Nuestra historia empieza con un almanaque de estilo japonés enviado a la redacción de un semanario para promocionar el ‘Gofio Travieso’. Es 31 de diciembre de 1933.
Siguiente paso: enigmáticos minianuncios repartidos por distintas páginas de un diario. El 4 de enero aparecieron tres, uno en la sección política, otro en la deportiva, y el tercero en la infantil.
5 de enero de 1934, víspera del día de
Reyes. Tres miniadivinanzas repartidas en tres páginas distintas:
¿Será una estrella de la
pantalla? ¡¡GOFIO TRAVIESO!!
¿Será la salvación de
España? ¡¡GOFIO TRAVIESO!!
6 de enero, día de Reyes, más
adivinanzas.
Se dicen tantas cosas... ¡¡GOFIO TRAVIESO!!
Se dice que es puramente
español... ¡¡GOFIO TRAVIESO!!
Se dice que es la salvación de
los deportistas... ¡¡GOFIO TRAVIESO!!
Domingo, día 7. Parece que los
niños leyeron el periódico, y eso de Travieso suena bien.
Martes, día 9. Adivinanzas más
largas para provocar al lector y engañarlo un poquito hablando ahora de Don
Gofio.
Miércoles y jueves, días 10 y 11
de enero. La táctica del desconcierto.
PRONÓSTICOS PARA 1934. El año
1933, aparte de los políticos y revolucionarios, fue probo en acontecimientos,
pero según los sabios no sucederá así en 1934. Este le podremos llamar el año
de gracia, pues se esperan grandes acontecimientos, tanto políticos como
sociales; así como grandes inventos, por entre todos, por lo visto, el más
destacado, el más necesario y el de más utilidad a la humanidad será la
aparición de GOFIO TRAVIESO.
EL ARTE EN 1934. En América del
Norte han creado un premio para la mejor película que se edite en 1934. En
Italia, también darán un premio importante al autor de la mejor Ópera que se
escriba en este año. En Francia, otro importante premio, también al autor de la
mejor Estatua que se confeccione. Alemania dará también su premio al inventor
de la mejor máquina de guerra que se fabrique. Y España también dará su
importante premio, pero España tendrá que darlo sin duda alguna al GOFIO
TRAVIESO, pues no habrá nada que le supere durante el año 1934.
Día 12. Don Gofio no es el capitán del Sevilla F.C., pero cuando llegue ‘revolucionará el pueblo’ de Vigo.
Día 13. Mareando la perdiz.
Pronto, más pronto que lo que
usted supone aparecerá el fantástico y enigmático DON GOFIO TRAVIESO
Podemos asegurar que se va a
hacer más necesario que el comer y el respirar DON GOFIO TRAVIESO
Día 14, se hacen apuestas.
Día 16. Muy cierto, estamos empezando
a perder la paciencia.
Día 19. Resignación, pronto lo sabremos.
Día 21. Nuestra impaciencia ‘se traducirá en satisfacción’. Entretanto voy a consultar la historia del Santo Job.
Día 28 de enero. Otro pequeño anuncio nos informa de que Gofio Travieso significa alegría, bienestar, salud, fuerza y vigor. Pasamos la página y... por fin, por Dios, un niño tomando una taza de algo, “el alimento ideal para todos’. Para ancianos, convalecientes y personas delicadas. Un alimento que se toma con la leche, con el caldo, con la sémola, con el puré... hasta con el café. Y made in A Guarda (Pontevedra). Don Gofio Travieso era eso.
Bueno, ya llegó el momento de
saber qué significan las dos benditas palabras. Gofio es una harina tostada,
tradicional en Canarias y prácticamente desconocida en Galicia. Y
Travieso no tenía que ver con juguetón o pillabán, sino que era el apellido de
uno de los dueños de la empresa fabricante, Rafael Travieso, natural de Lanzarote y residente en A Guarda. En la imagen de marca registrada figuran las siete islas canarias.
Sabedores de que gofio sonaba a
chino, Rafael Travieso y su socio Ramón Otero Melón apostaron por una intensa
campaña publicitaria para dar a conocer el producto a las gentes del suroeste gallego,
de Vigo, de Pontevedra, y de más allá.
