21 de mayo de 2013

AgroEnlace. Illa de Arousa 1969

Este documental 'amateur' de 1969 sobre la Illa de Arousa bien merece la pena. Son 40 minutos en Super-8, y ni punto de comparación con los reportajes oficiales del NO-DO. Es otra cosa, mucho más auténtica.

La música de fondo... bueno, de aquellos tiempos de coros y danzas. El acento gallego del narrador hablando en español acaba 'engaiolando'. Insuperables las escenas de pesca de pulpos y chocos. También 'tiene su aquel' ver cómo se sacaban del fondo las almejas con rastros, a base de fuerza física, a 'pan de millo'.

Me hizo abrir los ojos la escena en la que un barco a motor que se encargaba de comprar las almejas 'a flote' -para no tener que ir a puerto- arrastraba las dornas en una especie de esquí acuático (minuto 27:20). Las mujeres con sus sachos apañando marisco en las playas, y otras escenas marineras.

El narrador haciendo comentarios sobre los hombres del mar de A Illa, simpáticos, notándose que los conocía bien.

Las chavalas jugando un partido de fútbol, mi madriña, 'qué avansados os da Illa'; y las dos nenas disfrazadas de Guardias Civiles.

El final es de ciencia ficción, con efectos especiales 'daquela maneira'.

20 de mayo de 2013

18 de mayo de 2013

Cans, 1916. El fuerte brazo de la ley


Aquí tenemos nuestro escenario, la aldea de Cans, en Nebra (Porto do Son), ría de Muros, a las faldas de la Serra do Barbanza.


29 de septiembre de 1916. Sixto Francisco Montenegro es nombrado por el concejo de Porto do Son ‘agente ejecutivo para el cobro de Consumos y arbitrios extraordinarios’.

12 de octubre de 1916, día de la Virgen del Pilar, patrona de la Guardia Civil. Tragedia en el puente de Cans. Las fuerzas de la Benemérita al mando del capitán Maillo se enfrentan a mujeres y hombres de la parroquia de Nebra con el resultado final de 5 muertos y varias decenas de heridos. Los vecinos querían evitar los embargos de fincas, ganados y muebles por impago de impuestos.

13 de octubre de 1916

Hospital de Santiago de Compostela. El doctor Alsina no descansa, pero las amputadas no lograron finalmente sobrevivir.



El trágico suceso mereció bastantes páginas en la prensa de la época y es conmemorado en Nebra desde el año 1999. En 1987 el libro titulado Nebra. Historia dunha infamia escrito por Xerardo Díaz Fernández y publicado por Ediciós do Castro abordó el asunto en forma de crónica novelada y con abundancia de detalles. Su autor era natural de Porto do Son y contaba siete años cuando sucedió todo.

La historia reúne todos los ingredientes de una película del Far Northwest, del Lejano Noroeste.

Un escenario muy cinematográfico tanto por su emplazamiento, un puente en una aldea del Barbanza con vistas a la ría y a la sierra, como por su nombre, Cans –perros en gallego-, que suena al Cannes francés o al otro Cans de O Porriño, sede también de un festival de cine... algo diferente.

Un tema clásico: la resistencia ante los abusos del poder. Fuenteovejuna.

Unos personajes protagonistas bien definidos, prototípicos. El agente Montenegro, una especie de Torrente de hace cien años, recaudador de impuestos. El capitán Emilio Maillo, de trayectoria ejemplar en la Guardia Civil hasta que pasó lo que pasó. Alcaldes, concejales, poderosos locales y caciques; algunos corruptos y sin escrúpulos, otros simplemente arrastrados por los acontecimientos. El pueblo harto y oprimido, que se amotina; marineros y labradores.

Y personajes secundarios que aportaron intensidad a la trama. Un diputado y a la vez ministro. Un secretario municipal que se suicidó ingiriendo arsénico; el suicidio fue la versión oficial. Un articulista que predijo la tragedia, meses antes de que ésta ocurriese, en una crónica titulada: “El conflicto del Puerto del Son. Hay que evitar un día de luto”.

Mi intención al abordar este tema es reconstruir la trama, los antecedentes del conflicto, y ofrecer detalles sobre los personajes. Mostrar las fuerzas que condujeron al choque. Las razones de que un déficit en las cuentas municipales acabase en embargos con apoyo de fuerzas armadas. Los motivos que llevaron a los vecinos a resistirse, sin imaginar que ponían en peligro sus vidas. O imaginándoselo, pero sin que les importase.

