Salvo para los más jóvenes, oír la
palabra Meirás y pensar en el General Franco es casi instintivo en España
porque en Meirás está el pazo [palacio] donado al dictador recién acabada la
Guerra Civil al que acudía año tras año para sus vacaciones veraniegas.
Se
halla cerca de Sada, muy próximo a la ciudad de A Coruña, en la feligresía de
San Martiño de Meirás. Acá ofrezco una foto del famoso pazo, que había sido propiedad de la condesa de Pardo Bazán, una de
nuestras renombradas escritoras.
|
Pazo de Meirás, foto procedente de Galicia Finis Terrae (1999) |
Pero existe otro Meirás –San Vicente
de Meirás- al norte de Ferrol, en plena costa atlántica, el escenario de
nuestra historia. Pertenece al concejo de Valdoviño. En el siguiente mapa he
resaltado su ubicación, y puede verse abajo a la derecha San Sadurniño, el
nombre gallego de San Saturnino, que también surgirá en esta crónica.
|
Mapa de la comarca de Valdoviño y San Sadurniño |
¿Y cual es nuestra historia sobre
este Meirás de Valdoviño?. Pues es la historia de un Sindicato Católico Agrario
fundado en 1917 que acabó siendo una Cooperativa de Crédito, de las pocas que todavía existen
en Galicia, y que es en la actualidad una
Cooperativa de Consumidores y Usuarios.
Tiene, por consiguiente, una
historia bien larga -pronto cumplirá 100 años- y bien curiosa, en la que se entrecruzan una duquesa de alto
rango muy ligada a la familia Real española y un cura párroco de origen rural.
Una peculiar pareja.
Nuestra duquesa se llamaba María
Natividad Quindós y Villarroel; había nacido en Madrid en 1863 y fue la única hija
de José Mariano Quindós y Tejada, VI Marqués de San Saturnino, natural de
Ferrol. Pertenecía a una vieja estirpe nobiliaria surgida de un mayorazgo
instituido en el siglo XVI. Su padre había sido un importante político
monárquico –Senador vitalicio entre 1862 y 1900- y era propietario de muchas
tierras en la comarca de nuestra historia. El lector interesado podrá ver al
final una breve relación de las tierras que poseía y de las rentas que percibía.
Por vía materna, María Quindós
era hija de Fernanda Villarroel y Goicolea, cuyo hermano Luis era titular del
Ducado de la Conquista. Con el fallecimiento de Luis Villarroel el
título pasó a nuestra protagonista en 1893. En 1896 María contrajo matrimonio con Francisco
de Asis Arias-Dávila-Matheu y Bernaldo de Quirós, cuyo progenitor era a su vez
un alto miembro de la aristocracia, el Conde de Puñonrostro: ¡Puñonrostro!,
casi nada, suena muy fuerte.
En 1900 murió su padre y María Quindós se
convirtió en la VII Marquesa de San Saturnino, aunque prefirió ostentar el
título de Duquesa de la Conquista por su mayor rango nobiliario. Estamos, pues,
ante una terrateniente rentista relativamente importante, con buen nivel de
vida y con una confortable residencia. Abajo podemos ver el pazo de San
Saturnino y una imagen del salón de música y billar.
Procede de un reportaje
titulado ‘Mansiones señoriales gallegas’ publicado en 1911. Los duques de la
Conquista, María Quindós y Francisco Arias-Dávila-Matheu, están acompañados por
la duquesa de Bailén y por la hermana del duque, marquesa de Almaguer.
|
Pazo de San Saturnino (1911) |
Como tantos otros, los duques no
se encargaban de dirigir la explotación de sus propiedades, sino que disponían
de una persona encargada de administrarlas, un puesto que estaba muy solicitado,
hasta extremos que no podía ni imaginarme.
