaje de lo recaudado. Así funcionaba el procedimiento de apremio,
aplicado a aquéllos que no pagaban las contribuciones en el plazo estipulado.
Su nombre era Sixto Francisco
Montenegro Núñez, y su historial... extenso y repleto. El brazo fuerte de la
ley, el ejecutor.
La primera noticia que he
obtenido de Sixto Montenegro está datada en 1894, cuando el agente Montenegro
anunciaba la subasta de unas fincas embargadas a exconcejales de Petín
(Ourense).
En 1906 lo volvemos a encontrar
subastando cuatro vacas embargadas a un concejal de Frades (A Coruña), con
hoces y palos de por medio.
1910 fue un año muy movido para
Montenegro. En mayo se lía con una tabernera coruñesa.
En junio se lía con un guardia
municipal, y descubrimos que había sido confidente de la Policía.
En septiembre es denunciado por
estafa en el cobro de la contribución de consumos.
Tras tantos avatares, el agente
Montenegro puso tierra de por medio y en 1911 reaparece en Ribadavia como
agente auxiliar para la recaudación de contribuciones.
En 1913 seguía por tierras
ourensanas, en Celanova.
De modo que este veterano
profesional de los embargos y las subastas, duro y sin miramientos, fue el
elegido para poner firmes a los vecinos de Porto do Son. El brazo fuerte de la
ley. Un ‘embargeitor’ rural. Y corresponde preguntarse: ¿quiénes lo recomendaron para la faena de Porto do Son?; ¿qué vieron en su curriculum? Porque, pienso yo,...
es difícil concebir un mejor modo de echar leña al fuego.
Montenegro
no acudió solo a cumplir su misión. Lo habitual era que los Agentes Ejecutivos acudiesen
protegidos por otro brazo fuerte de la ley y el orden: la Guardia Civil. Las máximas
autoridades encargadas de velar por el orden público llevaban muy poco tiempo en
el cargo. El gobernador civil José Boente Sequeiros, abogado, había sido nombrado
en marzo de 1916.
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Retrato de José Boente Sequeiros en 1901, cuando era presidente de la Diputación de Pontevedra. |
Y el jefe superior de la Guardia Civil
de la provincia, Alfonso Martín Garrido, fue nombrado todavía más tarde, en agosto. Dos recién llegados.
Pero las fuerzas de la Guardia
Civil que acompañaban a Montenegro estaban a las órdenes del capitán Emilio
Maillo Núñez, quien llevaba siete años destinado en Santiago de Compostela, y del teniente Gonzalo Bueno. Hagámonos
una nueva pregunta: ¿de haber estado al mando otro oficial hubiese ordenado una
prudente retirada en el puente de Cans?; ¿dio permiso Maillo para apretar con alegría el gatillo?
Es difícil saberlo, no sé qué pensar.
Maillo, coruñés, había puesto una
pica en Flandes al detener en 1906 a Guillermo Moore, un importante dirigente carlista
al frente de diversos grupos guerrilleros en Cataluña empeñados en acabar
con el régimen por la fuerza.
Aquí la noticia de la detención.
Y acá
tenemos al entonces teniente Maillo posando orgulloso con sus diez hombres luego de la
hazaña, una hazaña por la que recibieron la Medalla al Mérito Militar. De nada sirve decir que es el de los bigotes: es el del centro, el único que no porta el fusil Mauser reglamentario.
Atentos al desarrollo de la
operación: Maillo y sus diez hombres se enfrentaron a 20 guerrilleros fuertemente
armados y, con notable prudencia, evitando un combate abierto, consiguieron reducirlos.
“El teniente Maillo ha recibido
informaciones que apuntan a que Moore y su banda se ocultan en Castelfullit del
Boix, un pueblecito de la comarca barcelonesa del Bages. Así que, en plena
madrugada, escoltado por los diez tipos de la foto, recorre sigilosamente las
callejuelas vacías del lugar. Finalmente dan con Moore y su banda en la
conocida como Casa Torre del Forn. Son 20 guerrilleros fuertemente armados
frente a la decena de guardias que manda Maillo. Evitando un enfrentamiento
abierto, el teniente elige a uno de sus hombres y se adentra con él en la casa
sin ser visto. Maillo consigue llegar hasta el cuarto de Moore, al que no da
tiempo a esgrimir su revólver y consigue reducirle. Con su jefe como rehén,
Maillo obliga al resto de rebeldes a rendirse a la Guardia Civil.”
