23 de octubre de 2011

El cornezuelo de centeno, una historia alucinante


Aquí tenemos a nuestro protagonista, el cornezuelo del centeno, un hongo.

Cornezuelo de centeno, Claviceps Purpurea

Ergot es como se le llama en inglés y en francés, una palabra que procede de la que se usa en Francia para nombrar al espolón del gallo. Muy apropiada, como puede verse en la imagen, aunque cornezuelo –cuernecillo- es otra buena palabra si atendemos a la forma del hongo. En gallego recibía nombres diferentes según las comarcas: cornello, cornecho, caruncho, corno, grao de corvo, dentón y otros.

1908

Se trata de un hongo que crece en las espigas del centeno y cuya historia es, ya veremos por qué, alucinante. Yo nunca he segado centeno ni he apañado cornezuelo pero empecé a saber sobre el cornezuelo al estudiar la historia de los comerciantes de los productos del campo gallego. Luego, acumulando información, mi sorpresa fue en aumento porque resultó que para contar la historia del dichoso hongo tendría que hablar de cinco guerras, de la Revolución Rusa, de la firma química Zeltia, del wolframio y del LSD. También de las brujas, de los santos y de las Cantigas de Escarnio y Maldecir del rey Alfonso X, escritas en el siglo XIII.

¿Y a qué se debe que del cornezuelo salgan tantas historias? Pues se debe a que, al igual que diversas plantas, contiene ciertos alcaloides –compuestos químicos orgánicos- que al ser ingeridos provocan efectos notables sobre el cerebro y el sistema circulatorio. El alcaloide más importante del cornezuelo, la ergotamina, es poco conocido, claro; pero hay otros alcaloides mucho más famosos: la cafeína del café, la cocaína de la coca, la morfina del opio, o la nicotina del tabaco.

Durante miles de años de cultivo del centeno, los campesinos tuvieron que esforzarse en evitar que aquel repelente espolón negruzco fuese junto al grano cuando se cosechaba el cereal. No siempre lo conseguían y el hongo acababa mezclado con la harina, se incorporaba al pan, entraba en el cuerpo y... provocaba ergotismo, que así se llama la intoxicación provocada por el ergot. Consecuencias: alucinaciones, delirios, convulsiones e incluso en ciertos casos gangrena. Acá tenemos un episodio famoso y relativamente reciente que tuvo lugar en Francia:

1951

Y aquí un cuadro de 1512 que mostraba las alucinaciones de San Antonio provocadas por la ingesta de cornezuelo. El episodio de las brujas de Salem, a finales del siglo XVII en Massachusetts (EE.UU.), parece que tuvo la misma causa.

1512
Las propiedades alucinógenas del hongo habían quedado registradas a lo largo de la historia y los estudios científicos realizados en el siglo XIX permitieron saber que sus alcaloides servían como medicamentos. Se comprobó que la ergotina, en dosis adecuadas, detenía las hemorragias en los partos, y ahí empezó la demanda de sustancias fabricadas a partir del cornezuelo. Joseph Bonjean, farmacéutico francés, fue de los primeros en estudiar el tema.




Bonjean creó una firma que fabricó y comercializó ergotina; acá podemos ver un anuncio de 1880 publicado en un periódico gallego.

1880
Con métodos artesanales, los farmacéuticos elaboraban preparados para abastecer a médicos y comadronas. Veamos un ejemplo de 1860: un boticario de Lugo compra cornezuelo aclarando que el nombre local para el mismo era ‘dentón’.

1860

En otro anuncio, de 1902, nos volvemos a encontrar con compradores que se sienten obligados a precisar lo que significaba la palabra cornezuelo, poco conocida para los gallegohablantes.

1902


De modo que el cornezuelo, sin dejar de ser un estorbo para los cultivadores de centeno, se convirtió en objeto de comercio para productos farmacéuticos. Los países más adelantados fueron su principal mercado. Londres, Hamburgo y Nueva York eran los puertos a los que se enviaba el cornezuelo gallego.

1880
1924
1924
Galicia y León eran las zonas con mayor cosecha de centeno, y además sus condiciones climáticas favorecían el desarrollo del hongo. Hombres, mujeres y niños lo recogían a mano poco antes de la siega. También podía separarse del grano una vez majado. Un quintal métrico son 100 kilos.



A nivel mundial, Rusia era el más importante productor y exportador de cornezuelo. Los grandes comerciantes de cornezuelo distinguían entre el ‘spanish ergot’ y el ‘russian ergot’. También el norte de Portugal y otras zonas centeneras europeas eran suministradoras. En 1912 la revista American Druggist señalaba queEl ergot de centeno de mayor calidad es el producido en las provincias del noroeste de España. Se envía por barco a Londres desde Vigo o Lisboa, y casi todo es consumido en los Estados Unidos. El ergot ruso, aunque posee un valor medicinal equivalente, no consigue precios tan altos como el español, principalmente porque no es envasado tan cuidadosamente y no tiene tan buen aspecto. Llegan al mercado, ocasionalmente, envíos de ergot procedentes de Alemania, Francia, Bélgica o Italia, sobre todo cuanto falla la cosecha española o rusa.