No hace falta ser un lince para comprender que los conflictos sociales explosivos suelen venir de que previamente se ha acumulado mucha dinamita y que... cuando salta la chispa puede pasar cualquier cosa. En este caso de Porto do Son, como en otros, el cóctel explosivo estaba compuesto por los excesos en el cobro de tributos y por el caciquismo, un fuerte mar de fondo. Y como antes he señalado, la chispa tuvo su origen en un ‘subsidio extraordinario’ derramado entre los vecinos para que el Ayuntamiento saldase su deuda con la Diputación provincial, rematado con embargos de bienes.

Empecemos por el mar de fondo, por la experiencia previa de los vecinos respecto a la Contribución de Consumos y a los impuestos en general. Llamémosle la primera parte.

En 1897 nos encontramos una escena de motín con intervención de la Guardia Civil, aunque sin víctimas.


En 1906 una comisión de vecinos visita al Gobernador de la provincia para elevar sus quejas sobre los consumos.


En marzo de 1910 parece que todo va bien, sin novedad en el frente, decía el alcalde. Pero pocos días después los sonenses volvieron a manifestarse contra los consumos.


Meses más tarde, en Noia, muy cerca de O Son, se producen graves disturbios en una protesta contra el aumento de los derechos de consumos acordado por el nuevo arrendatario de los mismos con el beneplácito del Ayuntamiento. 3.000 amotinados. Los incidentes se saldan con cinco muertos y múltiples heridos por disparos de bala. Un anticipo de lo que seis años después sucedió en Nebra.

1910

Acá ofrezco una breve revista de prensa:

“(...) El jueves entre doce y una de la tarde, ocurrieron serios disturbios en la villa de Noya, originados por el descontento general que allí reina desde que fueron arrendados los consumos. El arrendatario D. Francisco Pérez Hermo llegó el mismo día a Santiago, previendo, sin duda, lo que iba a ocurrir. Las tarifas de los tres grupos las había elevado notablemente el Ayuntamiento. Este aumento en las tarifas, especialmente en la que rige para la carne de cerdo, que venía pagando 7 reales por arroba y en la actualidad pagaba 12, fue acaso la principal determinante de lo que sucedió. Es de advertir que, además de los tres grupos de artículos de consumo por los cuales percibía derechos el arrendatario, el Municipio, por su parte, cobraba los correspondientes a los cereales atrasados. El número de los amotinados calcúlase en unos 3.000, número verdaderamente respetable si se tiene en cuenta el total de los habitantes de la villa de Felipe de Castro.”

“(...) A eso de la una de la tarde se hallaban congregados unos 3.000 aldeanos, que decidieron ir por última vez a pedir al Ayuntamiento y al arrendatario de consumos la rebaja de las tarifas. Se les contestó que no era posible acceder a esta demanda y entonces, sin que valieran razonamientos ni consejos, se esparcieron los 3.000 aldeanos por las vías de la población y tomando las boca-calles comenzaron a apedrear la casa donde se hallan instaladas las oficinas del arriendo y vive el arrendatario. Acudió la guardia civil al mando del teniente e intimó a los revoltosos para que depusieran su actitud, recibiendo por toda contestación una lluvia de piedras.”

“(...) Los citados diarios afirman que desde las ventanas de algunas casas los caciques o sus secuaces tiroteaban al pueblo lesionando a muchas personas. Uno de los que cayó gravemente herido por estos disparos fue el marinero que falleció en la madrugada de ayer. Era conocido por Tui y deja seis hijos en el mayor desamparo. (...) Otra de las víctimas ha sido una joven aldeana y, según las noticias que a Santiago llegaron ayer, también falleció una mujer conocida por la Brandilleira. Son, pues, tres los muertos hasta ahora. (...) Un incidente. Anteayer por la mañana estaba el cadáver del pobre marinero Tui amortajado en el hospicio y, al ir a verlo su hija, un dependiente de consumos la detuvo y le preguntó si llevaba algún artículo sujeto al adeudo [de consumos]. –Lo que llevo –contestóle la chica- es un cadáver; el cadáver de mi padre asesinado por ustedes. El público que presenció esta dolorosa escena quiso linchar al consumero, el cual tuvo que huir para ponerse a salvo.