En 1910 Maillo es destinado a
Santiago y, casualidades de la vida, le toca investigar lo sucedido en Noia
tras el sangriento incidente por los consumos de ese mismo año. En 1911 asciende
a capitán.
Su condición de oficial de la
Guardia Civil le permitía llevar una vida social de alto nivel. En 1914 compartió
mesa y mantel con la infanta Isabel de Borbón en el
Hotel Suizo de Santiago, un
banquete ofrecido por la infanta a autoridades y personalidades compostelanas.
El menú del banquete fue ciertamente completo: cinco entremeses (cabeza de jabalí, gallina trufada,
mortadela, lengua en escarlata, aceitunas); seis platos (sopa María Luisa,
Rostbif a la Bordelesa, Robalizas en mayonesa, guisantes a la francesa, pollos
asados en su jugo, ensalada); un amplio surtido de postres (mantecado a la
vainilla, pudding de frutas, dulces varios, pastas, quesos y frutas), y sus
correspondientes bebidas (Champán
Moet & Chandon, Riojas tinto y blanco,
Jerez), cafés y licores.
¿Qué papel tuvo Maillo en ese
momento crucial de decidir qué hacer con los manifestantes? La versión oficial
fue, como cabía esperar, exculpatoria: los guardias aplicaron el reglamento. Ante
una grave amenaza, se vieron obligados a disparar. Otras versiones, recogidas por
la prensa, insistían en que las fuerzas comandadas por Maillo se saltaron la fase
disuasoria de efectuar disparos al aire.
Los muertos se enterraron. De los
heridos no tengo noticia. Hubo manifestaciones de protesta y suscripciones populares para ayudar a las
familias de los fallecidos.
¿Y qué fue de la cadena de
responsables políticos y militares relacionados con la tragedia?
El Alcalde de Porto do Son,
Severiano Martínez, dimitió rápidamente.
El mando superior de la Guardia
Civil de la provincia coruñesa, Alfonso Martín Garrido, marchó al mes siguiente
de los sucesos a la República del Salvador, en misión de ayuda para organizar
la policía del país centroamericano; en 1921 fue nombrado Inspector General de
la Policía.
El capitán Maillo se incorporó en
febrero de 1917 a la Dirección General de la Guardia Civil, en Madrid.
El teniente Gonzalo Bueno, segundo
oficial al mando en los sucesos de Cans, fue destinado a Badajoz en diciembre
de 1917.
El gobernador Boente Sequeiros cesó
en el cargo en 1917 y en 1918 fue nombrado gobernador de Sevilla.
El agente Montenegro siguió con
sus cosas.
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1917 |
Conclusión: carpetazo al asunto y mutis por el foro.
Cans, mil novecientos dieciséis,
el retorcido brazo de la ley.
TEXTOS
(1) EL PRESAGIO.
Diario de Galicia, 28 de Junio de
1916.
El conflicto del Puerto del Son.
Hay que evitar un día de luto.
“La falta absoluta de confianza
que los vecinos del término municipal del Son tienen de sus administradores es
la causa principal de la rotunda negativa a pagar el déficit. De suerte que en el
fondo no se niegan a satisfacer esa contribución extraordinaria; niéganse a
entregarla a los actuales directores de la casa municipal.
Por el distrito han circulado
rumores de abusos gravísimos, y esos rumores fueron fomentados a veces por los
que más interés debían tener en desmentirlos; se hizo creer a los vecinos que
los culpables serían castigados, y ahora, al ver que no hay nada de lo dicho y
que el déficit debe ser pagado íntegro por los que ninguna culpa tuvieron de su
incremento, la protesta popular sube de punto y la indignación pública es tal
que basta la simple sospecha de que un sujeto no era partidario de la actitud
general para que le fuesen estropeadas las gavillas de centeno que tenía
preparadas en la era para majar; el hecho es vituperable, indudablemente, pero
mide muy exactamente la exaltación pública y por eso lo recogemos.