Pero Rusia era, con diferencia, el mayor exportador mundial, y de ahí que cuando la oferta rusa sufría algún trastorno serio, el precio del producto se disparaba y surgían fiebres del cornezuelo en Galicia: todos como locos a recoger el hongo. Eran fiebres semejantes a la que había causado el descubrimiento de oro en California (1848-55) o a las vividas en la propia Galicia con el wolframio en la 2ª Guerra Mundial (1939-45) y en la Guerra de Corea (1950-53), como veremos más abajo.

Gold Fever, fiebre del oro en California



La primera fiebre del cornezuelo de la que tengo noticia fue provocada por la guerra entre Rusia y Japón iniciada en 1904. Era lo que señalaba una carta de ese año sobre la situación de los mercados en Hamburgo dirigida a Manuel Martínez Sieira (Ribeira), que exportaba sardinas saladas y otros productos a Alemania: “Cornezuelo. Este año como Rusia está en guerra el precio mejorará según se cree.

1904, Archivo Conservas Lou (Castiñeiras-Ribeira)

Una noticia de marzo del mismo año de 1904 en un periódico de Barcelona confirmaba el asunto. “Mercados extranjeros. (...) Cornezuelo de centeno. Con motivo de la guerra ruso-japonesa los precios en Alemania acusan tendencia firme, que se refleja en esta plaza por el [cornezuelo] español, que se cotiza hoy de 37 a 40 c.

La siguiente fiebre tuvo lugar en 1920, como consecuencia de la guerra civil experimentada en Rusia tras la revolución de 1917. Ignoro la razón, pero no he encontrado noticias de que la fiebre hubiese empezado antes, en 1918 o 1919, años en los que la exportación de cornezuelo ruso debió de ser difícil. En cualquier caso, las informaciones disponibles muestran que 1920 fue un año de precios muy altos y de gran actividad en la recolección del hongo.

Lugo 1920
Monforte de Lemos 1920

Como vemos, se produce una invasión de campos a la caza y captura del hongo, que se pagaba a buen precio. ¿Era mucho por aquel entonces 20 pesetas la libra gallega? Claro que sí. Dado que la libra gallega pesaba 575 gramos, por un kilo de cornezuelo se obtenían casi 35 pesetas. Según mis propios cálculos, un kilo de centeno en el mercado de Lugo capital se vendía en torno a 50 céntimos, y el de patatas a algo más de 20. Así que con la venta de un kilo de cornezuelo se podían adquirir 70 kilos de centeno o bien 160 de patatas, aproximadamente. No está mal. El cornezuelo llenaba el estómago.

Pasó la fiebre y el mercado de cornezuelo se tranquilizó en los años siguientes. En los años 1930 Alemania se convirtió en el principal cliente del cornezuelo gallego.

Y llegó la Guerra Civil española (1936-39). La recogida del cornezuelo se paralizó, no tengo muy claro por qué, pero seguro que se debió a la escasez de mano de obra y a que durante la guerra fueron otras las prioridades. La falta del cornezuelo español provocó un brusco aumento de su precio en el mercado más importante, el norteamericano. Un reportaje publicado por la revista Nature en 1940 así lo destacaba.

El Comité de Necesidades de Guerra nombrado por el Consejo de Investigación Médica ha solicitado a los doctores  que observen una estricta economía en la prescripción del cornezuelo de centeno. Es uno de los pocos medicamentos importantes que se han vuelto escasos desde que comenzó la guerra [mundial]. La razón principal de la escasez no es la guerra actual, sino la Guerra Civil española, puesto que España no ha reanudado la exportación de este valioso artículo para uso médico, descuidada durante su guerra civil. Otros países que suministraban grandes cantidades de cornezuelo de centeno eran la URSS, Polonia y, en especial, Portugal. El suministro procedente de Rusia ha ido disminuyendo en los últimos dos años, debido a que el grueso de la producción está reservado para su uso en la propia Rusia. El cese de los suministros de Polonia fue, por supuesto, una consecuencia directa de la guerra. En los últimos dos años, las cosechas de cornezuelo portugués han sido inferiores a lo normal; de hecho se dice que la última cosecha fue un fracaso. De modo que, fuera de Alemania y algunos países de Europa central, donde se obtienen cantidades suficientes de la droga para satisfacer su consumo propio, los demás países consumidores han dependido principalmente de la menguada producción de Portugal. Son importantes las cantidades de cornezuelo –un hongo parásito del centeno- que se prescriben para los partos tanto en hospitales generales como de maternidad, pero parece que, en opinión del Consejo de Investigación Médica, se podría reducir mucho la prescripción de cornezuelo de centeno sin perjuicio para los pacientes.

Y al mismo tiempo, surgieron en Galicia empresas químico-farmacéuticas que empezaron a fabricar alcaloides derivados del cornezuelo. La más destacada fue el Instituto Bioquímico Miguel Servet SL, de Vigo, que había sido constituida en abril de 1936, justo cuatro meses antes del inicio de la Guerra Civil.