En la sesión del Congreso de 9 de diciembre de 1910, el diputado Llanos pregunta por los sucesos de Noia al ministro responsable de tal tipo de asuntos. El ministro no usa la palabra muertos, y parece dar a entender que los aldeanos amotinados se armaron un lío.


Mientras tanto, en Porto do Son ‘reinaba malestar’ por el déficit en las cuentas del ayuntamiento.

29-11-1910

Rafael Gasset y Chinchilla, candidato a diputado por la provincia de A Coruña y ministro de Fomento, había ofrecido acabar con el déficit y construir un puerto en Porto do Son. A cambio de votos, aseguraban los partidarios del candidato rival, Alejandro Cadarso Ronquete.

1910
En 1912, en Porto do Son tiene lugar una ‘manifestación tumultuosa’ contra el agente recaudador de la compañía arrendataria de consumos, y una nueva petición de rebaja de impuestos.



Año 1915: la Diputación provincial insta procedimiento de apremio contra el ayuntamiento para que pague lo que le debe.

Y llegamos al año clave, 1916. Desde abril la oposición a los tributos entró en una especie de frenesí. En ese mes se registra una manifestación contra los arbitrios municipales extraordinarios.



El teniente Gonzalo Bueno sale desde Santiago con las fuerzas a sus órdenes al día siguiente. "La presencia de la benemérita en dicha villa [de Porto do Son] la motiva una manifestación pública organizada como protesta contra el repartimiento de Consumos."

Al mes siguiente, en mayo, otra comisión vecinal se desplaza a Coruña para exponer sus quejas al gobernador civil, José Boente Sequeiros, quien llevaba dos meses en el cargo.


En junio, otro motín, con cinco detenidos que acabaron en la cárcel, luego liberados. Y otra manifestación. Lo de los 3.000 manifestantes empieza a ser una constante. Según la noticia, 'el gobernador civil llamó al alcalde para que le informe sobre los motivos del conflicto'; debe ser una broma del periodista.



Pocos días después, alguien de Noia firmó una crónica en el Diario de Galicia con el seudónimo Atiza en la que se temía lo peor: “Hay que evitar un día de luto”. El luto llegó cuatro meses más tarde. Pongo el texto completo del artículo más abajo, al final de la historia. Vistos los acontecimientos posteriores, da la impresión de que en el Gobierno Civil nadie leía la prensa.


Conclusión de la primera parte: veinte años de descontento por los impuestos, con la Contribución de Consumos en el top one.

Segunda parte. Sigamos conociendo el mar de fondo, pero ahora en sus vertientes económica y política. Empecemos por las cuestiones económicas. Porto do Son vivía del mar y de la agricultura. Los sonenses pescaban de todo, claro, desde sardinas usando ‘xeitos’ hasta pulpos y congrios con dornas; pero eran especialmente reconocidos por sus habilidades en la pesca de merluzas con ‘volantas’. Merluceiros y volanteiros.

Así se describía su actividad pesquera en 1898: “La principal industria de sus habitantes consiste en la pesca, abundantísima en sardina, merluza, abadejo y congrio, cuyos pescados exporta en grandes cantidades, existiendo actualmente unas doscientas lanchas pescadoras.- Tiene importantes fábricas de salazón.

Pues bien, desde principios de siglo, tanto en la pesca de la sardina como en la pesca de la merluza se introdujeron nuevas artes que amenazaban con dejar fuera de juego a los que seguían empleando las artes tradicionales. Y, al igual que en otros puertos, surgieron movimientos de protesta y sonados conflictos.

En la pesca de la sardina se introdujo la ‘traiña’, un aparejo de cerco a cuyo uso se opusieron los que pescaban con el tradicional ‘xeito’, una red de deriva. Y por otro lado, llegaban a los caladeros próximos a O Son un número creciente de ‘bous’ a vapor que pescaban la merluza al arrastre y destrozaban las también tradicionales ‘volantas’ –otro arte de deriva- empleadas por la flota sonense. La pesca con artes de deriva iba a la deriva.

Abril de 1904, un concurrido mitin de protesta contra los bous en O Son, seguido de manifestación.