Después de casi un mes jugando a
las adivinanzas, haciendo travesuras, a lo largo del mes de febrero los
anuncios se vuelven explícitos y siempre con el eslogan “El alimento ideal para
todos”.
El día 25 de febrero se publica
un breve reportaje sobre la fábrica en un semanario de Tui.
“(...) hemos visitado la Fábrica
de Gofio Travieso, nueva industria implantada en nuestra región y que tanto
anuncia sus productos. La fábrica está instalada en el barrio de Sobrelavilla,
allí nos presentaron a uno de los socios del negocio y principal propulsor del
mismo Sr. Travieso, el que nos enseña el funcionamiento de hornos, maquinaria y
de la fábrica en general, fijándose nuestra atención en la limpieza con que allí
se opera, pues desde que entra el trigo crudo en el horno, éste no es tocado
para nada por la mano del hombre, unas veces por medio de máquinas y otras por
ingeniosos aparatos, (...) hasta llegar a los envases que lo llevan al público.
Probamos el producto y nos convencemos de que el Gofio Travieso está llamado a
eliminar a todas esas harinas compuestas que hoy tomamos, tanto por su sabor
agradable por su riqueza en vitaminas, como por su precio económico, y por ello
nos felicitamos, pues gran cantidad de los millones que España manda al
extranjero a cambio de productos compuestos que no sabemos de que son hechos
quedarán en la villa de La Guardia cuando el público se dé cuenta de la buena
calidad del Gofio Travieso y de la importancia que como artículo de primera
necesidad tiene.”
En abril toca lanzar anuncios
rimados.
Un niño que sea raquítico / o
delgado como un hueso / se pone como una bola / si toma GOFIO TRAVIESO
Las
películas terminan / casi siempre con un beso / y los niños reclamando / que
les den GOFIO TRAVIESO
Los enfermos y los sanos / el
flacucho y el obeso / se encuentran divinamente / al tomar GOFIO TRAVIESO
El día 22 de abril se animan a
explicarnos las ‘instrucciones de uso’ del Gofio Travieso.
En mayo comprobamos que tienen un
representante en A Coruña y que, ni la aritmética, ni la lógica científica, ni
la sintaxis eran sus puntos fuertes: “un producto once veces más alimenticio
que el pan de trigo y veinte de más alimento que la carne”.
Y en junio acuden a la VII Feria
de Muestras de Barcelona y montan un impresionante stand.
En una crónica del Diario de la
Feria se señalaban las extraordinarias propiedades del producto: “el mejor y más
barato de todos los alimentos [y] no engorda.”
“EL GOFIO TRAVIESO EN LA VII
FERIA DE BARCELONA. El alimento ideal para todos.
Presenta esta marca en su magnífico
stand instalado en el Palacio núm. 2, una serie de interesantes productos entre
los cuales figura en lugar preferente el Gofio ‘Travieso’, preparado de
reconocida fama y de excelentes propiedades alimenticias.
Consiste este producto en una
harina exclusivamente integral, fabricada exclusivamente de trigos morenos de
Castilla, que son sin duda alguna, los de más potencialidad alimenticia. Contiene
la cáscara del trigo, el cual ligeramente tostado y molturado hace que este
producto sea completamente digestible y contenga todas las vitaminas de aquel
rico cereal, que como es sabido todas radican precisamente en la cáscara del
trigo.
Es el alimento más indicado para
las personas que trabajan muchas horas, tanto corporal como intelectualmente,
para los que padezcan de escrófulas, raquitismo, tuberculosis, etc., así como
para las señoras durante el período de embarazo y de lactancia, pues tomándolo
las madres, los niños se crían sanos y robustos.
El ‘Gofio Travieso’ no es un
medicamento, es el alimento ideal para
todos y por lo tanto no debe faltar en ningún hogar pobre ni rico. Está al
alcance de todos por estar completamente preparado y listo para servir; riquísimo
en potencialidad alimenticia, higiénicamente presentado y a precio
perfectamente ínfimo.