Con dos científicos formados en la universidad compostelana, Ramón Obella y Francisco Rubira, el primero médico y el segundo farmacéutico, y con la financiación del santiagués Manuel Emilio Martínez-Baladrón García, la nueva firma se introdujo en la fabricación de medicamentos, entre ellos los derivados del cornezuelo. Su aportación era muy elogiada ya en 1937 por alguien claramente afecto a la causa franquista.

1937

El Instituto fue el germen de la empresa Zeltia, fundada en 1939 y promovida por José Fernández López, destacado empresario lucense del sector ganadero, y que es hoy la única gran empresa farmacéutica gallega. En sus comienzos se orientó también a fármacos obtenidos a partir del cornezuelo, tal como puede verse en la siguiente foto.

c. 1940


Como es sabido, la 2ª Guerra Mundial se inició poco después del final de la Guerra Civil española. Y no tardó mucho en venir la correspondiente fiebre derivada de la falta de suministro ruso, a partir del ataque de Alemania a la Unión Soviética en 1941.

Un informe publicado por el Western Journal of Surgery en 1944 achacaba la escasez de cornezuelo a los problemas de transporte derivados de la guerra, a la devastación de los campos de centeno de Polonia y Rusia, y a la falta de mano de obra.

Por eso el cornezuelo y sus derivados se habían convertido en una buena fuente de divisas para la economía española.

1943
El último y definitivo boom aconteció al poco de iniciarse la Guerra de Corea en 1950, también por la falta del cornezuelo ruso.

1952
La causa más probable de la disminución de la oferta rusa durante la Guerra de Corea es que la URSS, para garantizar su propio suministro, cortó la exportación de cornezuelo. Los campos gallegos volvieron a rebosar de recolectores y ladronzuelos de cornello.

Lugo, 1954
Fiebres exportadoras por los altos precios que recuerdan mucho a las vividas por Galicia con el wolframio en la 2ª Guerra Mundial y poco después en la guerra de Corea (1950-53). El wolframio es un metal que se empleaba en la fabricación de aceros especiales, de elevada resistencia, imprescindibles para blindar tanques, barcos o submarinos, es decir, de demanda extraordinaria en las guerras.

En el libro publicado en 2005 por Xoán Carmona y Jordi Nadal y editado por la Fundación Barrié, ya un clásico de la historia industrial gallega, se encuentra información detallada sobre el tema.


La estadística de exportación de wolframio que ofrecen sus autores no deja lugar a dudas.


Hasta tal punto que en un reportaje de 1950 se definía al cornezuelo como ‘wolfram vegetal’ y se señalaba que algunos habían llegado a proponer, con humor surrealista, cultivar cornezuelo en lugar de centeno.

Allariz (Ourense), 1950
Rematado el conflicto de Corea, el mercado de cornezuelo volvió a tranquilizarse. En 1961, una noticia de prensa rezaba: “Actualidades de Comercio Exterior. A pesar de lo reducido de la cosecha de centeno en España y Portugal, las cotizaciones internacionales [del cornezuelo] no han registrado elevaciones de consideración, habiéndose mantenido ligeramente por encima de los 2 dólares. La demanda es muy limitada.

Poco a poco, con la aparición de nuevos fármacos que vinieron a sustituir a los procedentes del cornezuelo y de más fácil fabricación, el hongo dejó de ser tan demandado. Eso sí, los experimentos con el cornezuelo llevaron a un químico de la firma suiza Sandoz, Albert Hofmann, al descubrimiento de una nueva droga: el LSD, o ácido lisérgico. La farmacéutica empezó a producirlo en 1947. Abajo dos imágenes con papelinas de LSD, una recordando a su creador, y la otra para hacerse una idea de su tamaño.

Papelinas de LSD

La alarma causada por el LSD, y por otras drogas, quedaba reflejada en una crónica periodística de 1969. Atentos a los efectos que se atribuyen a las distintas drogas; del LSD se nos dice que provoca una 'fuga de conciencia' a la que sus adictos llaman 'el viaje'.

1969

Las historias del cornezuelo y del LSD se han cruzado recientemente a causa de un libro publicado por un ‘periodista de investigación’ norteamericano en el que sostiene que el episodio de intoxicación masiva sufrido en un pueblo francés en 1951, citado más arriba, no fue debido al cornezuelo sino, atención, a una operación secreta de los norteamericanos para comprobar los efectos del recién descubierto LSD. Acá traduzco una noticia de 2010 publicada en The Telegraph:

En 1951, un pueblo tranquilo y pintoresco del sur de Francia fue repentina y misteriosamente golpeado por episodios de locura y alucinaciones en masa. Al menos cinco personas murieron, varias decenas fueron internadas en manicomios y cientos de ellas afectadas. Durante décadas se supuso que el pan local había sido envenenado sin querer con un hongo psicodélico. Ahora, sin embargo, un periodista de investigación estadounidense ha obtenido pruebas que sugieren que la CIA espolvoreó la comida local con la droga alucinógena LSD, como parte de un experimento de control mental en el momento culminante de la Guerra Fría. El misterio del ‘Pan Maldito’ todavía atormenta a los habitantes de Pont-Saint-Esprit, en el Gard, al sureste de Francia.