En mayo del mismo año de 1904, 2.000 personas se manifestaban contra el uso de la traiña. Todavía faltaban algunos años para llegar a la cifra de 3.000.


En junio, volaron las volantas de los sonenses. El cronista preveía una ‘formidable explosión de terribles y dolorosas consecuencias’.


En abril del año siguiente, 1905, se repitió la historia.


No sólo manifestaciones y mítines. La protesta también recurría a la dinamita. En 1903 alguien había colocado bombas en dos casas de un importante armador de pesca y fabricante de salazón de O Son, Juan Parada Vidal. En las puertas habían pintado ‘en negro, una mano y debajo un puñal’.


Y en 1906, se produce un serio incidente cuando atracaba una trainera en el muelle de Porto do Son. El posterior juicio sobre el asunto, celebrado en Noia en 1911, con 30 procesados y 110 testigos, merecía el siguiente titular :


El fiscal, Luis Piernavieja, resumía así los hechos: “El 1º de Agosto de 1906, al atracar al muelle la trainera Arca de Noé fue acogida de modo hostil por el público que ocupaba el muelle; los procesados dirigidos por Manuel Fernández Lourido apedrearon a los tripulantes y habiendo estos desembarcado, los procesados penetraron en la trainera y arrojaron el aparejo al mar después de destruirla

Dos breves pinceladas sobre el asunto. Declara el principal acusado: “Manuel Fernández Lourido, presidente del gremio de mareantes en la época en la cual se realizaron los sucesos, a preguntas del fiscal dice que no celebró reunión alguna, ni dio caramelos a los niños, ni excitó a nadie a que atacasen a los traineros, ni dirigió el ataque contra la trainera Arca de Noé. (...)”

Y ahora un testigo: “José Mª Sieira Santos, tripulante de la trainera el día de la agresión, dice, a instancia del fiscal, que ya desde tras la Atalaya se oían bocinas y gritos y que al llegar al muelle, a la voz de ‘fuego’ una lluvia de piedras cayó sobre ellos. Entonces él hizo dos disparos primero y luego otro. A él le dieron una pedrada en una pierna. Oyó decir que uno de los que invadieron la trainera era el Abeijón y cuatro o cinco mujeres penetraron también a bordo y destruyeron todo lo que pudieron; él los vio desde la solana. Cita gruesísimas frases con las cuales les saludaron al pasar. (...) –¿Vió usted a las mujeres destruir el aparejo?. –Sí, señor, más de 100 o 200; pero solo conocía a 4; las conocí como conozco a mi mujer.

En fin, un ambiente caliente que se debió de caldear todavía más porque los precios de venta de la merluza, especialidad pesquera local, no paraban de caer. En el siguiente gráfico se puede apreciar la caída: de 2,2 pesetas kilo en 1904 a 1,25 en 1913. El descenso del precio se debía al aumento de las capturas originado por el uso de artes de arrastre.

Giráldez Rivero, X. (1996), Crecimiento y transformación del sector pesquero gallego (1880-1936), pág. 163

Vayamos ahora al mar de fondo político. Recordemos que la chispa del conflicto de 1916 había sido el desgobierno de las finanzas municipales, algo frecuente en muchos concejos. En 1911, cinco años antes, un artículo firmado por Agapito Vinagre Ben, cura auxiliar de una parroquia del concejo y cuya familia poseía un comercio en O Son, lanzaba sus dardos contra la larga trayectoria de control caciquil del ayuntamiento por parte del clan de José González, apodado Paxariñas.

Don Agapito no era neutral en el asunto puesto que su padre había sido secretario municipal y el alcalde Paxariñas le había escamoteado la pensión de jubilación. Por eso, imagino, apoyaba al bando opuesto en la lucha por el control del municipio, liderado en la sombra por el armador y salazonero José Parada Vidal. En cualquier caso, su análisis de la política municipal sacaba a la luz múltiples irregularidades.