Fijémonos, sino, en la siguiente
noticia de 1894: enfadado por su destitución, el administrador del marqués de
San Saturnino pone una bomba en la casa de su sustituto. Uno de los detenidos
por el ataque, Manuel López Sixto, reaparecerá en nuestra historia más
adelante, en los años 1920 ... ¡como administrador de la duquesa!. Un pequeño
misterio.
|
1894 |
Las relaciones de nuestros
aristócratas con la familia Real eran muy intensas. María Quindós estaba al
servicio particular de la Reina Madre desde 1889 y en 1906 fue designada su Camarera
Mayor. Pasaba largas temporadas en la Corte.
En verano, el palacio de San Saturnino se convertía en el
alojamiento preferido de los miembros de la Real Familia cuando venían de
visita a la comarca ferrolana.
|
1906 |
El monarca, Alfonso XIII,
correspondía a la buena relación con peculiares regalos: en 1904 enviaba a la
marquesa de San Saturnino doce ciervos para adorno de sus montes.
|
1904 |
Aquí la versión de la noticia en
otro diario: “Regalo del Rey. Los duques de la Conquista han recibido seis
parejas de preciosos ciervos, que les ha regalado D. Alfonso XIII. Dichos
ejemplares proceden de las reales posesiones. (...) Estos ciervos serán
destinados a repoblar los frondosos bosques de la finca de San Saturnino.”
Al año siguiente, en agosto de
1905, un incendio intencionado acaba con 18 hectáreas del bosque que rodeaba el
pazo.
|
1905 |
¿Simple casualidad?; ¿tendría el
incidente algo que ver con los ciervos?; ¿impedirían los ciervos el
aprovechamiento del monte y se cabrearon los campesinos?. Pequeño enigma.
Otra muestra del aprecio mutuo
entre el monarca y los duques: un nuevo regalo, en este caso 96 perdices.
|
1912 |
A su devoción por la monarquía
los duques unían un señalado fervor católico, y tanto eran recibidos en audiencia privada por el propio Papa
como alojaban en su finca al Nuncio del Vaticano.
|
1908 |
|
1915 |
De ahí que ofreciesen parte de sus
propiedades para acoger a órdenes religiosas. En 1910
cedieron su palacio de Baltar (Val-Narón) a los monjes claretianos, que luego establecerían allí un
convento.
Y a la muerte de la duquesa, en 1953, su palacio de San Saturnino con los
terrenos circundantes fueron a manos de la orden de Cristo Rey.
Esta íntima relación con la
Iglesia católica venía de muy atrás; todavía a principios del siglo XX el
marquesado de San Saturnino conservaba el viejo privilegio de ‘seleccionar’ a
los curas de las parroquias de Meirás y de San Sadurniño, entre otras. Es
decir, por su condición de ‘patronos’ de dichas iglesias, los marqueses de San
Saturnino tenían la potestad de escoger para cura a aquel que prefiriesen de
entre los candidatos aprobados en el concurso organizado por las autoridades de
la Diócesis, en nuestro caso la de Mondoñedo.
De ahí que la relación entre
dichos curas y los duques fuese muy estrecha, y que algunos de ellos llegasen a
administrar sus propiedades o ejerciesen como sus apoderados durante largos años.
|
1921 |
Estamos, en definitiva, ante una familia
aristocrática con residencia habitual en la Corte, volcada en sus tareas
relativas al trono y el altar, cuyos ingresos procedían de las rentas de la
tierra y que encargaba a administradores la gestión de su patrimonio
territorial.
No es de extrañar que nuestro segundo protagonista, el cura, tras convertirse en párroco de Meirás en 1911, contase con el apoyo de los duques en su esfuerzo
por mejorar las condiciones de vida de los colonos de su feligresía y en su
iniciativa de crear un Sindicato Católico Agrario.
El cura de nuestra historia se
apartaba del prototipo de aquellos párrocos tradicionales que ‘
vivían como curas’ y se llamaba Misael Prieto. Su nombre era m
uy infrecuente y de ahí
ciertas confusiones que uno encuentra en las noticias (Ismael, Miguel, Manuel).
Misael Prieto había nacido en
Alba (Vilalba). Su biografía y su obra han sido estudiadas en un trabajo
publicado por Ramón Loureiro y Félix Villares en 2003 titulado “Don Misael
Prieto García (1879-1935), o defensor dos pobres”, en el libro Testigos de la
Fe en la Diócesis de Mondoñedo-Ferrol (Instituto Teológico Compostelano).