El 16 de agosto de 1951, sus habitantes sufrieron de repente tremendas alucinaciones protagonizadas por bestias terribles y fuego. Un hombre trató de ahogarse, gritando que su vientre estaba siendo devorado por las serpientes. Un niño de 11 años intentó estrangular a su abuela. Otro hombre gritó: ‘Soy un avión’, antes de saltar por una ventana del segundo piso y romperse las piernas; luego se levantó y siguió andando 50 yardas. Otro vio como su corazón se le escapaba a través de los pies y pidió a un médico que se lo colocase de nuevo. Muchos fueron llevados al manicomio local en camisas de fuerza.

La revista Time escribió lo siguiente por aquellas fechas: ‘Entre los afectados, el delirio fue a más. Los pacientes se convulsionaban en sus camas, proclamando que estaban naciendo flores rojas en sus cuerpos, que sus cabezas se habían convertido en plomo fundido’. Finalmente, se llegó a la conclusión de que el más conocido panadero local había contaminado su harina, sin saberlo, con cornezuelo, un hongo alucinógeno que infecta el centeno. Según otra teoría, el pan había sido envenenado con mercurio orgánico.

Sin embargo, HP Albarelli Jr., un periodista de investigación, afirma que el brote fue resultado de un experimento de alto secreto dirigido por la CIA y por la División de Operaciones Especiales (SOD) del Ejército de los Estados Unidos, con sede en Fort Detrick, Maryland. Albarelli sostiene que los científicos que propusieron las explicaciones alternativas antes citadas trabajaban para la compañía farmacéutica suiza Sandoz, que estaba entonces suministrando LSD en secreto tanto al Ejército como a la CIA. El periodista encontró documentos de la CIA mientras investigaba el sospechoso suicidio de Frank Olson, bioquímico al servicio de la SOD que cayó desde una ventana del piso 13º dos años después del incidente del Pan Maldito. Entre dichos documentos había una nota que transcribe la conversación entre un agente de la CIA y un cargo de Sandoz en la que se menciona el secreto de Pont-Saint-Esprit y explica que no había sido ‘en absoluto’ causado por el hongo, sino por la dietilamida, la D de LSD. (...)”.

OK. Nuestro astuto periodista se molestó en revolver entre los papeles de la CIA para desvelar el secreto, y la verdad es... que no era necesario, porque sin mucho esfuerzo podemos imaginar cómo sucedió todo. El Comando Conjunto se reúne en Maryland, la Tierra de [la] María. Lo forma un grupo de hombres dispuestos a realizar los mayores sacrificios por su patria en un momento álgido de la lucha contra el comunismo, en plena Guerra de Corea. Es urgente saber si el LSD puede emplearse como arma de guerra y nuestros valientes deciden probarlo ellos mismos. Inspirados por el ácido, acuerdan montar una operación secreta para seguir experimentando.

¿Dónde? Pues, por ejemplo, en Pont-Saint-Esprit [Puente del Espíritu Santo], que tiene un nombre muy chévere. ¿Qué tal si la bautizamos como Operación Baguette? Nice. Vale, pues enviamos una buena cantidad de LSD a nuestros dos mejores agentes en Marsella, Cornezuelo y Pimentón; se acercan a la Boulangerie y luego, silbando, le añaden la droga a la levadura, que los franceses comen mucho pan. Después ya comprobaremos por la prensa los resultados. Fácil y efectivo. Nos vamos a cubrir de gloria. Lo de Normandía fue cosa de niños; esto sí que va a quedar para la historia. ¡Vaya viaje!.

Perdón por el desahogo, pero es que se me ocurren cien maneras diferentes de comprobar ilegalmente los efectos del LSD sin necesidad de montar tremendo cacao en un pequeño pueblo de Francia y sin salir de los Estados Unidos. En una cárcel, en un cuartel, en un barrio marginal, en Guantánamo, fuera escrúpulos. Sería una operación secreta igual de ilegal pero mucho más cómoda y, sobre todo, sería mucho más fácil mantener un seguimiento de los cobayas y conocer al detalle los efectos de la droga. ¡Lo que llegan a escribir algunos con tal de vender libros!. Alucinante.

Y para acabar, vamos a remontarnos muy atrás en el tiempo y veremos que del cornezuelo surgieron siempre historias de impacto. Resulta que una de las Cantigas de Escarnio y Maldecir del rey Alfonso X -siglo XIII- tiene como protagonistas al cornezuelo y a un Deán –es decir, al canónigo que preside un cabildo catedralicio- que practicaba un peculiar método para curar los efectos del consumo del hongo. La Cantiga es definida por el Diccionario de la RAE como antigua composición poética destinada al canto. Pues bien, en un estudio titulado “Enfermedades de índole sexual en las cántigas de escarnio y maldezir” escrito por Pilar Cabanes, se hace un análisis de la titulada El fuego de San Marcial y de otras cantigas realmente curiosas.