 “(...) Hace la friolera de diez y ocho años que venía administrando este distrito, por obra y gracia de D. Rafael Gasset, un hombre vulgarmente conocido en el país por Paxariñas. De este hombre que dice: «la misa y las campanas son invención de los curas», porque lo oyó en el Brasil, pero que no sabe ni lo que es misa, ni para qué son los curas ni las campanas; de este hombre se valió D. Rafael para llevar su acta de diputado limpia y sin gastos; razón poderosa para apoyarle en todas sus tropelías.
Durante el tiempo de su omnímodo poder, disfrutaron todos los miembros de su familia del presupuesto municipal, pues siendo él alcalde, un hijo era secretario, otro depositario, otro médico, y además constaban otras cositas que se quedan por ahora en el tintero.
El mencionado y hoy caído cacique se valía y esgrimía alevosamente, como hombre sin entrañas, la odiosa arma del impuesto de consumos, para sacrificar a los que consideraba sus enemigos (...) Toda su ciencia, toda la habilidad de Paxariñas la empleaba en la venta de solares, en el estudio de las especies comprendidas en la tarifa de consumos y sujetas al pago de derechos, en pasar recados domiciliarios a los que consideraba no estaban bien clasificados en la matrícula del subsidio, por si mediaba algún negocio...
El Sr. Gasset fue consentidor como diputado y a sabiendas de que se recaudasen los impuestos municipales en este Ayuntamiento durante el período de cuatro años, sin formalizar presupuestos; motivos sobrados para proceder contra todos los señores del Concejo. Pero también lo que causa risa es que los impuestos se cobraban, pero las obligaciones pendientes de pago no se satisfacían; el distrito pagaba, él ingresaba, pero no se daba salida al dinero; y el caso es que estamos empeñados con la provincia, de tal suerte que no nos llega la camisa al cuerpo; por eso el Paxariñas en vísperas de su testamento municipal consiguió por mediación del señor Gasset una moratoria de seis años, para cumplir dicha obligación, y parte de otras sagradas, en el municipio, por satisfacer. (...)
Para terminar, diré que el cacique quiso satisfacer demasiado sus apetitos y se atragantó, terminando por indigestarse. En su estado febril, y descuidando la gravedad de su dolencia, quiso comer nuevamente recaudando para ello un déficit extraordinario cuya formación no tuvo razón de ser (...) Esta sucinta historia da idea de quién y cómo se administraba en esta villa y Puerto del Son: el milagro del cambio se debe al Sr. Parada. (...)”

Agapito Vinagre se refería a la familia González Mariño y no andaba descaminado. Porque efectivamente, hasta 1912 diversos miembros de esta familia habían manejado los resortes del municipio bajo el paraguas de Rafael Gasset y Chinchilla, diputado por A Coruña y ministro de Fomento. El patriarca José González 'Paxariñas' fue sucedido en la alcaldía por su hijo Honorato González Mariño en 1904, siendo ya médico municipal otro de sus hijos, Salustiano.

Otro González Mariño, Humberto, también de los 'Paxariñas', licenciado en derecho, accedió al puesto de secretario municipal tras... un sospechoso suceso. Porque resulta que en enero de 1907 tuvo lugar un incendio en la casa Consistorial y... justo entonces el que ejercía de secretario -Manuel Caamaño- muere envenenado con arsénico, un suicidio según las noticias de prensa. Desaparecieron los libros de Actas, el Repartimiento de la Contribución Territorial, el Presupuesto y la Matrícula Industrial. El alcalde informaba al gobernador de que el suicida 'no ha confesado la causa del suicidio'. ¡Vaya por Dios!

1907

Honorato, el alcalde, designó a su hermano Humberto para la vacante del suicida no confeso. Una decisión recurrida ante las autoridades pues la ley no permitía que los secretarios municipales fuesen parientes directos de los alcaldes.

En 1912 se produjo un relevo en la corporación municipal, y pasaron a gobernar los partidarios del 'rico hacendado' e industrial salazonero José Parada Vidal, quien ya había ejercido como alcalde antes de la etapa Paxariñas. Tres años después del relevo, la deuda del ayuntamiento con la Diputación provincial superaba las 37.000 pesetas. Gira la rueda.

Pongamos punto final a esta caótica y no poco habitual gestión municipal de O Son con un breve texto procedente de un libro escrito por un natural de la Villa, José Barreiro Barral. La Casa Consistorial fue hipotecada y acabó convertida en panadería. Sin comentarios.

Barreiro Barral, José (1989), Historia de Porto do Son y su distrito, pág. 148

Conclusión de la segunda parte: después de largos años de mar de fondo, de problemas económicos y de creciente descontento respecto a la política local, en 1916 llegó la gota que hizo rebosar el vaso y se desató la ‘treboada de Cans’, una tormenta de perros. Abajo, al final, incluyo una amplia crónica publicada en la Gaceta de Galicia el día siguiente de la tragedia, basada en fuentes oficiales.