Acá tenemos una foto suya con
familiares, creo que de los años 1920.
|
1920s, foto familiar de Misael Prieto |
Ordenado sacerdote en 1903, en
1911 fue encargado provisionalmente de la parroquia de Meirás tras la muerte
del anterior cura, que no era otro que su tío Baltasar Prieto. En 1913 tomó
posesión del curato.
|
1913 |
Sus inquietudes sociales le
llevaron a promover en 1917 una Sociedad de Seguros de Ganado y en 1918 un Sindicato
Católico Agrario, siguiendo la senda de las organizaciones agrarias que habían
florecido como hongos tras la Ley de Asociaciones Agrícolas de 1906.
La creación de sociedades
agrarias fomentadas por la Iglesia formaba parte de un movimiento más amplio
derivado de la creciente preocupación del estamento eclesiástico por el avance
del laicismo y del anticlericalismo, en especial en los núcleos urbanos, y por
el surgimiento de organizaciones campesinas de carácter anarquista y
socialista.
Meirás está muy cerca de O
Ferrol, la cuna del socialismo en Galicia: recordemos que la fundación del PSOE
[Partido Socialista Obrero Español] en 1879 había corrido a cargo de Pablo
Iglesias, ferrolano como Franco. Y está también cerca de A Coruña, donde en
1907 había surgido una organización agraria de inspiración anarquista –Unión
Campesina- que no tardó en conseguir muchos afiliados y en impulsar la
agitación campesina en As Mariñas.
En 1909 habían sido muy sonados los incidentes ocurridos en la zona, y la prensa conservadora denunciaba que detrás de ellos estaba
la ‘mano negra’ del anarquismo: "los malhechores trabajan amparados por alguien que está detrás de la cortina, especie de mano negra o terrorismo gallego".
|
1909 |
Alarmados ante tanto rojo y tanto negro, los dirigentes católicos trataron de frenar la influencia socialista y anarquista en el mundo agrario y no tardaron en darse cuenta de que los sermones y las ceremonias eran
insuficientes. Era también preciso mejorar la vida material de los feligreses. Las
cosas habían ido a peor tras la
Revolución en Rusia de 1917 y el posterior establecimiento de un nuevo
régimen comunista en aquel país, un régimen que se oponía radicalmente a las religiones y que daba
alas a los movimientos de izquierdas.
En un acto de 1925 celebrado en
Meirás la prensa afecta al sindicalismo católico se volcó en elogios a la labor
del cura Misael y del Sindicato. Acá la convocatoria de la fiesta.
|
1925 |
En dicha fiesta un importante dirigente católico,
Varela de Limia, señalaba en su discurso la urgencia e importancia de frenar al
agrarismo izquierdista.
|
1925 |
El orador afirmaba que “La guerra
europea trajo la revolución oriental que quiere ahogar con sus satánicos brazos
la civilización de Occidente. Pero no está remota la revolución, no está lejano
el día; no es sólo Rusia, la revolucionaria, también los hay en España, en
Galicia, enmascarada con disfraces diversos. Fruto de ciertas propagandas es
el odio, que arman la mano del campesino con la pistola o la bomba, aquella
trabajadora mano que no debiera conocer más que los honrosos instrumentos de
labranza.”
El cura Misael desempeñaba, desde
su modesta posición en Meirás, el papel de punta de lanza y ejemplo a seguir en
la comarca para la implantación y difusión del sindicalismo católico agrario. Decía el cronista en 1925: "Ese hombre social es un sacerdote, un párroco, es don Ismael Prieto García, cura de Meirás. A él debe atribuirse en primer término la prosperidad del Sindicato. El celoso pastor se propuso laborar incesantemente por sus feligreses; comprendió que el mejor instrumento para sus planes era el Sindicato, y al Sindicato fue con todo el entusiasmo de su espíritu generoso."