Ahí va una parte del texto dedicado a la cantiga relacionada con el cornezuelo.

"1.- El fuego de San Marcial.
Autor: Afonso (Rei d) Castela e de León (Lapa 23).
Tema: En la cantiga se cuenta el caso del deán de Cádiz, que tiene unos libros que le han instruido en el arte do foder (verso 19). Según dice el autor, a través del acto sexual, el religioso era capaz de curar a las mujeres endemoniadas y a aquellas que padecían la enfermedad denominada fogo de Sam Marçal (verso 32).

Esta última enfermedad, que adquiere en esta cantiga tintes sexuales, se conocía también como fuego de San Antonio, mal de San Antonio, fuego sagrado, fuego infernal y, en términos científicos, ergotismo. Se producía por el hongo claviceps purpúrea o cornezuelo del centeno, que era el pan común de las clases pobres. Dicho hongo, al ser rico en ácido lisérgico, producía terribles picores en las puntas de los dedos, la nariz y las orejas; gangrenaba lentamente las extremidades y provocaba perturbaciones mentales que desembocaban en ataques epilépticos y convulsiones, acompañadas de alucinaciones. (...)

Para la gente de la época esta enfermedad era la manifestación de un castigo divino por los pecados cometidos. De hecho, en la cantiga nº 93, entre otras, se declara abiertamente que Dios quiso que al afectado le sobreviniese la enfermedad porque se entregaba al vicio que pide la carne. Pero, como milagros que son, el desenlace de estas composiciones es positivo. El enfermo de la cantiga anterior es curado por la Virgen María tras mucho rezar ―mil Ave Marías― y tres años de retiro en una ermita. Al igual que éste, los afectados a los que nos hemos referido recobran la salud tras el arrepentimiento, la súplica y una vida austera.

En cambio, en la Cantiga de escarnio que analizamos, el mal desaparece cuando la persona enferma realiza el coito con el religioso. La explicación que da el poeta es que éste era tan ardiente, que la quemazón generada por el  fuego de Sam Marçal, al lado de la temperatura de su cuerpo, se convertía en geada o nev´e (verso 35) [helada o nieve]. Pero todavía hay otra posible interpretación: el fogo puede ser una metáfora del fogaje sexual femenino. La visión del cuerpo de la mujer, tan peligroso como las llamas, estaba alimentada por la literatura monástica. En esta aparecen indicaciones del tipo de que el buen monje debía, incluso para transportar a su madre a la otra orilla de una corriente, ir cuidadosamente envuelto en su hábito, pues el contacto de la carne de una mujer es como el fuego. Vemos, pues, que el autor juega con los dobles sentidos del significante fogo para crear un efecto cómico. La composición presenta numerosas transgresiones, como la combinación de lo profano y lo sagrado. Al religioso se le concede la posibilidad de realizar milagros a través del sexo. Pero eso no es todo, los libros donde ha aprendido a realizar esas maravillas no podían ser otros que los de brujería. Y es que la sexualidad, la brujería y el pecado andaban parejos en la mentalidad del hombre medieval."

El interesado en la cantiga encontrará aquí el texto completo. Está en gallego medieval y no es fácil entenderla.

Así que ponemos punto final a esta historia con dos auténticos cuentistas. Un deán medieval que parece salido de un cuento del Decamerón y un ‘periodista de investigación’ propenso a la alucinación. Cosas de hongos.

22 de octubre de 2011

19 de octubre de 2011

AgroEnlace. 1931, escenas de la Galicia agraria


Estamos ante un documental de 1931 titulado 'Galicia y Buenos Aires' que me resultó muy interesante porque escasean este tipo de filmaciones de la vida rural gallega. Una cosa es contemplar fotos, y otra ver a la gente en acción. Más abajo haré un resumen del documental –dura 28 minutos- y luego ofreceré información sobre la historia del mismo, una historia con cierta miga.

Es mudo y como verá el espectador los textos explicativos entre escena y escena se mantienen durante tiempo y tiempo, para dar tiempo y tiempo a las gentes de aquella época, poco habituadas a leer. Paciencia.

 

Los protagonistas pertenecen al pueblo de Fornelos da Ribeira [Fornelos de la Ribera], en la comarca de O Condado al sur de Pontevedra, llamado así y no Fornelos a secas para distinguirlo de otro pueblo más al norte, Fornelos de Montes. Acá ofrezco dos mapas para que el lector se ubique.

Fornelos da Ribeira, entre Ponteareas y Salvaterra de Miño (Pontevedra)


La primera escena -que no llega hasta casi el minuto 3- corresponde a alegres segadoras, dale que te pego con el fouciño [una hoz pequeña], sudando pero contentas porque las están filmando. Antes de la faena entonan un alalá agitando los fouciños que, claro, no podemos oír. Luego se coloca el cereal en medas, en montones.