Toca ahora abandonar la perspectiva general y despejar varias incógnitas sobre personajes concretos. Entramos en la tercera y última parte.

La primera incógnita es la del papel jugado por el agente que designó el Ayuntamiento para ejecutar el cobro de los débitos por consumos y por subsidio extraordinario.

Nuestro agente no era un empleado municipal, ni un funcionario de Hacienda, ni un agente judicial. Era un cobrador ‘profesional’ contratado aquí y allá, al que la ley otorgaba la consideración de ‘empleado público’ mientras ejercía su misión y que cobraba dietas diarias además de un porcentaje de lo recaudado. Así funcionaba el procedimiento de apremio, aplicado a aquéllos que no pagaban las contribuciones en el plazo estipulado.

Su nombre era Sixto Francisco Montenegro Núñez, y su historial... extenso y repleto. El brazo fuerte de la ley, el ejecutor.

La primera noticia que he obtenido de Sixto Montenegro está datada en 1894, cuando el agente Montenegro anunciaba la subasta de unas fincas embargadas a exconcejales de Petín (Ourense).


En 1906 lo volvemos a encontrar subastando cuatro vacas embargadas a un concejal de Frades (A Coruña), con hoces y palos de por medio.


1910 fue un año muy movido para Montenegro. En mayo se lía con una tabernera coruñesa.


En junio se lía con un guardia municipal, y descubrimos que había sido confidente de la Policía.


En septiembre es denunciado por estafa en el cobro de la contribución de consumos.


Tras tantos avatares, el agente Montenegro puso tierra de por medio y en 1911 reaparece en Ribadavia como agente auxiliar para la recaudación de contribuciones.


En 1913 seguía por tierras ourensanas, en Celanova.


De modo que este veterano profesional de los embargos y las subastas, duro y sin miramientos, fue el elegido para poner firmes a los vecinos de Porto do Son. El brazo fuerte de la ley. Un ‘embargeitor’ rural. Y corresponde preguntarse: ¿quiénes lo recomendaron para la faena de Porto do Son?; ¿qué vieron en su curriculum? Porque, pienso yo,... es difícil concebir un mejor modo de echar leña al fuego.

Montenegro no acudió solo a cumplir su misión. Lo habitual era que los Agentes Ejecutivos acudiesen protegidos por otro brazo fuerte de la ley y el orden: la Guardia Civil. Las máximas autoridades encargadas de velar por el orden público llevaban muy poco tiempo en el cargo. El gobernador civil José Boente Sequeiros, abogado, había sido nombrado en marzo de 1916.

Retrato de José Boente Sequeiros en 1901,  cuando era presidente de la Diputación de Pontevedra.

Y el jefe superior de la Guardia Civil de la provincia, Alfonso Martín Garrido, fue nombrado todavía más tarde, en agosto. Dos recién llegados.

Pero las fuerzas de la Guardia Civil que acompañaban a Montenegro estaban a las órdenes del capitán Emilio Maillo Núñez, quien llevaba siete años destinado en Santiago de Compostela, y del teniente Gonzalo Bueno. Hagámonos una nueva pregunta: ¿de haber estado al mando otro oficial hubiese ordenado una prudente retirada en el puente de Cans?; ¿dio permiso Maillo para apretar con alegría el gatillo? Es difícil saberlo, no sé qué pensar.

Maillo, coruñés, había puesto una pica en Flandes al detener en 1906 a Guillermo Moore, un importante dirigente carlista al frente de diversos grupos guerrilleros en Cataluña empeñados en acabar con el régimen por la fuerza. Aquí la noticia de la detención.

Y acá tenemos al entonces teniente Maillo posando orgulloso con sus diez hombres luego de la hazaña, una hazaña por la que recibieron la Medalla al Mérito Militar. De nada sirve decir que es el de los bigotes: es el del centro, el único que no porta el fusil Mauser reglamentario.


Atentos al desarrollo de la operación: Maillo y sus diez hombres se enfrentaron a 20 guerrilleros fuertemente armados y, con notable prudencia, evitando un combate abierto, consiguieron reducirlos.