|
1925 |
El de Meirás no fue el único Sindicato Católico Agrario creado en la comarca, ni
mucho menos. Abajo reproduzco una noticia de 1921 acerca de la próxima
constitución del Sindicato de San Sadurniño, noticia que nos depara una pequeña
sorpresa porque... ¿quién era el administrador de los duques por aquel
entonces?. Pues ni más ni menos que Manuel López Sixto, uno de los
detenidos en 1894 por poner una bomba a su antecesor en el cargo
(¿?).
|
1921 |
El reportaje
detalla un amplio programa de mejoras que se querían alcanzar a través
de "un Sindicato agrícola y ganadero, con secciones de seguros de
ganados parroquiales y Caja de ahorros y préstamos", a saber: "
la instalación de una báscula en la feria, la venta directa de reses,
la vacunación anticarbuncosa, la organización de las paradas de
sementales, el empleo de abonos químicos, la plantación de frutales, el
cultivo de flores y hortalizas, el abastecimiento de leche a Ferrol,
etc."
Otro tanto encontramos en Pontedeume, algo más al sur,
donde su Sindicato Católico Agrario disponía de una sección de ahorros -una Caja Rural- semejante a la establecida en Meirás.
|
1923 |
Lo peculiar de nuestra historia es que el cura Misael consiguió que en 1926 la
duquesa echase una mano al Sindicato que dirigía: ¿cómo?. Pues accediendo a venderle a precio rebajado una parte de sus tierras y convenciendo, además, para hacer lo mismo a... la Condesa de Pardo Bazán, la dueña del pazo de Meirás, y también terrateniente en la comarca. María Quindós había quedado
viuda en 1922 y no tenía descendencia.
|
1922 |
Como gran propietaria y ‘Grande
de España’ gozaba de una posición social y económica muy elevada. No debió de
constituir para ella un gran sacrificio ceder parte de sus tierras a bajo
precio a sus colonos en aras del éxito del Sindicato. Justo, además, cuando en ese mismo año de 1926 el
gobierno de Primo de Rivera había aprobado un decreto de redención de las
rentas forales para facilitar que los campesinos gallegos se hiciesen
propietarios plenos de las tierras que trabajaban.
Un amplio reportaje publicado en 1928 recalcaba los logros del Sindicato dirigido por el cura Misael, y describía en detalle el buen gesto de la Duquesa de la Conquista. Procede del libro antes citado
Testigos de la Fe (2003).
|
1928 |
Pero nuestra historia de la peculiar colaboración entre un cura y una duquesa daría un doble
vuelco cuando en 1931 fue proclamada la II República y más todavía cuando
estalló en 1936 la Guerra Civil y Galicia quedó bajo control del bando nacional.
La duquesa se quedó sin su adorada familia real y sin los honores derivados de sus título nobiliarios, y
estuvo a punto de que le fuesen expropiadas sus tierras. Misael Prieto falleció
en 1935.
El agrarismo católico sufrió durante algunos años la presión de sus adversarios y
competidores de izquierdas, pero los franquistas no tardaron en 'poner las cosas en su
sitio’. Toda una serie de acontecimientos con los que iniciaremos la
segunda parte de esta crónica.
Las posesiones de los marqueses de San Saturnino
Como mencioné más arriba, al
morir su padre en 1900, María Natividad Quindós heredó el Marquesado de San
Saturnino. Los sucesivos marqueses de San Saturnino habían sido quizá los más
importantes terratenientes de la comarca. Sus propiedades quedaron registradas
en el expediente de ingreso en el Senado de José Mariano Quindós, fechado en 1862.
En aquellos tiempos, para ser
Senador había que justificar que se disponía de unos ingresos mínimos anuales
de 100.000 reales (25.000 pesetas). Acá tenemos
la primera página de la declaración de ingresos del candidato a Senador.
|
1862 |
Una declaración que nos permite conocer las propiedades y rentas
que poseía el marqués de San Saturnino, padre de nuestra protagonista. Es una
lista bastante larga, y acá ofrezo la relación completa de las mismas en la comarca que nos interesa. Más abajo haré algunas aclaraciones.