Después de esparcidos los haces de trigo por la eira corresponde a los varones mallarlo [majarlo], golpearlo con los mallos para separar el grano de la paja. Tal como hacen estos ancianos de la foto en Lalín, recuperando viejas tradiciones.

Malla en Lalín (foto procedente de turismolalin.org)
Tras tanto trabajo viene un momento de relax para tomar vino en cuncas [cuencos], bastante grandes por cierto, que circulan de mano en mano y de boca en boca. Más alegría.

Pasamos ahora a los trabajos de sembrar el maíz, ‘la principal riqueza de la comarca’, nos dicen. Hay que arar, distribuir el estiércol y echar la simiente, a voleo. Las vacas ponen la fuerza de tiro.

Otro descanso, ¿para?. Pues para beber vino, again, esta vez en calabazas, el rico vino del Condado de Salvaterra. Un jovial campesino riega la boca y la cabeza de un chaval con el zumo de uva, y después un texto nos dice que  “O señor José da Patricia, antes de beber, acaricia a cabaza diciendo: ‘iste é o que me ten a mín en pé’, y Abel da Pancha entona un retumbante aturuxo que chega ó Piñeiral.” Una pena no poder oir el aturuxo.

Ahora toca recoger la harina en el molino y una buena moza, la ‘agraciada Celsa da Marela’ acompañada del pequeño ‘Enriquiño da Parda’, carga un saco en la cabeza para llevarlo hasta casa pasando cerca de una cascada.

Lo siguiente son parejas tonteando en una pradera, acompañadas de una cabra, mientras un pescador lucha con las truchas y otros vecinos pasean en lanchita en un remanso del río, haciendo grandes aspavientos hacia el cameraman.

Un sulfatador reparte azufre por las viñas para combatir el mildiu, un hongo que perjudica a la vid. Y, por cierto, sulfata a todos los que pasan por su lado.

Dos preciosas nenas acarician a su tierno corderito, su tesouro, y luego una recua de niñas pasea también a sus ovejas y corderos en brazos tras haber intentado encontrar ‘o encanto dos mouros’ en el lugar de Os Castros. Yo iba de pequeño a un lugar parecido, a unas grandes piedras que se decía tenían debajo tesoros dejados por los moros, ¡qué recuerdos!. Y había cerca otra enorme piedra de granito con las pisadas de Santiago Apóstol. Subías a ella y encontrabas dos huecos con forma de zapato que habían sido formados, claro está, por la erosión; pero según la tradición allí había puesto sus pies el Apóstol.

Paisanos y paisanas con vacas en una carballeira y feria de ganado en Ponteareas. Las calles ocupadas por la gente y el ganado, sin tráfico de automóviles. Chiringuitos portátiles en la feria, donde ‘las gentes de los contornos se surten de los menesteres caseros’. Rematada la feria, vuelta a casa, con las cestas al brazo.

Cambio de tercio. Va a inaugurarse la casa social del Sindicato Agrícola y Ganadero ‘El Progreso’ de Fornelos. Hombres con corbata y muchos bigotes, que echan sus firmas mojando en el tintero.

Las niñas de la escuela de Fornelos están invitadas a la inauguración, y desfilan de a tres, muy formales con sus libros en la mano. Los niños también van, pero salen de su escuela en fila de a dos y después ya... a rumbo, con un estilo más masculino.

Nueva casa social supone fiesta con banda de música, La Filarmónica de Ponteareas, que interpreta... La Marsellesa y el Himno de Riego. Acaba de proclamarse la República en España.

La celebración trae consigo sus correspondientes discursos inaugurales. Los asistentes portan pendones y banderas para escuchar a los oradores, y proceden de muchas parroquias del contorno. ‘La brisa primaveral hace flamear las banderas en el templete y la muchedumbre se prepara para oir la palabra de los oradores’. Hablan Herberto Blanco, Agustín Rivas y Amado Garra. Después sabremos quienes son.

Toca ahora ir a la iglesia, a cumplir con el precepto. ‘Deberes domingueros’ dice el texto. Mucho niño con boina y también mucho varón adulto con la cabeza cubierta. Las mujeres con el pañuelo a la cabeza.

Bajada de la cuesta de As Fraguiñas. Sin coches, sin postes ni cables de teléfono o de electricidad. Visita al cementerio y después la tradicional romería. Ahora sí, circulan coches haciendo rally y todos los pasajeros van bien protegidos con cinturón de seguridad, claro. Mozas y no tan mozas hacia la ermita. Más coches con los pasajeros perfectamente sujetos en sus asientos; ni rastro de la Guardia Civil de Tráfico. Baile en la romería con ‘rosquillas do Riveiro’ y ‘viño do Condado’ para pasar la tarde. Visita a la capilla de Pesqueiras, arrimada a una enorme roca.