El teniente Maillo ha recibido informaciones que apuntan a que Moore y su banda se ocultan en Castelfullit del Boix, un pueblecito de la comarca barcelonesa del Bages. Así que, en plena madrugada, escoltado por los diez tipos de la foto, recorre sigilosamente las callejuelas vacías del lugar. Finalmente dan con Moore y su banda en la conocida como Casa Torre del Forn. Son 20 guerrilleros fuertemente armados frente a la decena de guardias que manda Maillo. Evitando un enfrentamiento abierto, el teniente elige a uno de sus hombres y se adentra con él en la casa sin ser visto. Maillo consigue llegar hasta el cuarto de Moore, al que no da tiempo a esgrimir su revólver y consigue reducirle. Con su jefe como rehén, Maillo obliga al resto de rebeldes a rendirse a la Guardia Civil.”

En 1910 Maillo es destinado a Santiago y, casualidades de la vida, le toca investigar lo sucedido en Noia tras el sangriento incidente por los consumos de ese mismo año. En 1911 asciende a capitán.

Su condición de oficial de la Guardia Civil le permitía llevar una vida social de alto nivel. En 1914 compartió mesa y mantel con la infanta Isabel de Borbón en el Hotel Suizo de Santiago, un banquete ofrecido por la infanta a autoridades y personalidades compostelanas.


El menú del banquete fue ciertamente completo: cinco entremeses (cabeza de jabalí, gallina trufada, mortadela, lengua en escarlata, aceitunas); seis platos (sopa María Luisa, Rostbif a la Bordelesa, Robalizas en mayonesa, guisantes a la francesa, pollos asados en su jugo, ensalada); un amplio surtido de postres (mantecado a la vainilla, pudding de frutas, dulces varios, pastas, quesos y frutas), y sus correspondientes bebidas (Champán Moet & Chandon, Riojas tinto y blanco, Jerez), cafés y licores.

¿Qué papel tuvo Maillo en ese momento crucial de decidir qué hacer con los manifestantes? La versión oficial fue, como cabía esperar, exculpatoria: los guardias aplicaron el reglamento. Ante una grave amenaza, se vieron obligados a disparar. Otras versiones, recogidas por la prensa, insistían en que las fuerzas comandadas por Maillo se saltaron la fase disuasoria de efectuar disparos al aire.

Los muertos se enterraron. De los heridos no tengo noticia. Hubo manifestaciones de protesta y suscripciones populares para ayudar a las familias de los fallecidos.

¿Y qué fue de la cadena de responsables políticos y militares relacionados con la tragedia?

El Alcalde de Porto do Son, Severiano Martínez, dimitió rápidamente.

El mando superior de la Guardia Civil de la provincia coruñesa, Alfonso Martín Garrido, marchó al mes siguiente de los sucesos a la República del Salvador, en misión de ayuda para organizar la policía del país centroamericano; en 1921 fue nombrado Inspector General de la Policía.

El capitán Maillo se incorporó en febrero de 1917 a la Dirección General de la Guardia Civil, en Madrid.

El teniente Gonzalo Bueno, segundo oficial al mando en los sucesos de Cans, fue destinado a Badajoz en diciembre de 1917.

El gobernador Boente Sequeiros cesó en el cargo en 1917 y en 1918 fue nombrado gobernador de Sevilla.

El agente Montenegro siguió con sus cosas.

1917

Conclusión: carpetazo al asunto y mutis por el foro.

Cans, mil novecientos dieciséis, el retorcido brazo de la ley.

TEXTOS

(1) EL PRESAGIO.

Diario de Galicia, 28 de Junio de 1916.
El conflicto del Puerto del Son. Hay que evitar un día de luto.

“La falta absoluta de confianza que los vecinos del término municipal del Son tienen de sus administradores es la causa principal de la rotunda negativa a pagar el déficit. De suerte que en el fondo no se niegan a satisfacer esa contribución extraordinaria; niéganse a entregarla a los actuales directores de la casa municipal.