El Gofio ‘Travieso’ puede tomarse
en la leche, café con leche, el caldo, la sopa, el puré, el té, el café, el
chocolate, el cacao, el jerez, el moscatel y el vino corriente bastando tomar
dos cucharadas de las de sopa, y sin cocción de ninguna clase, mezclarlo con
cualquiera de estos alimentos, revolviéndolo bien hasta hacer una natilla que
se toma con la cuchara o bebido. Es el mejor y más barato de todos los
alimentos.
Otra de las más importantes
condiciones de este maravilloso producto consiste en que no engorda; robustece los músculos y enriquece la sangre.
La fábrica de Gofio ‘Travieso’
está establecida en La Guardia (Pontevedra), siendo su representante en
Barcelona la casa Viuda Capdegelle, establecida en la calle de Rosellón, 233,
teléfono 72271, que es la que atiende y ha dirigido el magnífico stand que
tanto llama la atención en esta Feria. ANTONIO TORRAMADE.”
Llega el mes de julio, y el
marketing exige anunciarse el día 25, el día del Apóstol Santiago, patrón de
Galicia.
Al mes siguiente, agosto, los
promotores del Gofio Travieso consiguen que El Pueblo Gallego de Vigo publique
un breve reportaje laudatorio, con foto incluida de Ramón Otero, recalcando el ‘éxito
rotundo’ que había obtenido en la Feria de Barcelona.
Cuidar el mercado español, cuidar
el mercado gallego,... cuidar el mercado comarcal, el de la Galicia suroeste. Y
para ello, ¿qué mejor que patrocinar un equipo de fútbol infantil y financiar
trofeos?. Otro elemento más de la estrategia comercial del Gofio Travieso.
Acá tenemos una crónica de la
competición futbolera organizada en marzo a beneficio de la ‘Gota de Leche’, una organización cuyo fin era mejorar la alimentación de los niños.
Aquí otra crónica de un torneo
de fútbol que celebraba la proclamación de la II República, en abril, con patrocinio de Gofio Travieso.
En enero de 1935, un año después
del nacimiento de la empresa, el equipo infantil Gofio Travieso derrota al Once
Diablos por 7-2.
Pero... en marzo de 1935, el
Travieso Gofio... desaparece del mapa, cual azucarillo en el café. Ni noticias,
ni anuncios, ni nada de nada. The End. La publicidad y la mercadotecnia no
consiguieron los efectos esperados.
Me hubiese gustado acabar así
esta historia, pero no me resisto a ofrecer alguna luz sobre esta estrella
fugaz y traviesa nacida en A Guarda. A través de la prensa y de informaciones
facilitadas por José Antonio Uris y por una de las hijas –Blanca Travieso
Álvarez- he tratado de reconstruir la peripecia gallega de Rafael Travieso.
Nuestro protagonista había nacido
en Tías (Lanzarote) en torno a 1896. Por el Boletín Oficial de Canarias sabemos
que la familia Travieso se instaló en Las Palmas y era de origen humilde.
Rafael es llamado a filas en 1917, y alegó para eximirse que era
“hijo único de padre sexagenario
y pobre, al que sostiene con el producto de su trabajo personal; exponiendo que
hace más de diez años se encuentran ausentes, ignorándose su paradero, tres
hermanos del mismo mozo, llamados Ángel, Domingo y Pedro Travieso Martínez.
Instruido, a petición de aquel, el oportuno expediente, y resultando
justificado que sus referidos hermanos (...) se ausentaron para el Brasil hace
unos 17 años, y que por la familia se han practicado, sin resultado, las
posibles diligencias en averiguación de su paradero, esta Corporación ha
acordado que hay motivos suficientes (...)”
Rafael era un hombre inquieto,
aventurero, todo un ‘correntón’ –en expresión de su hija- y no tardó en
lanzarse a viajar por Europa hasta acabar en la península. Viviendo en Las
Palmas, le resultaba fácil embarcarse en alguno de los muchos transatlánticos y
cargueros que atracaban en el puerto. Ignoro qué le llevó a Galicia, pero el
caso es que en 1928 contrajo matrimonio en Tui con Marina Álvarez Rodríguez,
natural de A Guarda, cuya familia poseía la Taberna de O Galo, un establecimiento
de comestibles y bebidas.