“Relacion que presenta y jura el
infraescripto Marques de S. Saturnino de bienes y rentas que posee en los
dominios Españoles de su propia y peculiar pertenencia como suficientes para
componer la renta de Reales Vellón #100.000# que exije la Constitucion de la
Monarquía a fin de optar a la Dignidad de Senador. (...)
Provincia de la Coruña.
(1) 51 Caserios que
radican en los Partidos judiciales del Ferrol y Ortigueira, Parroquias de S.
Saturnino, Cerdido, Piñeiro, Esteiro, Montojo, Cerbo, Yermo, Santa Mª del
Monte, Lamas, Ferreira, Abad y Somozas; y otras varias fincas rústicas
en las mismas Parroquias cuyas Propiedades proceden de la herencia Paterna
(...) Estos bienes se hallan arrendados a Vicente Pita, José Bello, Juan
González, José Figueira y otros varios vecinos de las mismas Parroquias por la
renta anual de 36.905 reales libres de Contribuciones (...)
(2) Un Foro impuesto sobre
una Casa en la Calle de S. Francisco del Ferrol (...) 800 reales.
Cochera de la misma Casa en la Calle Nueba de dicha ciudad (...) con la pensión
anual de 60 reales. (...)
(3) Los Casales llamados de
Meirás con sus correspondientes aguas, tierras, labradios, regadios y
Montesíos, sitos en la Parroquia de S. Vicente de Meirás, Partido del Ferrol,
habidos igualmente por herencia Paterna (...) que lleba en arriendo
Manuel Franco en 2.340 reales anuales, libres de Contribuciones, (...)
(4) 13 Caseríos con
Huerta, Hera y Tierras de labradío, monte y demás pertenencias; y otras
diferentes porciones de tierras de lavor y Montes que todas radican en el
Partido del Ferrol, Parroquias de Sta María la Mayor del Bal, S. Martín de
Baldetires y S. Vicente de Meirás, habidas por herencia Paterna (...); Lleban en
arriendo los 13 Caseríos Pedro y Nicolas Rodríguez, Juana Pita, Andres
Serantes, Pedro Grandal, José Aneiros, José Castro, D. Luis Díaz, Manuel
Laviña, Antonio Vigo, Pedro Aneiros, Andres Rodríguez y Benito do Pico; y las
demas tierras y Montes separadas, Bartolomé Bouza y 30 compañeros o colonos, y
José Rodríguez Villarele con otros 29 compañeros, todas ellas en precio de
15.436 reales (...)
Además producen los Foros,
que anualmente se recaudan en dinero en las expresadas Parroquias 899 reales 57
céntimos que pagan Pedro Fernández, Joaquín Piñeiro, Antonio Lago, Antonio Vigo
y otros 20 llebadores.
Por otros 503 ferrados
labradíos y 529 montesíos situados en las mismas Parroquias se perciven en foro
anualmente el tercio, cuarto o quinto en espiga y manojo de la total
cosecha de los llebadores Juan Antonio Vigo, Manuel Freire, Domingo Montero,
herederos de D. Tomás Antonio Porto; y otros diferentes colonos; y además
de estas Rentas eventuales pagan los mismos por pensión fija anual 11
ferrados y 2 carneros, que reducido todo a metálico ha importado según
quinquenio 3.311 reales.
Provincia de Orense. (...)”
[1862]
Como podemos ver, la mayor parte
de las propiedades del marqués eran rústicas –casas, tierras y montes- y
estaban arrendadas a ‘caseros’ que le pagaban rentas en dinero. Era un sistema
habitual en la Galicia cantábrica, pero poco frecuente en muchas otras comarcas
gallegas donde los cultivadores pagaban rentas forales en especie, sobre todo
en cereales y vino.
La principal diferencia entre ambas modalidades era que las
condiciones del arriendo se renegociaban cada cierto número de años, cuando
vencía el plazo del contrato, de modo que la renta podía ser modificada, el casero podía
ser expulsado, etc. Al contrario de lo que sucedía con los foros, que eran casi
perpetuos.