Por el distrito han circulado rumores de abusos gravísimos, y esos rumores fueron fomentados a veces por los que más interés debían tener en desmentirlos; se hizo creer a los vecinos que los culpables serían castigados, y ahora, al ver que no hay nada de lo dicho y que el déficit debe ser pagado íntegro por los que ninguna culpa tuvieron de su incremento, la protesta popular sube de punto y la indignación pública es tal que basta la simple sospecha de que un sujeto no era partidario de la actitud general para que le fuesen estropeadas las gavillas de centeno que tenía preparadas en la era para majar; el hecho es vituperable, indudablemente, pero mide muy exactamente la exaltación pública y por eso lo recogemos.

Aunque por la espontaneidad del movimiento y la consiguiente falta de dirección no podemos decir terminantemente: estas son las aspiraciones de los descontentos, creemos, sin embargo, que haciéndoles las tres concesiones que vamos a enumerar, se acabaría el conflicto, se cobraría el déficit, y ni la justicia, ni su complemento la equidad, perderían nada de sus fueros.

1º “Admitirse por el Gobernador civil la dimisión que tiene presentada el Ayuntamiento en pleno y designación de otro interino con personas de responsabilidad que gocen de la confianza popular”. Bien sabemos que el cargo de concejal es obligatorio, según la ley Municipal, y que esa obligación invocó el [gobernador] Sr. Boente para no admitir las dimisiones presentadas, pero creemos que ese deber ciudadano se impone tan solo a aquellos que, siendo aptos para desempeñar el puesto edilicio, gozan de pública estimación y tienen la fuerza moral necesaria para cumplir con sus deberes concejiles; mas tales circunstancias no concurren en los individuos que componen el Ayuntamiento del Son (...)

2º “Depuración de responsabilidades en la gestión de los Ayuntamientos anteriores y efectuación de las mismas sin contemplaciones.” Tantas y tan bochornosas cosas hemos oido respecto a la gestión de los Ayuntamientos y alcaldes que precedieron a los actuales, que si estuviéramos en el lugar de los alcaldes y concejales salientes ya habríamos publicado un folleto justificando nuestra conducta. (...)

3º “Proceder ejecutivamente contra los deudores directos del Ayuntamiento.” Cuando decíamos a los manifestantes del Son que era preciso pagar el déficit, aunque harían bien en tomar medidas para que no se repitiese dentro de poco tiempo, responderán unánimemente: Sí, señor, nosotros estamos dispuestos a pagar a un Ayuntamiento de nuestra confianza; pero es de justicia que paguen primero los que deben al municipio. Mire usted: Fulano debe tanto; Zutano, tanto; Mengano, tanto, y así iban diciendo varios nombres y varias cantidades que en junto se elevaban a una respetable suma; y añadían: como V. comprenderá es una triste gracia que nosotros, los que para nada intervenimos en el Ayuntamiento, tengamos que pagar la mala fe de unos, el compadrazgo de otros y la desidia y abandono de todos. Evidentemente, el sentido común hablaba por boca de mis interlocutores.

La solución que proponemos es de absoluta eficacia; pero ¿será aceptada?. Mucho lo dudamos, porque la autoridad gubernativa no parece conceder a los acontecimientos del Son la importancia que realmente tienen; ¡claro, está el Son tan lejos de la capital!. La sangre que allí pueda correr no inquietará a los Crispines y Polichinelas de la Ciudad alegre y confiada, y no inquietando a los de arriba, los de abajo también sestean plácidamente. El jefe provincial de la política del Son tampoco se preocupa gran cosa de tranquilizar aquel municipio; él, el jefe, no tiene allí intereses, ni familia y dudamos mucho que tenga amigos, y aunque mueran unos cuantos infelices y otros pocos vayan a la cárcel ¿qué se le da a él?.

Si no es esa fórmula, sea otra cualquiera que pacifique los ánimos, y venga de donde viniere será bien recibida. Ya que poco podemos esperar de las autoridades gubernativa y política, esperamos que el alcalde dimisionario pondrá de su parte todo lo posible para evitar el conflicto y confiamos en que usando de una frase suya, ‘tirará carro e carreta’, pero de veras, antes de consentir que se derrame una sola gota de sangre por la fuerza pública y que antes seguirá esta norma que altas inspiraciones, por elevadas que sean.
Atiza. Noya, Junio de 1916”

(2) CRÓNICA DE LOS SUCESOS.

Gaceta de Galicia, 13 de octubre de 1916.
El Hambre en Acción. Un pueblo amotinado. La terrible tragedia del Son. Tres muertos. Muchos heridos.