Imagino que durante un tiempo echaría
una mano en los negocios de su familia política, pero después estableció su
propia empresa de transporte de mercancías, Transportes El Canario.
Imagen facilitada por José Antonio Uris |
En 1933 formó sociedad con un
vecino de A Guarda, Ramón Otero Melón, y ambos decidieron dedicarse a fabricar
gofio en una pequeña factoría. Quizá se inspiraron en los buenos resultados que
había alcanzado la empresa galletera La Peninsular, en la cercana villa de Tui.
Poco he llegado a saber de Ramón Otero, aparte de que había nacido en torno a
1908, que había emigrado a Buenos Aires, y que en 1933 figuraba como secretario
de la directiva argentina de la sociedad de instrucción Aurora del Porvenir, fundada
por emigrantes en Rio de Janeiro, y promotora de la imponente escuela del mismo
nombre en Tomiño.
Bien, y ¿por qué tuvo tan corta
vida su empresa?; ¿fabricar gofio en una villa marinera gallega e intentar
venderlo en Galicia y en toda España era una idea loca?. Pues visto lo visto la
respuesta es que sí. Visto en perspectiva, mi opinión es que hubiese sido un
milagro modificar los hábitos alimenticios de quienes se criaron consumiendo pan
de maíz, o pan de trigo, o empanadas si lo que se ofrecía como alternativa no
poseía cualidades extraordinarias, o bien un precio atractivo.
La campaña publicitaria fue
original y traviesa, y seguro que una parte de la minoría que leía la prensa viguesa
o pontevedresa se animó a probar el gofio, imagino que para mejorar la dieta de
sus hijos. Aguinaldo Álvarez, guardés, me contó que lo tomaba de pequeño y
tenía un sabor agradable. Pero soy incapaz de ver a aquellos obreros,
labradores y marineros de antes de la Guerra añadiendo cucharadas de harina
tostada al vino.
No creo tampoco que la gente se
dejase convencer por el argumento de las extraordinarias propiedades nutritivas
del gofio teniendo en cuenta que no era sino harina.
Aceptemos que su sabor era
agradable y su poder nutritivo aceptable. Resta el factor precio, y por lo que
he comprobado nuestro protagonista distaba de estar al alcance de todas las
fortunas. ¿Cuánto costaba un kilo de Gofio Travieso?. Sólo poseo una pista pero
muy reveladora: el catálogo de precios de los Grandes Almacenes de Víveres El
Cisne (A Coruña), en el que figuraba a 2,25 pesetas kilo. Y los otros gofios a
2,75.
2,25 pesetas por kilo. El pan de
trigo era en aquel tiempo mucho más barato, por no hablar del pan de maíz. Dos
breves informaciones nos permitirán hacernos una idea de la diferencia de
precio. Marzo de 1934: en Tomiño –a 20 kilómetros de A Guarda- se indignaban
porque el pan comprado en panadería había subido a 75 céntimos el kilo. “De
manera que ya lo sabe el público, a comer pan de maíz y quien lo quiera de
trigo comprar la harina y hacerlo en casa”. Diciembre de 1935: un decreto del
Ministerio de Agricultura fijaba el precio de tasa del ‘pan de familia’ de trigo
en 70 céntimos kilo si era pan ‘de forma’ y en 65 céntimos ‘el que se vende al
peso’.
Así que no es de extrañar que nuestros
dos emprendedores echasen el cierre y se dedicasen a otras cosas. Rafael
Travieso se trasladó con su familia a Sevilla y, años más tarde, volvió a Las Palmas.
De Ramón Otero únicamente sé, gracias a información facilitada por José Antonio
Uris, que en 1938 regresó a su villa natal desde Puerto Rico con un Chevrolet.
En fin, de la historia del Gofio
Travieso saco dos lecciones sobradamente conocidas. Que en cuestión de
alimentos, los hábitos tardan mucho en cambiar porque los sentidos manejan a la
razón. Y que si para introducir productos ‘nuevos’ en el mercado es cierto que
una original campaña de publicidad constituye un buen comienzo, también lo es que sin un
‘boca a boca’ confirmando sus bondades no hay nada que hacer.