Y ya por último, la Junta Directiva del Sindicato ‘El Progreso’ celebra la inauguración de su casa social en Fornelos con la clásica ‘merendada’, o sea, merienda. Vino, jarras y cuncas; boinas y sombreros agitados al aire. Recuerdos a los que están en Buenos Aires, acompañados de buenos tragos de vino directamente de la jarra. Fin.

No recuerdo cómo me enteré de la existencia de este documental. Pero me interesó, claro, y la primera vez que lo vi no presté mayor atención al hecho de que fuese rodado en Fornelos da Ribeira, un pueblo que no conozco. Ahora, luego de investigar sobre el tema, me doy cuenta de que en Fornelos se juntan dos historias especiales, la historia del movimiento agrarista y la historia de los esfuerzos de los emigrantes en América por mejorar las condiciones de vida de sus lugares de procedencia.

Estamos ante una localidad cuyos habitantes laboraron activamente para impulsar su agricultura y su ganadería, pero también con el fin de poner coto al caciquismo. Y para conseguirlo colaboraron estrechamente los de aquí con los de allá, con los emigrados al otro lado del Atlántico. De modo que nuestro documental nace del deseo de los Hijos de Fornelos en Buenos Aires de ver con sus propios ojos la vida diaria de su pueblo y el resultado de su aportación a la construcción de la sede social del Sindicato Agrícola local.

Los ‘Hijos de Fornelos’ en Buenos Aires fueron pioneros en constituirse como sociedad para apoyar el progreso de su pueblo de origen. Primero con el nombre La Concordia y luego desde 1920 como Hijos de Fornelos y Anexos. En su trabajo “Redes sociales y asociacionismo: las ‘parroquias’ gallegas de Buenos Aires (1904-1936)”, Núñez Seixas señalaba que

Todo un enjambre de sociedades gallegas de ámbito parroquial, municipal y comarcal surgió en Buenos Aires, al igual que en La Habana (y, en menor medida, Montevideo), entre 1904 y 1936, con un período de máxima intensidad global entre 1907-1925. La primera sociedad de instrucción conocida en Buenos Aires surgió en abril de 1904. Se trataba de La Concordia, una asociación de los naturales de la parroquia de Fornelos da Ribeira (Salvaterra de Miño, Pontevedra). En su génesis, La Concordia resumía los factores que harán posible el desarrollo de las sociedades microterritoriales: redes microsociales de vecindad y parentela operantes en Buenos Aires, proximidad residencial y/o de lugar de trabajo, y combinación de intereses en su liderazgo entre notables y activistas políticos. La entidad nació a iniciativa de 37 inmigrantes procedentes de Fornelos, muchos de los cuales trabajaban en la fábrica de herramientas, propiedad de los coterráneos Manuel y José M. González, en una calle céntrica de Buenos Aires, con el primer objetivo de dotar a la parroquia de origen de un nuevo cementerio civil y religioso.

Después de algo tan básico como el cementerio, llegarían las escuelas y una casa para el Sindicato. En el lado de acá, los de Fornelos se implicaron en el movimiento agrarista, en la creación de sociedades que aspiraban a defender de modo colectivo los intereses del agro, al igual que hacían los obreros con sus sindicatos.

Las sociedades agrarias luchaban por los derechos de los campesinos y por la modernización técnica de la agricultura. En nuestro caso, como ya señalé, la colaboración entre Galicia y Buenos Aires fue notable. La venta de ganado vacuno se había convertido en una buena fuente de ingresos, y para impulsar su mejora se realizaban concursos de ganado. Los emigrados financiaron uno en Fornelos.

1927

Otra cosa importante era asegurar el ganado vacuno para, como en todos los seguros, recibir una indemnización cuando se producía la pérdida de uno de los bienes más valiosos del campesino. También en este asunto los bonaerenses echaron una mano.

1927

Los de Fornelos participaron desde el principio en el mayor proyecto del agrarismo gallego de los años 1920, Marucoga (Mataderos Rurales Cooperativos de Galicia), que llegó a establecer un matadero frigorífico en O Porriño en 1928, luego fracasado.

1928
Y como ya vimos, además de cementerios y escuelas, o de concursos y seguros de ganado, los emigrados de Buenos Aires contribuyeron a financiar -tema estrella del documental- la sede social del Sindicato, una iniciativa surgida en 1927 y concluida en 1931.

1927

En definitiva, tras tanta colaboración entre los de acá y los de allá, surgió la idea del documental. Su exhibición en Fornelos, en junio de 1931, justo dos meses después de la proclamación de la 2ª República, fue todo un éxito.

1931
Los oradores que pronunciaron discursos en la inauguración –Herberto Blanco, Agustín Vidal y Amado Garra- eran tres fervientes republicanos. El más destacado de los tres era Amado Garra, abogado residente en Vigo que llegó a ser alcalde de la ciudad olívica durante buena parte del año 1932. Era uno de los propietarios de la importante firma de curtidos de Ponteareas Hijos de Garra.