Aunque por la espontaneidad del
movimiento y la consiguiente falta de dirección no podemos decir
terminantemente: estas son las aspiraciones de los descontentos, creemos, sin
embargo, que haciéndoles las tres concesiones que vamos a enumerar, se acabaría
el conflicto, se cobraría el déficit, y ni la justicia, ni su complemento la
equidad, perderían nada de sus fueros.
1º “Admitirse por el Gobernador
civil la dimisión que tiene presentada el Ayuntamiento en pleno y designación
de otro interino con personas de responsabilidad que gocen de la confianza
popular”. Bien sabemos que el cargo de concejal es obligatorio, según la ley
Municipal, y que esa obligación invocó el [gobernador] Sr. Boente para no
admitir las dimisiones presentadas, pero creemos que ese deber ciudadano se
impone tan solo a aquellos que, siendo aptos para desempeñar el puesto
edilicio, gozan de pública estimación y tienen la fuerza moral necesaria para cumplir
con sus deberes concejiles; mas tales circunstancias no concurren en los
individuos que componen el Ayuntamiento del Son (...)
2º “Depuración de
responsabilidades en la gestión de los Ayuntamientos anteriores y efectuación
de las mismas sin contemplaciones.” Tantas y tan bochornosas cosas hemos oido
respecto a la gestión de los Ayuntamientos y alcaldes que precedieron a los
actuales, que si estuviéramos en el lugar de los alcaldes y concejales
salientes ya habríamos publicado un folleto justificando nuestra conducta.
(...)
3º “Proceder ejecutivamente
contra los deudores directos del Ayuntamiento.” Cuando decíamos a los
manifestantes del Son que era preciso pagar el déficit, aunque harían bien en
tomar medidas para que no se repitiese dentro de poco tiempo, responderán
unánimemente: Sí, señor, nosotros estamos dispuestos a pagar a un Ayuntamiento
de nuestra confianza; pero es de justicia que paguen primero los que deben al
municipio. Mire usted: Fulano debe tanto; Zutano, tanto; Mengano, tanto, y así iban
diciendo varios nombres y varias cantidades que en junto se elevaban a una
respetable suma; y añadían: como V. comprenderá es una triste gracia que
nosotros, los que para nada intervenimos en el Ayuntamiento, tengamos que pagar
la mala fe de unos, el compadrazgo de otros y la desidia y abandono de todos.
Evidentemente, el sentido común hablaba por boca de mis interlocutores.
La solución que proponemos es de
absoluta eficacia; pero ¿será aceptada?. Mucho lo dudamos, porque la autoridad
gubernativa no parece conceder a los acontecimientos del Son la importancia que
realmente tienen; ¡claro, está el Son tan lejos de la capital!. La sangre que
allí pueda correr no inquietará a los Crispines y Polichinelas de la Ciudad
alegre y confiada, y no inquietando a los de arriba, los de abajo también
sestean plácidamente. El jefe provincial de la política del Son tampoco se preocupa
gran cosa de tranquilizar aquel municipio; él, el jefe, no tiene allí
intereses, ni familia y dudamos mucho que tenga amigos, y aunque mueran unos
cuantos infelices y otros pocos vayan a la cárcel ¿qué se le da a él?.
Si no es esa fórmula, sea otra
cualquiera que pacifique los ánimos, y venga de donde viniere será bien
recibida. Ya que poco podemos esperar de las autoridades gubernativa y política,
esperamos que el alcalde dimisionario pondrá de su parte todo lo posible para
evitar el conflicto y confiamos en que usando de una frase suya, ‘tirará carro
e carreta’, pero de veras, antes de consentir que se derrame una sola gota de
sangre por la fuerza pública y que antes seguirá esta norma que altas
inspiraciones, por elevadas que sean.
Atiza. Noya, Junio de 1916”
(2) CRÓNICA DE LOS SUCESOS.
Gaceta de Galicia, 13 de octubre
de 1916.
El Hambre en Acción. Un pueblo amotinado. La terrible tragedia del Son. Tres muertos. Muchos heridos.