1927


La República fue bien acogida por los de Fornelos. Y una de las razones de tan buena acogida fue que la instauración del nuevo régimen alimentó las esperanzas de que se aclarase por fin una muerte acontecida en 1920, la de un viejo labrador agrarista llamado Juan Domínguez Viéitez. La justicia había dado carpetazo al caso –muerte accidental- pero no tardaron en surgir las sospechas de que la red caciquil dirigida por los Bugallal estaba detrás.

Un periódico de Santiago recogía la noticia en febrero de 1920: “Dicen de Puenteareas que en la mañana del día 2 de este mes fue visto tendido panza abajo sobre una charca en el punto llamado Curxido, el cadáver de Juan Domínguez Viéitez, viudo, de 74 años de edad, del barrio de Pedrapiñeira, en la parroquia de Fornelos, municipio de Salvatierra. De las actuaciones hechas por el Juzgado se desprende que la muerte fue casual.

La convicción de que había habido una mano negra, un asesinato político, fue en aumento, y se creó una ‘Comisión pro-esclarecimiento del crimen de Fornelos’ que recaudó fondos por diversas localidades gallegas y recibió múltiples apoyos de sociedades agrarias y obreras.

1927


La indignación había subido de grado cuando en Sobredo (Tui), a 10 kms de Fornelos, una protesta contra el pago de los foros –rentas de la tierra- culminó en la muerte por las fuerzas del orden de tres campesinos en 1922. Abajo el titular de la noticia, y aquí puede verse un reportaje-documental sobre dichos sucesos, en gallego y de 9 minutos.

1922

En 1932 eran grandes las expectativas de que las autoridades de la República promoverían la revisión del caso y se aclararía por fin lo sucedido con Juan Domínguez.

1932

Pero nada se consiguió. En vísperas de la Guerra Civil el asunto seguía atascado en el Tribunal Supremo.

1936

La Guerra Civil española (1936-39) y las directrices políticas y económicas del régimen franquista truncaron no sólo la investigación sobre el crimen sino también la labor de los agrarios y su cooperación con los emigrados en América.

Más detalles sobre esta historia en el siguiente artículo, escrito por F. Garrido y publicado por el semanario El Tea en 1936 y que describe la fundación, los logros y las dificultades de la Juventud Progresiva de Fornelos. El Saturnino Piñeiro que se cita fue el autor de los textos del documental.

En el invierno del año 1918, a un pequeño grupo de muchachos se les dio por fomar una sociedad, a mejor decir, sintieron la necesidad de agruparse; de tener un lugar donde pasar unas horas de esas noches largas; de alejarse de las tabernas, focos de vicios que llevan al hombre al crimen y al robo. Se consiguió de albergue en el barrio de Casco en una casa de Amadeo Monteagudo. Allí fue el principio de reunión; allí fue donde se empezó por considerar la necesidad de constituirse en entidad; (...) Con la colaboración del incansable luchador Saturnino Piñeiro Groba, que en la primavera de 1919 (Marzo) se aprobó sus reglamentos con el nombre de ‘Juventud Progresiva’. Así nació la ‘Juventud Progresiva’, con el consiguiente disgusto de los de ‘enfrente’, porque veían que tras ellos resurgía un vivir más moderno; que eran las Antorchas que en sus llamas se vislumbraba otra claridad más sana; que romperían esas fuertes cadenas del caciquismo; desde el mismo altar se hacía objeto de mil conjeturas en perjuicio siempre de obstruirle el camino, conceptuándola de una sociedad peligrosa; haciendo llegar a los padres de esos jovenes las más soeces amenazas, tan solo con el fin de destruir a la naciente sociedad (dos rapaces, como me chamaban). (...) mirando siempre hacia las necesidades del campesino, ha procurado dar mitines, siempre con el desinteresado concurso de los dirigentes del Agrarismo D. Amado Garra, los señores Piñeiro y otros, los verdaderos luchadores de la causa Agraria, por cierto en ese entonces y antes perseguidos tenazmente por las huestes del Bugallalismo. (...) Se acogió a la Ley de Sindicatos la naciente entidad. Consiguió la feria de ganados; organizó un concurso de los mismos, que fue un acto brillante ante propios y extraños, dando así una nota de valentía y entusiasmo (siempre con el consiguiente descontento de los de ‘enfrente’), llegando a ser la entidad más fuerte y respetada del distrito; organizó la ‘Sección de Seguro de Ganados’, elevando al seguro un capital de 90.000 pesetas. (...) Desde el púlpito procuraban estorbarle, mientras otras entidades celebraban sus reuniones libremente, La Juventud Progresiva tenía que celebrar, cuando no se le negaba el permiso, con las parejas de la Guardia Civil presentes y ¡cuidado!. No obstante todos los obstáculos que se nos puso con una campaña contraria, difamante, no se ha retrocedido un paso. Esto es un esquema de la obra realizada durante la opresión de gobiernos y autoridades hasta el advenimiento de la República. Del triunfo obtenido en las elecciones que trajeron la República, fue la que dio la nota sobresaliente en el distrito de Salvatierra, fue la que izó la bandera tricolor en el Ayuntamiento, pese a los figurones de esos días. (...)”.